jueves, 13 de julio de 2023

Indiana Jones y el dial del destino (2023)****

 Dir: James Mangold

Int: Harrison Ford, Mads Mikkelsen, Phoebe Waller-Bridge, Antonio Banderas, Karen Allen, Boyd Holbrook, Toby Jones, Shaunette Renée Wilson, Thomas Kretschmann, Olivier Richters, John Rhys-Davies, Jill Winternitz, Mark Killeen, Alaa Safi, Martin McDougall, Andy M Milligan, Nasser Memarzia, Joe Gallina, Rachel Kwok, Corrado Invernizzi, Sam Sharma, Gary Fannin, Ethann Bergua-Isidore


Vuelve el héroe del sombrero y el látigo

He decidido encabezar este artículo nombrando, en su titular, dos elementos que, sin duda, caracterizan a “Indy”, apelativo cariñoso del Doctor Jones, el archifamoso arqueólogo y aventurero del cine: el sombrero y el látigo. Las aventuras de Indiana Jones, a lo largo de estos últimos cuarenta años (se dice pronto), forman parte de nuestra vida; de la infancia, adolescencia y juventud de muchos/as espectadores y amantes del séptimo arte. 




Es, por tanto, un fenómeno audiovisual y cultural que trasciende a lo que puede ser una saga (o franquicia, como lo llaman ahora, apelativo que no me gusta nada) de películas. 

Y es que, Indiana Jones, esa especie de “Doctor Jekyll y Hyde” que, de profesor universitario con traje, pajarita y gafas, se transforma ante el inicio de una nueva aventura (como Clark Kent cuando se convierte en Superman), y provisto de sombrero, su inseparable látigo de cuero y pistola al cinto, pasa a ser el héroe. El héroe de aventuras por antonomasia. Una especie de súper héroe de carne y hueso, mitad atleta, mitad intelectual, capaz de desentrañar cualquier misterio y enfrentarse a cualquier circunstancia. 



Indiana Jones encarna también a la eterna lucha del bien contra el mal, combinación de éxito infalible que tan bien se aplicó a otra saga inmortal, la de Star Wars (La guerra de las Galaxias en España).

En esta quinta película (y quien sabe si, en verdad, última entrega de las aventuras de un personaje ya mítico y, por tanto, inmortal), titulada Indiana Jones y el dial del destino, la dirección es de James Mangold, y el guion de Jez Butterworth, John-Henry Butterworth y el mismo James Mangold, directamente inspirado en los personajes creados por David Koepp y Spielberg (que lógicamente se mantiene en la producción). 

Ahora, Indiana Jones deberá emprender otra aventura contra el tiempo para intentar recuperar un dial legendario que puede cambiar el curso de la historia. Acompañado por su ahijada, el doctor Jones tendrá que enfrentarse a Jürgen Voller, un ex nazi maravillosamente interpretado por el gran actor Mads Mikkelsen (sin duda uno de los aciertos del reparto de la película). 


James Mangold es un sólido cineasta que tiene en su haber títulos de calidad desde hace 
más de veinte años como Copland (1997), Inocencia interrumpida (1999), En la cuerda floja (2005), excelente biopic sobre el cantante Johnny Cash; El tren de las 3:10 (2007), Logan (2017) o Le Mans (2019). Un cineasta que ha tocado con acierto todos los géneros (acción, drama, fantástico e incluso western), y que por tanto no es ningúnnovato en dotar a los filmes de fuerza y calidad. 

Está última entrega de las aventuras de Indiana Jones, cuenta para mí con más aciertos que desaciertos. Utiliza muy bien el cariño que el público tiene al personaje (muchos hemos crecido con él y otros nacieron con Indiana y lo conocerían años después, en sus sucesivas aventuras) así como el muelle emotivo de la nostalgia, para que la película no decaiga en ningún momento y dotarla de un final que resulta emocionante. 

Tiene la mayoría de los ingredientes con los que contaba En busca del arca perdida (Steven, Spielberg, 1981) para mí, sin duda alguna, la mejor de toda la saga. Acción trepidante, el juego del gato y el ratón contra los nazis, capitaneados en esta ocasión por un Mads Mikkelsen que borda el papel. El danés, no en vano, es uno de los mejores actores del panorama actual. 

Por otro lado, el uso de la tecnología para poder mostrar al comienzo de la película a un Indiana Jones más joven, me parece un recurso bien utilizado, aunque nos choque un poco al inicio. En el resto de la película, los efectos digitales se utilizan de un modo muy comedido, lo que le da un cierto aura de película de aventuras ochentera. Por otro lado, habrá que ver lo que aporta la nueva inteligencia artificial al cine, pues a partir de esta segunda década del siglo XXI va a estar omnipresente en todas las disciplinas y terrenos.



Otro de los aciertos de la película es el papel femenino de la ahijada de Indy, que derrocha garra simpatía y fuerza a través de la actriz que la encarna, una Phoebe Waller Bridge a la que habrá que seguir de cerca y que quizá, de forma premonitoria, tuvo un papel en Han Solo (Ron Howard, 2018), personaje que marcó y catapultó a la fama a un, entonces joven Harrison Ford, en La guerra de las galaxias (George Lucas, 1977).




Para mí, Indiana Jones y el dial del destino supone un broche más que digno a una serie mítica que ya veremos si acaba aquí o tendrá continuidad con un nuevo Indiana Jones encarnado por otro actor (o quién sabe si actriz, todo es posible). 

Así que larga vida al héroe de aventuras que ha formado y formará siempre parte de nuestras vidas. Larga vida al héroe del sombrero, el látigo y la sonrisa encantadora. Larga vida a un mito viviente, a “Indy” y a Harrison Ford, pues ambos ya lo son. Mitos de nuestro amado celuloide.

GONZALO J. GONZALVO

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