martes, 18 de octubre de 2016

Historia de una pasión (A Quiet Passion, 2016)****

Dir: Terence Davies

Int: Cynthia Nixon, Emma Bell, Jennifer Ehle, Duncan Duff, Keith Carradine, Jodhi May, Joanna Bacon, Catherine Bailey, , Benjamin Wainwright, Annette Badland, Rose Williams, Noémie Schellens, Miles Richardson, Eric Loren, Stefan Menaul.

Todavía está reciente el estreno de Sunset Song (2015), la anterior película de Terence Davies, y hay que decir que este brillante director inglés (nacido en Liperpool en 1945) sigue en una forma excelente y se ha superado con esta estupenda biografía fílmica de Emily Dickinson (1830-1886), la poetisa nacida en Amherts (Massachussets), considerada, junto a Edgar Allan Poe, Ralph Waldo Emerson y Walt Whitman, entre los más destacados poetas norteamericanos. 

Terence Davies ha sido capaz de acercarse a la compleja personalidad de esta mujer del siglo XIX que decidió interiorizar su existencia y sublimarla en unos versos de gran belleza y sensibilidad que serían conocidos en toda su amplitud muchos años después de su muerte. La película ahonda con sensibilidad en una mujer que pasó los últimos años de su vida encerrada en su casa por propia voluntad, contactando casi exclusivamente por carta. Sus poemas completos fueron publicados inicialmente en 1890, pero con serias alteraciones por parte de los editores (Thomas Wentworth Higginson y Mabel Loomis Todd) y hubo que esperar a que Thomas H. Johnson, en 1956, nos ofreciera una edición sin alteraciones que hizo todavía más evidente la modernidad y calidad de esta poetisa norteamericana. 




Davies, con una sensibilidad y fidelidad exquisitas, nos retrata el ambiente social (de verdad se ha filmado en su casa de Amherts) y familiar, apoyándose en una cuidada planificación y en una delicada fotografía (obra del alemán Florian Hoffmeister). Además, era fundamental contar con actores de una gran capacidad para construir la personalidad de Emily. Utiliza a dos actrices, Emma Bell y Cynthia Nixon, cayendo el mayor peso en la segunda, que la incorpora en sus años de madurez con una pasión brillante e hipnótica. Nos resulta fácil pensar que Emily Dickinson fue tal como nos la describen Cynthia Nixon, la actriz, y Terence Davies, el director y guionista.




Técnicamente hay algunos aciertos deslumbrantes como los trucajes digitales que permiten presenciar a la familia de Emily Dickinson, y a ella misma, “envejeciendo” en una sesión fotográfica que transmite con eficacia esa magia que tiene el cine para nevegar sin límites aparentes por las épocas y vidas del pasado, para conmovernos con su transcurrir comprimido en la cápsula del tiempo fílmico.

Los poemas de la Dickinson, acompañan en todo momento la acción (y la vida) de la protagonista, las canciones, los himnos, la música (interpretada por la Filarmónica de Bruselas) acompasan y destacan con sutileza y belleza todos los momentos del film que, por otra parte, no rehuyen mostrar la dureza de la Guerra Civil mediante imágenes poderosas, a modo de instantáneas del desastre y la muerte, ni mostrarnos las convulsiones y el dolor de la protagonista en una enfermedad que la llevará a la muerte. 

Muerte y eternidad, obsesiones en la poética de Emily Dickinson, presentes en un filme de Terence Davies que logra estar a la altura de los versos de su retratada.

Roberto Sánchez.


-Aragonia-

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