jueves, 13 de marzo de 2014

Oh Boy (2012)***

Dir: Jan Ole Gerster
Int: Tom Schilling, Marc Hosemann, Friederike Kempter, Justus von Dohnányi

Niko (Tom Schilling) es un joven veinteañero que abandona la universidad y acaba vagando por las calles de Berlín, una ciudad que`con sus gentes y paisajes termina por convertirse en personaje decisivo de la trama del filme. Celebrada ópera prima, en blanco y negro,de Jan Ole Gerster que trata, entre otras cosas, sobre el deseo de participar en la vida y la dificultad para encontrar un lugar en el mundo.Seguramente tambiénpuede ser entendida como reflejo simbólico de toda la juventud alemana que parece, como el personaje magistralmente interpretado por Tom Schilling -por cierto brillante también en la miniserie para televisión  "Hijos del III Reich"(2013)- estar todavía marcada por un terrible pasado que parece siempre resurgir y dejar desagradables salpicones en la ¿plácida? existencia de un país que en los últimos años parece de nuevo dispuesto a comandar en Europa, y aunque ahora sea desde el campo de la economía, puede que los  resultados sean tan apocalípticos como en la II Guerra Mundial. Llega con algo de retraso a las carteleras de cine de Zaragoza, afortunadamente en V. O. S. E., y únicamente a las Salas Aragonia que continúan haciendo a los cinéfilos un gran servicio con el que tan solo cumplía en los últimos tiempos la Filmoteca: el respeto a los trabajos cinematográficos europeos, casi siempre olvidados por el resto de los exhibidores..   

R. S.

-Aragonia-

1 comentario:

Luis Betrán dijo...

Gran, gran película que nada tiene que ver con la nouvelle vague, ya que se trata de un film extremadamente político. El paseo de un joven cobarde, apocado, sin ilusiones por un Berlin nocturno y feo y, además, poblado por gente antipática, hostil, violenta y con marcados signos neonazis. Excepcional secuencia en la que un viejo borracho evoca la noche de los cristales rotos. Para ser una obra maestra, le sobra un innecesario final que remarca demasiado lo obvio. Imprescindible aqui, como en "Nebraska", el blanco y negro. A nuestro joven protagonista que ya no observa guerra alguna, sino las devastadoras secuelas de la crisis incluídas las morales (otra guerra), le convendría la famosa máxima de Frantz Fanon: "todo espectador o es un cobarde o es un traidor".