martes, 11 de marzo de 2025

Carretera perdida (1997)***

Dir: David Lynch 

Int: Bill Pullman, Balthazar Getty, Patricia Arquette, Robert Loggia, Robert Blake, Gary Busey, John Roselius, Michael Massee, Richard Pryor, Louis Eppolito, Jack Nance, Lucy Butler, Henry Rollins, Giovanni Ribisi, Natasha Gregson Wagner, F. William Parker, Leslie Bega, Marilyn Manson, Jeordie White.



El universo mental de un creador llamado David Lynch 

El triste suceso del reciente fallecimiento del gran cineasta David Lynch ha derivado en numerosos homenajes y en que, muchas salas comerciales de cine y filmotecas, hayan programado ciclos de proyecciones para refrescar varios de sus mejores trabajos fílmicos y para dar a conocer su interesante obra a nuevos públicos, a espectadores fieles a su figura y al público en general.


No cabe duda de que Lynch es de esos directores que nunca dejan indiferente. Despierta pasiones y odios 
a partes iguales entre el público. Y la mayoría de sus filmes, extraños y crípticos, resultan difícilmente comprensibles para el espectador medio o que suele acudir a las salas para evadirse un par de horas y disfrutar de una historia lineal y facilona. El cine de Lynch, salvo raras excepciones, como El hombre elefante (1980), para mí una obra maestra absoluta y, desde luego de mis favoritas del cineasta estadounidense.



Los cines Aragonia de Zaragoza, han programado un ciclo especial gracias al que, se han podido disfrutar de nuevo en pantalla grande, títulos emblemáticos de Lynch como Cabeza borradora (1977), su primer largometraje, la más surrealista y rompedora; la ya citada El hombre elefante, Carretera perdida (1997), título que me apetecía recuperar, pues lo tenía muy olvidado y nebuloso, Corazón salvaje (1990), Una historia verdadera (1999) o Mulholland Drive (2001). Inolvidable también la serie Twin Peaks (1990 y 18 capítulos nuevos en 2017), que revolucionó el mismo concepto de “serie de televisión”, innovadora y revolucionaria como pocas, y llevada también a la gran pantalla como largometraje en 1992.



Los largometrajes del cineasta de Montana, se caracterizan por mostrar dos mundos paralelos que, en determinados momentos, coinciden o se entremezclan, el de la realidad y el de las pesadillas. La obsesión por desentrañar ese jeroglífico imposible que es la mente humana y sus propias contradicciones y plasmar todo ello en una pantalla a través de fotogramas, es el sello de identidad y, al mismo tiempo, caballo de batalla, de este creador visual infatigable (cineasta, guionista, fotógrafo, escultor, pintor, etc..). 


En el título en que ahora me voy a centrar (que para mí no es uno de los más redondos de Lynch, pero sí 
lo suficientemente atractivo e interesante), el propio cineasta definió Lost Highway (1997), como una película de “horror noir del siglo XXI». Una obra sobre la identidad, la paranoia, la obsesión erótica, el sexo y la venganza, construida con una maestría técnica impresionante y con una banda sonora influenciada por el jazz de su compositor habitual, Angelo Badalamenti, en colaboración con Trent Reznor.


Carretera perdida es, como casi todo el cine de Lynch, hipnótica, desconcertante, un viaje lisérgico 
que atrapa al espectador desde la primera secuencia. Un thriller neo noir en el que se mezclan las ambiciones, el deseo, el sexo, la muerte y la venganza, todo ello aderezado por una fotografía y un montaje perfecto para los fines que pretende el cineasta, cuya concepción mental de las historias no es nada sencilla de plasmar y llevar a la pantalla.



No faltan tampoco referencias cinematográficas y guiños, como a Vértigo (Alfred Hitchcock, 1958), o más recientes, a Doble cuerpo (Brian De Palma, 1984) de Brian De Palma o a InseparablesDead Ringers (David Cronemberg, 1988), un cineasta con el que tiene bastantes conexiones en común.


Con una estética peculiar, marcada también por la moda de la década de los 90, Carretera perdida en 
ese sentido no ha envejecido demasiado bien, aunque su atmósfera subyugante, insana, inquietante y perturbadora se mantiene intacta. A destacar la terrorífica e impactante figura del “hombre misterioso” y el doble papel de una bellísima Patricia Arquette, que interpreta tanto a Renee Madison como a Alice Wakefield, esposa y amante, prototipo de la femme fatale, que encarna el deseo, el poder de la seducción y la manipulación, capaz de llevar al abismo del crimen y la perdición al más pintado.



Con sus luces y sus sombras, con sus aciertos y sus defectos, Carretera perdida no deja de ser un filme fascinante que contiene muchos de los elementos, claves y temáticas del cine de David Lynch. Y es que, su cine, al igual que muchas obras de arte pictóricas o escultóricas, en muchas de sus escenas y secuencias, simplemente hay que admirarlo y disfrutarlo, aunque no sea plenamente comprensible. Su cine es, al igual que ocurre con Cronenberg, de provocar sensaciones, preguntas y reflexión posterior. Es de los que dejan poso y, conviene revisar y revisionar, porque siempre se descubren nuevos detalles que enriquecen al que sigue mirando, a veces estupefacto, sus imágenes.



Con el fallecimiento de David Lynch, se nos va sin duda, uno de los mayores creadores visuales y una de las mentes más brillantes del siglo XX y parte del XXI. Y su cine se seguirá estudiando y analizando en las facultades y escuelas de cinematografía por su audacia, complejidad visual y narrativa. Su Cine y su obra, como todas las de los grandes creadores, no morirá nunca. Y, con el paso del tiempo, sus películas, en mayor o menor medida, ganaran en pátina y apreciación.



Hasta siempre maestro. Gracias por habernos abierto la puerta a su universo mental. Ha sido y será siempre un placer...., una pesadilla...,o un sueño..., o todo a la vez, disfrutar de sus complejas e interesantes obras.

GONZALO J. GONZALVO

Escritor y Crítico de Cine