miércoles, 2 de mayo de 2018

Custodia compartida (Jusqu'à la garde, 2017)****

Dir: Xavier Legrand
Int: Léa Drucker, Denis Ménochet, Thomas Gioria, Mathilde Auneveux, Coralie Russier

Como la vida misma

Como siempre digo, el cine francés, de forma habitual, raya a gran altura en cuanto a su calidad artística y su gran elenco de actrices, actores y directores. Creadores del “Film Noir” (Cine negro) que pronto copiaron los cineastas norteamericanos con el mismo término, se nota que los cineastas franceses han mamado de este género de mano de los  mejores maestros (desde Marcel Carné, pasando por el Polar francés de los 70 y, posteriormente, con la madurez creativa de directores de la Nouvelle Vague como Jean-Luc Godard, François Truffaut y  Claude Chabrol, quizás el más sofisticado y especializado en el género, con maravillas como Gracias por el chocolate (2000) o La flor del mal (2003), por citar unas pocas de una extensa producción en la que la habilidad de Chabrol para fusionar el subgénero de crímenes y  la crítica social (en especial a la burguesía) rayan a gran altura. 



Custodia compartida (cuyo título original en francés hace un juego de palabras con las diversas acepciones de significado del término “garde”, que tanto puede aludir a la “custodia” como a la “detención”, por lo que el título original francés se podría traducir tanto como “Hasta la custodia”, como por “Hasta la detención”) es un drama procesal que bebe también del Noir francés (sobre todo en su tramo final) muy realista. Un film seco y aséptico que, sin ningún tipo de concesión o artificios dramáticos, nos conduce con firmeza por la senda del desasosiego y esa incertidumbre que tan bien caracteriza a los grandes filmes de suspense. 



Sabemos que algo va a pasar porque las cosas no van bien, pero como espectadores, ignoramos hasta el último momento que final va a tener esta historia. Una historia que tiene como protagonistas al matrimonio formado por Myriam y Antoine Besson, padres de dos hijos (una hija de unos 18 y Julien, un niño de unos 10, que recuerda un tanto al Antoine Doinel de la magnífica Los 400 golpes (1959), de Truffaut. 

En pleno proceso de divorcio, ella solicita la custodia exclusiva de su hijo para protegerlo de un padre al que acusa de violento. Antoine defiende su caso como un padre ignorado y menospreciado. Finalmente, la juez del caso sentencia a favor de la custodia compartida, con una gran frase: “No sé quien miente más de ustedes dos”. Rehén del creciente conflicto entre sus padres, el joven Julien se encuentra entre la espada y la pared, teniendo que verse con ambos progenitores sin que cuenten sus decisiones. 



Como en los grandes filmes Noir (por eso digo que esta película bebe mucho de ellos), los protagonistas se mueven en esa difusa línea en la que ninguno parece tan bueno ni tan malo, esa escala de grises humana tan real como la vida misma. El actor y director, Xavier Legrand, con este su primer largometraje, maneja a la perfección el tempo y sabe extraer petróleo retratando esos instantes de la vida cotidiana que, a priori, no resultan emocionantes para nadie si pensamos en trasladarlos de la vida real al cine. Muy al contrario, Legrand introduce dosis de intriga y suspense en esa evolución de la historia y de los propios personajes, con elegancia y sabiduría. Sin recurrir nunca a la lágrima fácil, al sentimentalismo o al amarillismo. No en vano, con su anterior trabajo: Antes que perderlo todo, cortometraje nominado a los Oscar de 2013 y ganador del César francés al mejor corto ese mismo año (no olvidemos señores y señoras que los cortometrajes también son cine, y que pueden tener una gran calidad artística) ya exploraba este mismo tema que, ahora, ha decidido trasladar al largometraje con un reparto de actores no demasiado conocidos pero que están fantásticos. Ninguno de los dos protagonistas son grandes estrellas de la gran pantalla, lo que en lugar de "restar", potencia su verosimilitud, al aparecer como personas normales y corrientes que intentan sobrevivir y tirar para delante en su día a día. En definitiva, se trata lde darles una textura de “carne y hueso”, muy real.  En este sentido, tanto Denis Ménochet (que no obstante cuenta con una extensa filmografía, aunque más como actor secundario en filmes franceses y norteamericanos) como Léa Drucker (actriz curtida en numerosos cortos y series de TV) dan vida de forma solvente a los padres; mientras que Thomas Gioria y Mathilde Auneveux, encarnan a la perfección a los hijos de éstos y muestran con una expresividad contenida y muy realista los difíciles momentos que tienen que vivir. 

Por otro lado, el espectador recibe en sus propias carnes, sin coraza ni protección alguna,todo el realismo y la dureza de estas situaciones terribles lamentablemente tan cotidianas que, cada día, vemos saltar a los medios de comunicación, en las calles e incluso podemos padecer en nuestra propia vida (quien no ha sufrido una separación o una ruptura dolorosa, con o sin hijos). En este sentido, el filme es tan crudo y real como la vida misma. 

Jusqu'à la garde, ganador del León de Plata y nominado al Oro al Mejor Director en el Festival de Venecia, Miami y Zurich en 2017, y Premio de la Audiencia en el de San Sebastián también de ese mismo año, amén de otras muchas nominaciones y menciones, es una ópera prima tan sencilla como inteligente y bien narrada, que hace que, desde luego, a partir de ahora, haya que estar muy pendiente de este director y guionista francés que hasta ahora había demostrado ciertas habilidades como actor y sólo había dirigido un cortometraje. Recuerden su nombre: Xavier Legrand. 

Gonzalo J. Gonzalvo

-Aragonia-

1 comentario:

Roberto Sánchez dijo...

Darle toda la razón al compañero y colaborador Gonzalo J. Gonzalvo. Incidir en el gran trabajo de los actores protagonistas, pero con una especial mención al chaval Thomas Gioria, que nos ayuda a entender el pánico y el terror (absolutamente naturalista) que puede producir un padre violento, sin necesidad de darle una paliza. Sin duda en el film hay conexiones con los planteamientos de Claude Chabrol, pero el verismo con el que se retratan algunas situaciones (gracias al soberbio trabajo de actores) y a la concisión y precisión con las que dirige Xavier Legrand, me hacen pensar en una de las mejores películas de los últimos meses que, además, demuestra que todavía se puede hacer un buen cine inspirándose en la realidad...