martes, 28 de septiembre de 2021

Cry Macho (2021)****

 Dir: Clint Eastwood

Int: Clint Eastwood, Eduardo Minett, Natalia Traven, Dwight Yoakam, Fernanda Urrejola, Sebestien Soliz, Horacio García Rojas, Daniel V. Graulau, Ana Rey, Brytnee Ratledge, Paul Lincoln Alayo, Alexandra Ruddy, Amber Lynn Ashley, Joe Scoggin, Elida Muñoz, Abiah Martinez, Ramona Thornton



Los viejos vaqueros nunca mueren

El Sr. Clint Eastwood ha cumplido, nada más y nada menos, que 91 años. Eso le convierte en uno de los directores ya considerados clásicos que, al igual que Woody Allen, siguen haciendo cine poseedores de una inteligencia preclara y una  vitalidad incombustible que hace pensar que, como el inefable Obélix, proviene de poderes mágicos. Y es que, Míster Eastwood, lo ha vuelto a hacer. 



Estamos ante una road movie con marcadas características de western en la que sus temas troncales: la lealtad, el perdón, la redención, la amistad, el paso del tiempo...La Vida con mayúsculas, en definitiva, vertebran toda la narración con elegancia y comedimiento, sin alardes ni pirotecnias innecesarias. El propio proceso de envejecimiento nos muestra a un Eastwood más calmado, pero no menos rebelde y peleón, que, en este caso, para devolver un favor a un amigo, emprenderá un peligroso viaje a México para regresar con Rafo (un jovencito Eduardo Minett), que sobrevive en las calles gracias a su gallo "Macho" para evitar el continuo maltrato de su madre Leta (interpretada por la explosiva Fernanda Urrejola), una hermosa y despiadada mujer que vive en una mansión a las afueras del DF con guardaespaldas armados. 



Con guión de Nick Schenk y Richard Nash basado en su propia novela, Cry Macho nos vuelve a mostrar esos paisajes agrestes en los que los viejos cowboys en los que los viejos cowboys como Mike Milo (Eastwood), una vieja estrella del rodeo norteamericano, se mueven como pez en el agua. En este sentido, Cry Macho nos hace recordar esos maravillosos westerns clásicos de directores como John Ford, Bud Boetticher o George Stevens. Cry Macho tiene, por tanto, ecos de Infierno de cobardes (1973), de El jinete pálido (1985) y de esa obra maestra de Clint Eastwood llamada Sin perdón (1992). Sobre todo en esa maravillosa fotografía de Ben Davis y la deliciosa banda sonora de Mark Mancina, siempre bajo la estricta supervisión del propio Eastwood. 



Estamos pues ante un hermoso western crepuscular que, bajo esa estructura de road movie, nos vuelve a mostrar en toda su belleza la América rural de Texas y también los paisajes del otro lado mexicano de la frontera, no menos hermosos. La propia naturaleza, en todo su esplendor, es otro protagonista más, al igual que los caballos, de esta historia humana en la que los silencios y las miradas son tan elocuentes como esos hermosos planos y  secuencias (hasta se atreve con un travelin al más puro estilo de la "fordiana" La diligencia de 1939) que emocionan y conmueven al espectador. Y es que...los viejos cowboys...,al igual que los viejos rockeros,... nunca mueren.

Gonzalo J. Gonzalvo

Blue Bayou (2021)***

Dir: Justin Cho

Int: Justin Chon, Alicia Vikander, Mark O'Brien, Sydney Kowalske, Linh Dan Pham, Susan McPhail, Martin Bats Bradford, Sylvia Grace Crim, Rhonda Johnson Dents, Vondie Curtis-Hall, Renell Gibbs, Jim Gleason, Randy Austin, Emory Cohen.



El drama de la inmigración hecho cine 

La historia de Blue Bayou nos traslada a Louisiana, donde un hombre de origen coreano,  criado en Estados Unidos, deberá enfrentarse a un proceso de deportación que amenaza con destruir toda su vida y esfuerzos en ese país. Antonio, interpretado por el propio director Justin Chon, deberá hacer frente a un complejo proceso legal que le obligará enfrentarse a su duro pasado y al racismo que pervive en la sociedad estadounidense mientras trata de mantener a flote su vida familiar. 



Justin Chon ha ido desarrollando una carrera como cineasta con películas centradas en el ámbito social, pasando por festivales como Sundance, hasta hacerse hueco en Cannes con este Blue Bayou, un trabajo centrado en el tema de la inmigración de Estados Unidos y sus desgarradoras consecuencias. 

Hay mucha intención de denuncia en este relato, pero también mucho talento cinematográfico detrás. Todas las penurias y emociones por las que pasa el protagonista son plasmadas en pantalla componiendo una poesía fílmica que también hemos podido disfrutar en filmes asiáticos como el coreano Tren a Busan (Sang-Ho Gyeon, 2016). En este caso con una maravillosa fotografía que compone imágenes y escenas cinematográficas de una belleza pictórica. 

Un reparto adecuado, en el que sobresale la siempre maravillosa Alicia Vikander, aporta mucha fuerza dramática a una historia ya, de por sí, desgarradora. 

Por ponerle un pero, en su tramo final, se torna en exceso lacrimógena, aunque eso no le resta méritos artísticos a su concepción y puesta en escena. Con una mayor contención en ese aspecto estaríamos hablando de casi una obra maestra.  

Blue Bayou es una de las opciones más interesantes de la actual cartelera y, a pesar de llevar sello de cine estadounidense, muestra esa forma de sensibilidad diferente de los cineastas asiáticos, en especial los coreanos, recientes triunfadores con trabajos como la excepcional Parásitos (Bong Joon Ho, 2019) . 

Gonzalo J. Gonzalvo 

sábado, 25 de septiembre de 2021

Dune (2021)***

 Dir: Denis Villeneuve

Int: Timothée Chalamet, Rebecca Ferguson, Oscar Isaac, Josh Brolin, Jason Momoa, Stellan Skarsgård, Zendaya, Javier Bardem, Sharon Duncan-Brewster, Charlotte Rampling, Chang Chen, Stephen Henderson, Dave Bautista, Babs Olusanmokun, David Dastmalchian, Golda Rosheuvel, Benjamin Clémentine, Souad Faress.


En el mismo año que se estrenaba la adaptación de David Lynch (1984), yo leí la primera novela de Dune, unos meses antes del visionado de la película. Dune es la primera entrega de una extensa serie de novelas que Frank Herbert inicio en 1965 y que ha terminado por convertirse en toda una leyenda con seis entregas directas y al menos ocho novelas más a cargo de su hijo Brian Herbert y Kevin J. Anderson. El impacto que me produjo la trilogía inicial, que devoré embebido y transportado al universo de Arrakis (el nombre real del planeta Dune), me hizo desear con pasión su adaptación al cine. Y, ante mi sorpresa, uno de los directores que más me gustaban (y me gustan), afrontó la compleja adaptación. La película, resultó fallida, pasó a convertirse en una leyenda igualmente, todo lo que le faltaba (o le sobraba) se lo añadía el espectador que, como en mi caso, ya era un iniciado si había leído la primera entrega. Luego, con el tiempo, nos enteramos de la desavenencias entre Lynch y el productor Dino de Laurentiis que no habían favorecido el resultado final de esta aproximación entre los visionarios y complejos universos de Lynch y Herbert. 



La estupenda traducción de Domingo Santos (1949-2018), uno de los mejores novelistas españoles del género, para la edición de Ultramar de 1982 que yo devoré con pasión, en su versión de bolsillo (abril de 1984), abría las puertas a muchas cuestiones como la ecología, la historia de las religiones, las estrategias políticas y militares, las disputas por el control de materias estratégicas y una rica descripción de una extensa galería de personajes.


La fascinación por la novela atrajo igualmente al polifacético artista y director chileno de culto Alejandro Jodorowsky que en 1975 soñó con su adaptación. Empezó a elaborar el proyecto junto al guionista de Hollywood y maestro de efectos especiales Dan O'Bannon, H. R. Giger, el (futuro) diseñador de Alien (Ridley Scott, 1979), y el artista de cómics Jean “Moebius” Giraud, todos bajo su dirección. Este proyecto era una superproducción cuyas cotas de ambición sobrepasaban todos los límites. Un sueño que se derrumbó antes de poder alzarse. Tras cuatro décadas, el documental Jodorowsky's Dune (2013) de Frank Pavich desvela el film que pudo ser el Dune de Alejandro Jodorowsky, con un tratamiento similar a Lost In La Mancha (2002) de Keith Fulton y Louis Pepe, o cómo narrar el fracasado primer intento de Terry Gilliam adaptando El Quijote, y que nos permite descubrir entrevistas con sus principales artífices y una inmersión en todo el trabajo de pre-producción creado para una película nunca hecha. 

Antes de la expansión e imposición de las plataformas audiovisuales hubo dos intentos (también fallidos, ahora por sus resultados) de adaptar las novelas de Herbert para la televisión. Ni Dune, la leyenda (John Harrison, 2000), serie de 3 episodios (con algo más de 4 horas), ni Hijos de Dune (Greg Yaitanes, 2003), con otros tres episodios (también con más de 4 horas), lograron tener éxito.



Este extenso preámbulo, explica, en realidad, que la industria todavía podía apostar de nuevo por las historias relatadas en la saga de Dune. Y, en principio y teniendo en cuenta los resultados iniciales de taquilla, parece que se ha dado con algunas de las claves para su éxito. El guion ha sido concebido por el propio director Denis Villeneuve, junto a Eric Roth y Jon Spaiths. Roth, nacido en Nueva York en 1945 tiene ya una larga trayectoria como productor y guionista desde 1970, destacando en trabajos como Forrest Gump (Robert Zemeckis, 1994), Munich (Steven Spielberg, 2005), El curioso caso de Benjamin Button (David Fincher, 2008); Jon Spaihts, también neoyorquino, está más relacionado con géneros como la fantasía y la ciencia ficción, desde su primer guion La hora más oscura (Chris Gorak, 2011), pasando por Prometheus (Ridley Scott, 2012) o Doctor Strange (Doctor Extraño) (Scott Derrickson, 2016); y el canadiense Villeneuve, con trabajos como Incencios (2010), en el que dirige y guioniza la obra teatral de Wajdi Mouawad, Prisioneros (2013), Enemy (2013), una adaptación de un texto de José Saramago en manos de Javier Gullón, o Sicario (2015). Y dentro del género de la ciencia ficción: La llegada (Arrival) (2016) y Blade Runner 2049 (2017), que retoman la ciencia ficción adulta, la primera, un guion de Eric Heisserer adaptando una historia de Ted Chiang, y la segunda, arriesgada apuesta al retomar el espíritu de ¿Sueñan los androides con ovejas elécticas? de Philip K. Dick, adaptado ahora por Hampton Fancher y Michael Green.


El equipo de guionistas han logrado, sacrificando algunos aspectos y contextualizaciones (parece inevitable), transportarnos al universo de Dune, han logrado crear un ritmo narrativo que huye de lo contemplativo e introduce la complejidad de las diversas tramas con fluidez. Villeneuve es un director con personalidad pero que no entra en contradicciones graves con la Industria (algo que si le pasó a Lynch) y por eso ha logrado recrear el universo de Herbert acercándolo al gusto de la mayoría. Conociendo sobradamente la trama, las 2 horas y 35 minutos de esta primera entrega se me han pasado como un suspiro (con el pesar de la obligatoria mascarilla). 



El reparto cumple bien su cometido de hacer realidad una galería de personajes extensa que se quedará en la mítica del cine de ciencia ficción. La segunda parte debe resolver las tramas que inevitablemente han quedado abiertas y,  rellenar las lagunas planteadas al no explicar suficientemente la cronología o conceptos decisivos para entender el contexto sociopolítico como el "Jihad Butleriano" o la existencia de una Biblia Católica Naranja. Si no se explican mínimante en un futuro, les remito a la lectura del libro que a pesar de sus fechas de concepción no ha perdido vigencia...



  A la gente cuyo trabajo va más allá del campo de

las ideas y penetra en la "realidad material": a los

ecólogos de las tierras áridas, dondequiera que estén,

en cualquier tiempo donde trabajen, dedico esta ten-

tativa de extrapolación con humildad y admiración.

(Frank Herbert, dedicatoria inicial de la novela Dune)


Roberto Sánchez.


jueves, 2 de septiembre de 2021

Annette (2021)****

Dir: Leos Carax

Int: Adam Driver, Marion Cotillard, Simon Helberg, Dominique Dauwe, Kait Tenison, Latoya Rafaela, Rebecca Dyson-Smith, Timur Gabriel, Kevin Van Doorslaer, Devyn McDowell, Ornella Perl, Christian Skibinski, Marina Bohlen, Nino Porzio, James Reade Venable, Charlotte Brand, Colin Lainchbury-Brown, Kristel Goddevriendt, Filippo Parisi, Michele Rocco Smeets, Elke Shari Van Den Broeck.


El director francés Leos Carax (nacido en 1960) no es muy prolífico. Desde 1980, año en el que se inició en 
la dirección cinematográfica, sólo ha firmado siete largometrajes de ficción. En 1991 triunfa con la memorable Los amantes del Pont-Neuf, protagonizada por Juliette Binoche y Denis Lavant. En 2012, provoca no pocas controversias con Holy Motors, en la que su vertiente surrealista es más que patente y se va a reforzar en el siguiente trabajo al que hubo que esperar hasta 2021. 


Carax, suele ser el guionista de sus películas, pero con buen criterio aquí dejará esa función a otros. 
Puesto que estamos ante un musical, serán Ron Mael y Russell Mael (Sparks), los que firman música y guion, o mejor dicho, el "libreto" de esta ópera pop-rock. Su habitual colaboradora, la directora de fotografía Caroline Champetier, potencia el sentido onírico de la historia.



Henry (Adam Driver) es un monologuista cómico de humor incisivo. Ann (Marion Cotillard), una cantante de renombre internacional. Centro de todas las miradas, juntos forman una pareja feliz rodeada de glamur. El nacimiento de su primogénita, Annette, en un juego surrealista que aceptas (o abandonas la película), es interpretada por una serie de títeres creados por Estelle Charlier y Romuald Collinet, quienes crearon nueve cuerpos diferentes para la ‘bebé Annette’, a quien vemos en la película evolucionar desde el nacimiento hasta convertirse en una niña de cinco años interpretada por Devyn McDowell, en una de las escenas finales. Annette es una niña misteriosa con un destino excepcional que les cambiará la vida.


Las "salidas de tono" de Henry, quieren ser un pálido reflejo de míticos monologistas como Lenny Bruce, al que se dedicó el inquietante biopic titulado Lenny (1974), dirigido por Bob Fosse. Como ocurría con aquel, hay un aura autodestructiva y sociópata en esta estrella de la "nada" (un signo de nuestros tiempos), que llevará mal su comparación (inevitable) con el arte aparentemente sublime de Ann. Creo que conscientemente (con Carax, siempre es difícil saberlo), el protagonismo de Adam Driver, termina por devorar a todos los personajes, a sí mismo, e incluso a los inquietantes títeres que serán Annette durante casi todo el metraje.



Visualmente brillante, hay que insistir en que estamos ante un musical con una historia que podría resumirse en unos pocos renglones, este último trabajo de Leos Carax, supone una apuesta por un cine de un surrealismo personal e intransferible, que aceptas u odias y que lo sitúa en un territorio incómodo pero muy atractivo para los que no quieren adocenarse. La forma de contar es decisiva, la historia no importa demasiado, sí los retos y provocaciones que Henry / Leos nos proponen. Música, títeres, muerte, redención...Si no te atreves con este film oscuro (por los senderos tortuosos de Edgar Allan Poe) y romántico, no vuelvas al cine...


¡Ah, ya lo olvidaba!, en la polémica habitual con las películas de Carax, yo he decidido que soy de su bando...¡Viva el cine!

Roberto Sánchez

 

Jinetes de la justicia (Retfærdighedens ryttere, 2020)****

 Dir: Anders Thomas Jensen

Int: Mads Mikkelsen, Nikolaj Lie Kaas, Gustav Lindh, Roland Møller, Nicolas Bro, Lars Brygmann, Albert Rudbeck Lindhardt, Morten Suurballe, Jakob Ulrik Lohmann, Rikke Louise Andersson, Jesper Groth, Gustav Dyekjær Giese, Henrik Noél Olesen, Jesper Ole Feit Andersen, Kaspar Velberg, Rigmor Ranthe, Anne Birgitte Lind, Peder Holm Johansen, Raivo Trass, Johanne Dal-Lewkovitch, Andrea Heick Gadeberg.



Thriller y humor con sello nórdico.  

Quinto largometraje del danés Anders Thomas Jensen. Una deliciosa película que mezcla con verdadera sabiduría narrativa y un estilo propio el thriller de acción, la comedia y el drama humano. Con un reparto de actores en estado de gracia, liderado por esa bestia fílmica llamada Mads Mikkelsen, extraordinario actor al que, no hace mucho, pudimos disfrutar en Otra ronda (Thomas Vinterberg, 2020), otro maravilloso filme nórdico y que, en mi opinión, está en el esplendor de la madurez de su carrera cinematográfica. 

Jinetes de la justicia nos cuenta la dura historia del militar Markus, que debe regresar a casa con Mathilde, su hija adolescente, cuando su esposa muere en un trágico accidente de tren. Todo parece ser fruto de la mala suerte, hasta que Otto, un experto en matemáticas y estadística de seguros y también pasajero del tren siniestrado, aparece con sus dos excéntricos colegas, Lennart y Emmenthaler. Otto está convencido de que alguien está detrás de todo y que lo que ocurrió no fue un accidente casual. El actor Nikolaj Lie Kaas, es otro de los protagonistas. Conocido por interpretar la saga policíaca nórdica compuesta por la tetralogía de Los casos del departamento Q: Misericordia (2013), Profanación (2014), ambas dirigidas por Mikel Norgaard, Redención (Hans Petter Moland, 2016), y El expediente 64 (Christoffer Boe, 2018), acompaña al inmenso Mads Mikkelsen con dignidad, siendo ellos dos los que sostienen el peso de la trama de Jinetes de la justicia (su título original en danés-noruego es Retfærdighedens ryttere, algo bastante impronunciable).


Estamos ante un fantástico guion firmado por el propio director (experimentado guionista en numerosos filmes) y 
por Nicolaj Arcel, que transita de forma admirable entre los géneros, saltando del thriller a la comedia y al drama en momentos puntuales pero sin que chirríe nada, muy al contrario, enriqueciendo la historia y dotando a los personajes de una humanidad que los aleja de las típicas películas norteamericanas llenas de adrenalina y explosiones y protagonizadas por machos alfa llenos de testosterona. Aquí, el macho alfa, aunque igual de letal para sus enemigos, muestra su corazoncito ante sus compañeros de aventura y también ante el espectador. 

Una película que entretiene con humor e ingenio, que también, indudablemente, contiene escenas trepidantes. Un filme que parece de un metraje inferior, y deja al espectador con ganas de más (cuando uno se lo está pasando tan bien en el cine… quien quiere salir…).


Jinetes de la justicia es una película atípica. Estaría dentro del subgénero del cine policíaco de 
“justicieros”, pero, en este caso, su entidad y trasfondo es mayor que el habitual en este tipo de filmes. La culpa y la redención son temas fundamentales en un filme que, con un sello genuinamente nórdico, posee una humanidad y un aura de espiritualidad en sus personajes que, unido a la calidad interpretativa de sus actores y actrices, hace que juegue en otra liga y trascienda a la típica película norteamericana de venganzas y justicieros/as. 

Un gran guionista que, ante las cámaras, ha demostrado un gran pulso narrativo y un humor bastante especial. Pero es que, cuando el humor es bueno, da igual de que latitud venga. Yo que ustedes, no me perdería las andanzas de estos curiosos y extraños Jinetes de la justicia. Sin duda, una de las películas más refrescantes y entretenidas de este extraño y canicular verano en el que las sempiternas mascarillas nos siguen imposibilitando disfrutar del cine en las grandes salas con la comodidad con la siempre lo hemos conocido. 

Esperemos que la tan anhelada y vieja normalidad se imponga por fin en el año venidero a esta extraña y tediosa “nueva normalidad”. Y que las risas y los suspiros que caracterizan a los seres humanos, regresen de nuevo a nuestros cines sin miedo a mostrarse. 

GONZALO J. GONZALVO