jueves, 19 de octubre de 2023

Golpe de suerte / Coup de chance (2023)****


Dir: Woody Allen

Int: Lou de Laâge, Niels Schneider, Valerie Lemercier, Melvil Poupaud, Elsa Zylberstein, Grégory Gadebois, Guillaume de Tonquedec, Bárbara Goenaga, Jeanne Bournaud, Anne Loiret,Sara Martins, Arnaud Viard.


La suerte de que un gran cineasta siga vivo 



Cuando el ya octogenario Woody Allen se define a sí mismo, afirma que es una persona que solo sirve para el arte y para divertir a la gente. Como si eso fuera poco. Que la vida ordinaria le aburre y se siente al margen, sentimiento común entre todos los artistas y creadores. Y así, lleva nada más y nada menos que casi sesenta años, no sólo entreteniéndonos y divirtiéndonos, sino también haciéndonos reflexionar sobre los temas más fundamentales y troncales de la existencia: la vida, el amor, la muerte y lo posterior a ella según la religión y las propias creencias. Desde su primer largometraje, What's Up, Tiger Lily? (1966), Allen demostró un gran ingenio y estar dotado para la comedia y el humor. 

Tras ella vinieron éxitos como Toma el dinero y corre (1969) o Sueños de seductor (1972), pero será en 1977 con Annie Hall y, especialmente, con la excelente Manhattan (1979), cuando su carrera tendrá un punto de inflexión ascendente, siendo considerado a partir de ellas como un gran cineasta y no solo como un joven y prometedor comediante. A partir de ahí y hasta este Golpe de suerte, cincuenta largometrajes entre los que se encuentran verdaderas obras maestras como Delitos y faltas (1982), de la que bebe indudablemente este último trabajo del neoyorquino; Balas sobre Broadway (1994), Macht Point (2005), otro título fundamental que junto a Delitos y faltas y Golpe de suerte, bien podría formar una maravillosa trilogía sobre el azar, el delito; el bien y el mal como caras de una misma moneda que gira en el aire hasta caer definitivamente y mostrarnos el resultado final.




Allen, con el bagaje que da el oficio y su larga trayectoria como cineasta, utiliza con verdadera maestría el suspense, los giros de guion (también, por supuesto, suyo), la deliciosa banda sonora de jazz y la maravillosa fotografía del oscarizado Vittorio Storaro (autor de la fotografía de El último tango en París, Apocalipsis Now o Corazonada, entre otros...) para componer un filme verdaderamente delicioso, inteligente y artísticamente impecable. Allen tiene además la facultad de seguir deleitándonos con sus temas fundamentales habituales en su filmografía que ya he citado antes, sin perder un ápice defrescura y calidad narrativa; con esos guiones perfectos marca de la casa “Allen” que funcionan como un mecanismo de relojería suiza, usando también el sistema de “muñeca rusa”, introduciendo paulatinamente personajes en la trama para darle mayor complejidad e interés.



Y.... se preguntarán... ¿Qué es lo que nos cuenta el veterano cineasta neoyorquino en Golpe de suerte

Pues bien, de entrada, Allen nos presenta a Fanny (Lou de Laâge) y Jean (Melvil Poupaud), una pareja que encarna, aparentemente, el matrimonio ideal. Ambos son profesionales que disfrutan con su trabajo y viven a todo trapo en un lujoso piso en un exclusivo barrio de París. Parecen tan enamorados como el primer día. Pero cuando Fanny se cruza accidentalmente con Alain (Niels Schneider), un antiguo compañero del instituto, su vida sentimental y personal se trastoca por completo. A partir de ahí, una sucesión de hechos y situaciones van envolviendo y cautivando al espectador hasta el desenlace final.

A caballo entre la comedia y el thriller, Golpe de suerte nos atrapa desde el primer fotograma. El director nos introduce a la que, sin duda, será otra de sus “chicas Allen”, Lou de Laâge, que nos cautiva con su belleza y su encanto, ese “charme” tan francés que, sin duda, también ha cautivado al propio Allen en más de una ocasión (recordemos Midnight in Paris, 2011). También excelentes la veterana Valerie Lemercier, Niels Schneider y Melvin Poupaud.

A sus ochenta y cinco años y con cincuenta largometrajes a sus espaldas, pocos son ya los cineastas vivos que se pueden comparar al veterano Woody Allen, un creador que, el día que nos falte, los que hemos crecido con él desde niños y que, además, amamos al séptimo arte, lo vamos a echar mucho de menos. Así que, mi recomendación es que no se pierdan su último estreno porque, sin duda, poder seguir disfrutando de sus obras, es un verdadero “golpe de suerte”.

GONZALO J. GONZALVO

Escritor y Crítico de Cine.

jueves, 14 de septiembre de 2023

The Equalizer 3 (2023)****

 Dir: Antoine Fuqua

Int: Denzel Washington, Dakota Fanning, David Denma, Gaia Scodellaro, Bruno Bilotta, Eugenio Mastrandrea, Remo Girone, Andrea Scarduzio, Andrea Dodero, Salvatore Ruocco, Daniele Perrone, Giampiero Rotoli, Zakaria Hamza, Dea Lanzaro.



Broche de oro para la trilogía del samaritano justiciero 

Vaya por delante que The Equalizer constituye, para mí, una de las mejores sagas de thriller de acción de los últimos diez años. Y ahora voy a razonar el porqué de dicha afirmación. Cuenta para ello con varios ingredientes ganadores. 

El primero, un cineasta al timón, Antoine Fuqua, que no ha delegado ninguna de las entregas en manos de otros directores, implicándose directamente en la continuación de la saga (también como productor), y que se ha mostrado como un gran especialista en este género, con títulos tan emblemáticos como Training Day (Día de entrenamiento, 2001), también protagonizada por Denzel Washington; Shooter (El tirador, 2007), Los amos de Brooklyn (2009) o Redención (2015). 

El segundo soporte del éxito es contar, para las tres entregas de la saga, con el extraordinario Denzel Washington, sin duda uno de los mejores actores actuales y el mejor actor de color de su generación. Y la tercera pata del taburete es una realización con un ritmo, un montaje, una fotografía y un acompañamiento musical perfecto para la historia y las secuencias de acción.


Si en el tramo final de la primera The Equalizer veíamos a Robert McCall 
contemplando el mar con una música de fondo y una estética que nos recordaba al estilo de Michael Mann (autor de las fabulosas Heat, Collateral y Miami Viceentre otros títulos, amén de ser el creador de la mítica serie Corrupción en Miami), y finalizaba con una secuencia que se asemejaba a un cuadro de Edward Hooper, en la segunda y tercera entregas, ese punto artístico y casi onírico se ha sacrificado, en parte, para dotar a estos filmes de una acción más vertiginosa, seca y dura; con unas secuencias espectaculares que no dejan respiro al espectador y le mantienen en tensión pegado a la butaca y a la pantalla de la sala.




Como todos los cineastas, Fuqua bebe de diversas influencias, y aunque su sello y su estilo resultan inconfundibles, estaría en esta saga claramente influenciado por el brillante Tony Scott de El fuego de la venganza (2004), también, por cierto, protagonizada por Washington. 



En la trilogía que compone The Equalizer, Fuqua reinventa la figura del vigilante-justiciero, un icono ya del cine policíaco y de acción de los años setenta y ochenta y que creó un subgénero propio dentro del thriller (a este respecto, consultar el capítulo específico sobre este tema en mi libro Balas, sirenas, patillas y jazz: las décadas del Neo Noir, 2020, 3a Edición actualizada). En dichas décadas, actores ya míticos como Charles Bronson, Mel Gibson o Robert De Niro encarnaron esta figura (que tanto juego ha dado posteriormente en el cine policial y de acción) en títulos como El justiciero de la ciudad (Michael Winner, 1974), Mad Max (George Miller, 1979) o Taxi Driver (Martin Scorsese, 1976), éste último, sin duda, el mejor y más complejo justiciero urbano de las últimas décadas, canalizado a través del personaje del trastornado Travis Bickle / Robert de Niro.


Recientemente, el personaje de Paul Kersey (encarnado en varios filmes por Bronson), 
fue interpretado de nuevo por el duro Bruce Willis en El justiciero (Eli Roth, 2018), aunque esta vez encarnando a un cirujano en vez de a un arquitecto. El gran director Elia Kazan ya exploró con gran acierto este subgénero a finales de los años cuarenta en su homónimo título El justiciero (Boomerang, 1947). 

En esta última entrega de The Equalizer, nos reencontramos con el samaritano justiciero que interpreta magistralmente Denzel Washington. Desde que renunció a su vida como asesino para los servicios secretos, Robert McCall (Washington) ha luchado para reconciliarse con su pasado. Tan solo encuentra consuelo y redención en hacer justicia en favor de los oprimidos. Felizmente retirado en el sur de Italia, descubre que sus nuevos amigos están siendo sometidos a extorsión por parte de los jefes del crimen local. A medida que los acontecimientos comienzan a complicarse McCall se convertirá, una vez más, en “el protector”, y se enfrentará a la terrible mafia local de la Camorra. 

Con guion de Richard Wenk, Richard Lindheim y Michael Sloan, una banda sonora a cargo de Marcelo Zarvos, una contundente fotografía de Robert Richardson, y con unas escenas de acción perfectamente ensambladas y realizadas, ésta última entrega de The Equalizer supone un broche de oro para una saga que ocupa ya, por derecho propio, un lugar destacado en el mejor cine de acción de este nuevo siglo XXI. 



Antoine Fuqua, que ya prepara un nuevo proyecto que versará sobre la vida del mítico 
artista Michael Jackson, se consolida también, con este último filme de la saga de Robert McCall, como uno de los mejores directores del cine Neo Noir de los últimos veinticinco años. Así que larga vida a Fuqua que, esperemos, pueda abordar muchos proyectos cinematográficos más, de aquí al futuro.

GONZALO J. GONZALVO

Escritor y Crítico de Cine

martes, 29 de agosto de 2023

Godland (Vanskabte Land, 2022)****

 Dir: Hlynur Pálmason

Int: Elliott Crosset Hove, Ingvar Sigurdsson, Vic Carmen Sonne, Jacob Lohmann, Hilmar Guðjónsson, Waage Sandø, Ída Mekkín Hlynsdóttir, Snæbjörg Guðmundsdóttir, Friðrik Hrafn Reynisson, Friðrik Friðriksson, Gunnar Bragi Þorsteinsson, Ingvar Þórðarson, Ingimundur Grétarsson, Birta Gunnarsdóttir.



En la Islandia del siglo XIX, un joven sacerdote danés se propone atravesar las agrestes tierras heladas de aquella remota isla para fotografiar a sus gentes y paisajes y llevarles la palabra de Dios. Con esta premisa argumental el cineasta Hlynur Pálmason rueda en un arriesgado formato 4:3 y, huyendo de lo digital, para componer la odisea de este hombre de Dios (interpretado con solvencia por Elliot Crossed Hove) amante de la fotografía, que se tendrá que enfrentar a sus propias debilidades humanas y a las intransigentes fuerzas de la naturaleza. 



Hlynur Pálmason realiza un cine de autor reivindicativo del cine clásico. Con un ritmo pausado, como era el de la vida de las personas en el siglo XIX en zonas rurales y aisladas, donde el tiempo transcurría con calma y se podía disfrutar de cosas sencillas que hoy, en el siglo XXI, parecen condenadas a desaparecer: las largas conversaciones, la contemplación del paisaje, el tiempo para la introspección y el análisis personal; el disfrute de una sencilla fiesta tradicional al calor del fuego y con una pipa en la mano.



A nivel de referencias, el filme de Pálmason se nutriría de títulos como Silencio (Martin Scorsese, 2016), trabajo que, como otras notables obras de su filmografía, tienen la redención como tema troncal y eje fundamental de la odisea personal de sus diversos protagonistas, desde el Travis de Taxi Driver,  pasando por el Jake La Motta de Toro salvaje hasta llegar al Liam Neeson de Silencio. En este sentido resulta curioso que el actor Robert De Niro encarnase todos estos papeles, así como al protagonista de La misión (Roland Joffé, 1986), otro filme que enfrentaba el enigma de la fe a los retos de la naturaleza y que es más que posible que Hlynur Pálmason haya tenido también en mente. 


Los dilemas morales y las contradicciones terrenales de la propia naturaleza humana del 
sacerdote, recuerdan también a grandes personajes clásicos, como el Humphrey Bogart de La mano izquierda de Dios (Edward Dmytryk, 1955). 

En Winter Brothers / Vinterbrødre (2017), su ópera prima, Pálmasson ya mostraba los problemas entre seres humanos en plena naturaleza. Con su siguiente largometraje Un blanco, blanco día (2019), Pálmason componía un notable thriller en el que, de nuevo, la rencillas humanas se erigían en detonante de la historia.



En Godland, Pálmasson consigue hipnotizar al espectador con cada secuencia del filme, utilizando la belleza de la dura y hermosa naturaleza de Islandia como otro personaje protagonista más, para mostrarle al espectador, con delicadeza y sensibilidad, los dilemas que van surgiendo entre razón, Fe y forma de vida cotidiana de los personajes. Con todo ello, el joven director islandés crea un microcosmos en el que el tiempo parece detenerse, pero no así el destino de cada uno de dichos personajes. Con momentos que recuerdan incluso a la epopeya de los primeros colonos del western clásico, e incluso pinceladas que nos recuerdan a ese Thriller frío y calmado que tan bien ha sabido manejar Pálmason en sus anteriores largometrajes.



Todo en Godland es duro, implacable e impredecible. Una tierra tan hermosa y salvaje que parece mostrar con fuerza la obra de un Dios que, al mismo tiempo, parece inaccesible para ese puñado de hombres y mujeres que lo anhelan tanto como desconocen.

Godland está a un nivel artístico y técnico que no tiene nada que envidiar al de los filmes que optan, cada año, al premio  a la "mejor película extranjera" en los famosos Oscars de Hollywood.

Así que mucha atención a la carrera de este joven cineasta que, sin duda, va a dar mucho que hablar con sus siguientes trabajos fílmicos.

Gonzalo J. Gonzalvo 🖋️

Escritor y Crítico de Cine

martes, 1 de agosto de 2023

Oppenheimer (2023)****

Dir: Christopher Nolan

Int: Cillian Murphy, Emily Blunt, Matt Damon, Robert Downey Jr., Alden Ehrenreich, Scott Grimes, Jason Clarke, Kurt Koehler, Tony Goldwyn, John Gowans, Macon Blair, James D'Arcy, Kenneth Branagh, Harry Groener, Gregory Jbara, Ted King, Tim DeKay, Steven Houska, Tom Conti.


El londinense Christopher Nolan nació el 30 de julio de 1970. Desde los inicios de su carrera, 
en cortometrajes como Doodlebug (1997), Following (1998) y en su ya mítico primer largometraje Memento (2000), se muestra como un cineasta obsesionado con la memoria y sus intrincados recovecos, con los espacios interdimensionales, con las teorías de la física cuántica e incluso cuando asume a un personaje "oscuro" que procede del cómic como Batman en Batman Begins (2005), El caballero oscuro (2008) y El caballero oscuro: La leyenda renace (2012), el nivel reflexivo adquiere un protagonismo semejante al de la acción trepidante y obligada de este tipo de cine. 


La fantasía y la ciencia ficción, e incluso la magia se tiñen de misticismo, trascendencia y 
ciencia en El truco final (El prestigio) (2006), para mí una de sus mejores películas, una bella y recomendable reinterpretación de una novela de Chistopher Priest, adaptada junto a su hermano Jonathan, que introduce en su trama a un personaje tan atractivo como Nikola Tesla (interpretado por David Bowie). A Nolan no le asustan los retos y de un modo obsesivo sigue creyendo en el cine de formato espectacular pero repleto de sentido y alejado de los discursos simples, arriesgándose continuamente en tramas complejas que visualmente aluden al sentido de lo "maravilloso", incluyendo las nuevas teorías sobre el espacio-tiempo, como en Origen (2010), Interstellar (2014) o Tenet (2020). Y lo cierto es que tiene entre sus modelos a cineastas como Stanley Kubrick y David Lean que ya fueron capaces de aunar espectáculo y contenido.



Hay dos películas que se han aproximado a la reconstrucción histórica, alejándose algo del lado fantástico. La primera fue Dunkerque (2017), sobre el la conocida batalla de la Segunda Guerra Mundial y la segunda es precisamente Oppenheimer (2023).



El Guion es de Christopher Nolan, adaptando el ensayo biográfico Prometeo Americano: El 
triunfo y la tragedia de J. Robert Oppenheimer, de Kai Bird y Martin J. Sherwin. Y el mensaje que anticipa ese título (el triunfo y la tragedia), nos indican el particular calvariode este brillante físico estadounidense, de origen judío, Julius Robert Oppenheimer (Cillian Murphy), al frente del "Proyecto Manhattan", que junto a un selecto grupo de científicos, hizo posible la bomba atómica, y lo que suponía hacer realidad las teorías de Einstein (que aparece con brevedad pero mucha intensidad, interpretado por Tom Conti) en su aspecto más oscuro, o lo que es lo mismo, dotar al hombre de una capacidad de exterminio que podría llevarnos al apocalipsis, sin ninguna intervención de lo divino.



Impactado por su poder destructivo, Oppenheimer se cuestionó después de "desatar el infierno", las consecuencias morales de su creación. Desde entonces y el resto de su vida, se opondría firmemente al uso de armas nucleares, lo que le enfrentó a las autoridades norteamericanas y a su pertinaz venganza, transformada en proceso judicial y comisiones acusatorias de un gobierno que fue el primero en probar el poder destructivo del átomo en dos ciudades japonesas: Hiroshima y Nagasaki. La barbaridad que supuso el exterminio de muchos de los habitantes de esas dos ciudades no debería nunca olvidarse, ni a los responsables políticos y militares que quisieron mostrar su poder genocida, justificando con una hipocresía, sin parangón en la historia de la humanidad, que era el mejor modo para salvar vidas...



Nolan ha insistido, como en Tenet y Dunkerque, en rodar con sistemas analógicos (60 mm) y 
además ha creado una versión en formato IMAX. La música del sueco Ludwig Göransson, estridente, inquietante y destructiva, en algunos momentos, y la fotografía  de Hoyte van Hoytema potencian algunas secuencias oníricas que nos hacen penetrar en la inquietante situación que vive la mente de Oppenheimer.




El sentido del espectáculo en Nolan es incuestionable y para ello, aunque parezca contradictorio, es necesario contar con un grupo de actores que puedan transmitir con pasión las situaciones límite que se viven. Göransson y Hoytema nos dan un marco sonoro y "pictórico" en los que los actores brillan con luz propia. Destaca, incluso por encima de Cillian Murphy / Oppenheimer, Robert Downey Jr. que se transforma en Lewis Strauss, un asesor científico, reciclado en político y militar norteamericano que primero captó a Oppenheimer y luego fue su más tenaz enemigo, intentando acabar con su prestigio. Un buen ejemplo de esa hipocresía de un país como Estados Unidos, capaz de buscar los peores e ignominiosos caminos para imponerse como potencia mundial. 

La película de Nolan es imperfecta, no llega al nivel de obra maestra, pero sus tres horas se me pasaron como un suspiro y desde luego aplaudo con entusiasmo a un cineasta que lejos de adocenarse, decide arriesgar y crear un artefacto espectacular que nos acerca a la mente de los hombres que nos metieron de lleno en la era atómica y que dotaron a algunas naciones (otra competición que "ganó" Estados Unidos) con el poder de desatar el infierno...

Roberto Sánchez

martes, 18 de julio de 2023

Misión imposible: Sentencia mortal, parte 1 (2023)*****

 Dir: Christopher McQuarrie

Int: Tom Cruise, Hayley Atwell, Ving Rhames, Simon Pegg, Rebecca Ferguson, Vanessa Kirby, Esai Morales, Pom Klementieff, Henry Czerny, Shea Whigham, Greg Tarzan Davis, Frederick Schmidt, Mariela Garriga, Cary Elwes, Charles Parnell, Mark Gatiss, Indira Varma, Rob Delaney.



Cine de acción insuperable de la mano del último rey de Hollywood.

Perfecta fusión entre la esencia de la serie original, con ese respeto que, desde la primera película de la saga, le hace conservar elementos como el tema musical original compuesto por el gran compositor Lalo Schifrin, el montaje de la cabecera con esa mecha prendida y una secesión de planos que, al ritmo de la pegadiza música de Schifrin, compone una secuencia frenética y espectacular, ya nos introduce desde el principio en la filosofía de esta saga de thriller de acción y espionaje (concebida como cine espectáculo), que tan bien ha sabido concebir y manejar Tom Cruise, posiblemente una de las últimas grandes estrellas de Hollywood.



Misión imposible: Sentencia mortal, parte 1 no pierde un ápice de interés por el hecho de que sepamos desde el principio que habrá una continuación de la historia. Primero, porque está perfectamente diseñada al milímetro para tener enganchado al espectador desde la primera secuencia hasta la última. Segundo, porque tanto en la novela como en el tebeo de aventuras, así como en el cine, sabemos que las entregas o capítulos forman parte de su concepción y estructura propias de su género. Por eso encaja tan bien con el homenaje que rinde a la serie original creada por Bruce Geller en 1966.


En cuento a la historia, esta séptima entrega de la saga protagonizada por Ethan Hunt (Tom Cruise) y 
su equipo del FMI nos introduce en su misión más peligrosa hasta la fecha: localizar, antes de que caiga en las manos equivocadas, una nueva y terrorífica arma que amenaza a toda la humanidad. En esta tesitura, y con unas fuerzas oscuras del pasado de Ethan acechando, comienza una carrera mortal alrededor del mundo en la que está en juego el control del futuro y el destino de la humanidad. Enfrentado a un enemigo misterioso y todopoderoso, Ethan se enfrentará quizá a la misión más imposible de toda su carrera. 

Está última entrega de Misión imposible, funciona a la perfección, como un mecanismo de relojería suiza. Dejando boquiabierto al espectador con cada escena, con el apoyo adicional de un sonido Dolby Atmos espectacular, una fotografía perfecta de Fraser Taggart, tanto en exteriores como en interiores, y una partitura musical de Lorne Balfe muy acertada, cuyo tema principal con el copyright de Schifrin ya forma parte de la mitología de la historia del cine y de las series de televisión.


Tom Cruise, sigue en una forma física que, a sus sesenta y un años, nos hace dudar de su pertenencia 
al género humano. Corriendo como nadie, realizando escenas de acción sin doble que ponen los pelos de punta (sin duda un plus muy grande para el espectador y los seguidores/@s de la saga y del propio Cruise); peleando cuerpo a cuerpo con inigualable destreza, disparando, conduciendo a toda velocidad tanto coches como motos o tirándose en paracaídas. A mí no me extrañaría que un día se quitara la careta fabricada con tecnología del FMI y descubriésemos que, en realidad, el bueno de Tom es un extraterrestre.


Por otro lado, Tom Cruise es un actor con una dilatada carrera, que ya deslumbró, desde muy 
jovencito, en filmes como Rebeldes (Francis Ford Coppola, 1983), Risky Bussines (Paul Brickman, 1983), Top Gun (Tony Scott, 1986), Rain Man (Barry Levinson, 1988), etc. Una verdadera estrella del Cine a años luz de muchos otros. 

Cruise, por tanto, conoce a la perfección este negocio tanto en su faceta artística como industrial. Tiene además el poder y el dinero suficiente para poder lograr todo lo que se proponga. En unos años en los que una terrible pandemia asolaba el planeta, supo mantener la calma y afirmar que, los grandes Blockbuster, harían que el cine se recuperase en taquilla cuando se lograse salir de esa pesadilla. De este modo, además, Tom Cruise se ha granjeado el título de “salvador del cine”. En defensor del cine espectáculo. Ya decía el gran Cecil B. De Miller, que las películas tenían que comenzar como un terremoto y, de ahí, ir hacia arriba. Tom Cruise, en realidad, con gran inteligencia no he hecho sino aplicar los conceptos que convirtieron al gran cine, en el mayor espectáculo del mundo. Las películas de Cruise, son como las "Ben Hur" o las Cleopatra o Quo Vadis de la edad de oro de Hollywood. Los conceptos que aplica, actualizados a la tecnología y los efectos especiales de hoy, son los mismos. Eso explica el gran éxito económico y comercial de taquilla de sus "Top Gun" o las "Misiones imposibles"

Tom Cruise, con esa mirada de águila que ya exhibía en el Top Gun de los 80, ha sabido ver la senda del éxito mejor que nadie. Admirado por muchos/@s, y también con sus detractores y envidiosos (un viejo dicho romano ya dice que “el éxito de un hombre ha de medirse por el calibre de sus enemigos), lo que nadie podrá achacarle jamás a Cruise, es que arriesga el todo por el todo y da el ciento veinte por ciento en cada proyecto y en cada película. Y eso también revela, aunque parezca en un segundo plano, un profundo amor por el cine. Un tipo como él no se jugaría el pellejo solamente por dinero. Él está convencido de que para que una de sus películas sea un gran éxito, ha de entregarse al máximo, incluso jugándose la vida.



Sentencia mortal, a nivel temático, entra con acierto en un tema de candente actualidad: el peligro de que la inteligencia artificial consiga controlar absolutamente e incluso aniquilar al ser humano (esto ya se trataba en la fabulosa Terminator , con la existencia de "Skynet", que no era otra cosa que un programa informático con inteligencia artificial que conseguía imponerse a todos los demás sistemas y exterminar a los seres humanos). 

Con un metraje de dos horas y media que pasan volando, Misión imposible: Sentencia mortal es, sin duda, junto con la entrega final de Indiana Jones, el taquillazo del verano. Creo que superará a ésta en recaudación (si es que no la ha superado ya). Aunque ambas son películas espectaculares, la diferencia es que Cruise aún está en la cresta de la ola. Una ola que Harrison Ford ya surfeo hace tiempo. Aunque, también es cierto que ambos son dos estrellas cinematográficas convertidas ya en mitos vivientes. Y que, a lo largo de sus carreras, finalmente han hecho mucho por que el cine siga existiendo. 

El cine de autor con trasfondo social, político e intelectual, siempre tendrá un valor artístico e intelectual superior, pero no olvidemos nunca, que el cine nació como una experiencia visual espectacular que dejaba boquiabiertos a sus primeros espectadores, que huyeron despavoridos de la sala cuando vieron que un tren proyectado en la pantalla cobraba vida y se les venía encima. En esta última entrega de Misión imposible, ese tren vuelve a arrollar a los espectadores y clavándoles a la butaca. Si los hermanos Lumière pudieran disfrutar lo que hoy día se ha conseguido con un tren en la pantalla, estoy seguro de que aplaudirían asombrados.

Cruise se ha superado y ha conseguido con Sentencia mortal, una obra maestra del Cine de Acción. Esperemos que la continuación de esta aventura (Dead Reckoning: Part Two) esté al mismo nivel, porque superarlo, será casi...una..."Misión imposible".

GONZALO J. GONZALVO

Escritor y Crítico de Cine

jueves, 13 de julio de 2023

Indiana Jones y el dial del destino (2023)****

 Dir: James Mangold

Int: Harrison Ford, Mads Mikkelsen, Phoebe Waller-Bridge, Antonio Banderas, Karen Allen, Boyd Holbrook, Toby Jones, Shaunette Renée Wilson, Thomas Kretschmann, Olivier Richters, John Rhys-Davies, Jill Winternitz, Mark Killeen, Alaa Safi, Martin McDougall, Andy M Milligan, Nasser Memarzia, Joe Gallina, Rachel Kwok, Corrado Invernizzi, Sam Sharma, Gary Fannin, Ethann Bergua-Isidore


Vuelve el héroe del sombrero y el látigo

He decidido encabezar este artículo nombrando, en su titular, dos elementos que, sin duda, caracterizan a “Indy”, apelativo cariñoso del Doctor Jones, el archifamoso arqueólogo y aventurero del cine: el sombrero y el látigo. Las aventuras de Indiana Jones, a lo largo de estos últimos cuarenta años (se dice pronto), forman parte de nuestra vida; de la infancia, adolescencia y juventud de muchos/as espectadores y amantes del séptimo arte. 




Es, por tanto, un fenómeno audiovisual y cultural que trasciende a lo que puede ser una saga (o franquicia, como lo llaman ahora, apelativo que no me gusta nada) de películas. 

Y es que, Indiana Jones, esa especie de “Doctor Jekyll y Hyde” que, de profesor universitario con traje, pajarita y gafas, se transforma ante el inicio de una nueva aventura (como Clark Kent cuando se convierte en Superman), y provisto de sombrero, su inseparable látigo de cuero y pistola al cinto, pasa a ser el héroe. El héroe de aventuras por antonomasia. Una especie de súper héroe de carne y hueso, mitad atleta, mitad intelectual, capaz de desentrañar cualquier misterio y enfrentarse a cualquier circunstancia. 



Indiana Jones encarna también a la eterna lucha del bien contra el mal, combinación de éxito infalible que tan bien se aplicó a otra saga inmortal, la de Star Wars (La guerra de las Galaxias en España).

En esta quinta película (y quien sabe si, en verdad, última entrega de las aventuras de un personaje ya mítico y, por tanto, inmortal), titulada Indiana Jones y el dial del destino, la dirección es de James Mangold, y el guion de Jez Butterworth, John-Henry Butterworth y el mismo James Mangold, directamente inspirado en los personajes creados por David Koepp y Spielberg (que lógicamente se mantiene en la producción). 

Ahora, Indiana Jones deberá emprender otra aventura contra el tiempo para intentar recuperar un dial legendario que puede cambiar el curso de la historia. Acompañado por su ahijada, el doctor Jones tendrá que enfrentarse a Jürgen Voller, un ex nazi maravillosamente interpretado por el gran actor Mads Mikkelsen (sin duda uno de los aciertos del reparto de la película). 


James Mangold es un sólido cineasta que tiene en su haber títulos de calidad desde hace 
más de veinte años como Copland (1997), Inocencia interrumpida (1999), En la cuerda floja (2005), excelente biopic sobre el cantante Johnny Cash; El tren de las 3:10 (2007), Logan (2017) o Le Mans (2019). Un cineasta que ha tocado con acierto todos los géneros (acción, drama, fantástico e incluso western), y que por tanto no es ningúnnovato en dotar a los filmes de fuerza y calidad. 

Está última entrega de las aventuras de Indiana Jones, cuenta para mí con más aciertos que desaciertos. Utiliza muy bien el cariño que el público tiene al personaje (muchos hemos crecido con él y otros nacieron con Indiana y lo conocerían años después, en sus sucesivas aventuras) así como el muelle emotivo de la nostalgia, para que la película no decaiga en ningún momento y dotarla de un final que resulta emocionante. 

Tiene la mayoría de los ingredientes con los que contaba En busca del arca perdida (Steven, Spielberg, 1981) para mí, sin duda alguna, la mejor de toda la saga. Acción trepidante, el juego del gato y el ratón contra los nazis, capitaneados en esta ocasión por un Mads Mikkelsen que borda el papel. El danés, no en vano, es uno de los mejores actores del panorama actual. 

Por otro lado, el uso de la tecnología para poder mostrar al comienzo de la película a un Indiana Jones más joven, me parece un recurso bien utilizado, aunque nos choque un poco al inicio. En el resto de la película, los efectos digitales se utilizan de un modo muy comedido, lo que le da un cierto aura de película de aventuras ochentera. Por otro lado, habrá que ver lo que aporta la nueva inteligencia artificial al cine, pues a partir de esta segunda década del siglo XXI va a estar omnipresente en todas las disciplinas y terrenos.



Otro de los aciertos de la película es el papel femenino de la ahijada de Indy, que derrocha garra simpatía y fuerza a través de la actriz que la encarna, una Phoebe Waller Bridge a la que habrá que seguir de cerca y que quizá, de forma premonitoria, tuvo un papel en Han Solo (Ron Howard, 2018), personaje que marcó y catapultó a la fama a un, entonces joven Harrison Ford, en La guerra de las galaxias (George Lucas, 1977).




Para mí, Indiana Jones y el dial del destino supone un broche más que digno a una serie mítica que ya veremos si acaba aquí o tendrá continuidad con un nuevo Indiana Jones encarnado por otro actor (o quién sabe si actriz, todo es posible). 

Así que larga vida al héroe de aventuras que ha formado y formará siempre parte de nuestras vidas. Larga vida al héroe del sombrero, el látigo y la sonrisa encantadora. Larga vida a un mito viviente, a “Indy” y a Harrison Ford, pues ambos ya lo son. Mitos de nuestro amado celuloide.

GONZALO J. GONZALVO

miércoles, 5 de julio de 2023

IX Muestra Cinematográfica de Moyuela. Resumen del evento.

 


El sábado, día 1 de julio de 2023, tuvo lugar la IX Edición de la Muestra Cinematográfica de Moyuela que este año ha incluido una exposición dedicada al vestuario cinematográfico facturado por la Sastrería Cornejo y el III Concurso de Cortometrajes dotado con dos premios de 800 euros, para el primer clasificado y de 200 para el segundo. Como todos los años, los premios se otorgan mediante el voto del público asistente que los escoge entre los 6 trabajos finalistas de este año, todos ellos con una excelente trayectoria en los recientes Premios Simón del Cine Aragonés.


Un años más, el Ayuntamiento de Moyuela y su Corporación Municipal, todos los moyuelinos, las vitales y activas asociaciones y, en especial, la Asociación Cultural Arbir-Malena (www.moyuela-arbirmalena.com) hacen posible este pequeño pero orgulloso y selecto evento cinematográfico. Y su resultado, en cuanto asistencia y resultados artísticos, ha sido excelente.





Las votaciones han sido muy igualadas, ganando el trabajo de José Manuel Herraiz Vuelve con Mamá que lo recogió junto al actor de su corto Rufino Ródenas; y quedando en segundo lugar Y Eva también de la joven realizadora oscense Laura Torrijos-Bescós.

Entregaron los Diplomas y los Premios, José Abadía el Presidente de la Asociación Cultural Arbir-Malena y José Antonio Sánchez Tirado, el nuevo alcalde.

Han sido decisivas las aportaciones del nuevo concejal José Antonio Gadea, además de la colaboración desinteresada de Tere, Mari Carmen, Alfredo, Jesús y todo el pueblo de Moyuela, que acogieron con cariño e interés "cinéfilo" esta muestra cinematográfica que se encamina con decisión a su X Muestra...

Al final, el orden en el que vimos los trabajos, presentados, uno a uno, por sus realizadores, fue el siguiente:





1. Dativa (2023). Duración: 7 minutos.
Dir: Daniel Calavera
Gui: Daniel Calavera
Fot.: Manuel Buil
Mús.: Andrés Bernad
Int: Lilian Violadé, Ana Esteban, Montse Galve
Sinopsis:
Una mujer se encuentra postrada en un árbol muerto, en mitad de un páramo, rodeada de ramas como telas de araña. No puede moverse y sólo puede escuchar sus pensamientos. Una criatura se acerca a ella: quiere pedirle algo...



2. Y Eva también (2023). Duración: 5 minutos.
Dir.: Laura Torrijos-Bescós
Guion: Laura Torrijos-Bescós
Animación: Carlos López
Mús.: José Ángel Almunia
Trabajo de Animación
Sinopsis:
Estaba en cuarto de primaria. Mi colegio era un sitio normal. En mi clase había una chica que se llamaba Eva, que también era una chica normal, pero al parecer yo no lo era. O eso me decían.




3. Atxondite (2023). Duración: 10 minutos.
Dir.: Nuria Rubió y José Manuel Manero
Guion: Ignacio Muñoz Bielsa sobre idea de Nuria Rubió
Fot.: Boris Zapata
Mús.: Nacho Ugarte
Int.: Lucía Bravo, María Naharro, Iñigo Etayo
Sinopsis:
La llegada de Remedios al pueblo de Ane, donde vive centrada en su trabajo en la empresa familiar, hace que sucedan acontecimientos extraños. La extravagante y misteriosa recién llegada pone su vida patas arriba y la anima a enfrentarse a sus miedos y a su hermano. Es el paso imprescindible para que se desvele el secreto familiar que su madre nunca se atrevió a confesarle: Ane, como todas las mujeres de su familia, es heredera de Atxondite.




4. Solo un ensayo (2023) Duración: 9 minutos.
Dir.: Hugo Sanz Rodero
Guion: Hugo Sanz Rodero
Fot.: Juan Hernández
Int.: Carmen Barrantes, Jorge Usón, Inés Sanz Gordo y Violeta Sanz Gordo
Sinopsis:
Dos hermanas de siete y once años están escondidas en el interior de un armario de una casa. La hermana pequeña cree que están ensayando un juego pero la mayor sabe que una terrible amenaza les acecha fuera.





5. Vuelve con mamá (2022) Duración: 11 minutos.
Dir.: José Manuel Herraiz
Guion: José Manuel Herraiz
Fot.: Jorge Claver 
Int.: Rafa Maza, Rosa Lasierra, Saúl Blasco, Rufino Ródenas
Sinópsis:
Federico Martínez es un joven neonazi que está a punto de hacer realidad el sueño de su vida: conocer a Adolf Hitler. Pero el sueño va a transformarse pronto en pesadilla. Una visitante inesperada llega para complicarlo todo: su madre. Se ha empeñado en demostrarle que su admirado Hitler es, en realidad, el mayor cobarde de la historia. Para espanto de Federico, quiere hacerlo en las mismas narices del Führer.





6. Metaverso: Mundo Espejo (2023). Duración: 13 minutos.
Dir.: Jorge Brusau
Guion: Jorge Brusau
Fot.: Adrián Barcelona
Mús.: Eduardo Pérez
Int.: Rubén Martinez, Jose Luis Esteban, Silvia Caballero
Sinópsis:
Año 2122. La sociedad ha «avanzado». La vida social se desarrolla en el Metaverso: Mundo Espejo donde puedes relacionarte con millones de usuarios en los lugares emblemáticos de la antigua Europa. Para conmemorar los 30 años de Mundo Espejo, se ofrecen a los usuarios actualizaciones que cambiaran nuestra existencia para siempre.




LOS CORNEJO. VISTIENDO EL CINE
LA EXPOSICIÓN
Esta muestra de “cartelas” refleja una exposición que tuvo lugar en 2018, comisariada por Roberto Sánchez (en esa época, Miembro de la Junta directiva de la ACA y Doctor en Historia del Arte por la Universidad de Zaragoza), organizada por la Academia del Cine Aragonés (ACA), con patrocinios del Gobierno de Aragón, y la colaboración de El Festival Internacional 
de Cine de Huesca y Sastrería Cornejo, reunió 40 trajes de diferentes producciones audiovisuales (cine y series) en los que Sastrería Cornejo había participado, aportando su sabiduría y experiencia.
Un recorrido por películas míticas y sus diseñadores de vestuario. Además de un breve bosquejo de la historia de la empresa madrileña, dedicada a “vestir el cine” y el teatro desde 1920 hasta la actualidad. El vestuario de época de Sastrería Cornejo tiene presencia en algunas de las series de televisión, nacionales e internacionales, más importantes: Juego de Tronos, Vikingos, Downton Abbey, Poldark, Isabel, etc… Sin olvidar su participación en grandes producciones cinematográficas como Piratas del Caribe, Cenicienta, Los miserables, La bella y la bestia, Ágora o Alastriste.
A lo largo de su trayectoria, el trabajo de Sastrería Cornejo se ha podido ver en producciones de cine, teatro y televisión de todo el mundo, siendo reconocido con grandes premios internacionales, Óscar, César, Goya, etc.
Gracias a ello, además de la fabricación y posterior compra de vestuario a importantes producciones (Gladiator, Marco Polo, Maléfica, Exodus: Dioses y reyes, Príncipe de Persia, Pan: Viaje a Nunca Jamás, El reino de los cielos, etc.), Sastrería Cornejo sigue aumentando su extenso stock de vestuario de época.