viernes, 18 de junio de 2021

Expediente Warren: obligado por el demonio (The Conjuring 3. The devil made me do it, 2021)***

 Dir: Michael Chaves

Int: Vera Farmiga, Patrick Wilson, Ruairi O'Connor, Sarah Catherine Hook, Julian Hilliard, John Noble, Eugenie Bondurant, Shannon Kook, Ronnie Gene Blevins, Keith Arthur Bolden, Steve Coulter, Vince Pisani, Ingrid Bisu, Andrea Andrade, Ashley LeConte Campbell, Sterling Jerins, Paul Wilson, Charlene Amoia, Mitchell Hoog, Megan Brown, Davis Osborne, Nicholas Massouh.



La saga Warren: Los expedientes los carga el diablo           

Expediente Warren: obligado por el demonio (The Conjuring 3: The devil made me do it) supone el cierre de una trilogía dentro de una saga que ya está plenamente consolidada y con un gran éxito comercial, lo que hoy se denomina una “franquicia”, es decir, una máquina de hacer dinero en taquilla. 

El director James Wan dio en el 2013 el pistoletazo de salida con la que, es para mí, la mejor de la saga: Expediente Warren: The Conjuring. A esta le siguió Expediente Warren: el caso Enfield (James Wan, 2016). Entre medias, diversos “Spin off" o derivados de las películas principales de la saga también con éxito comercial, como la trilogía Annabelle (John R. Leonetti, 2014), Annabelle Creation (David Sandberg, 2017) y Annabelle vuelve a casa (Gary Dauberman, 2019), otra veta comercial protagonizada por esa diabólica muñeca que los Warren guardan en su particular museo parapsicológico de los horrores. 


También La monja (Corin Hardy, 2018), apuesta terrorífica ganadora gracias a un personaje 
carismático encarnado por la inclasificable Eugenie Bondurant, la misma actriz que ahora da vida al elemento diabólico (el ocultista) de esta tercera parte de The Conjuring. La Bondurant está caracterizada por un físico realmente fuera de lo corriente, al que los efectos de maquillaje adicionales la convierten en un ser “de otra dimensión”. Este es, sin duda, uno de los puntos fuertes y elementos pivotantes de esta The Conjuring 3, la fuerza y el mal rollo del elemento maligno al que nuevamente se tendrán que enfrentar los Warren, este matrimonio de parapsicólogos y mediums que existió realmente (todas las películas están basadas en casos reales de los auténticos Ed y Lorraine Warren) y que protagonizó algunos de los expedientes X diabólicos y fantasmagóricos más famosos de los Estados Unidos entre los años 60  y 80. 


La pareja de investigadores paranormales, el matrimonio Warren, es sin duda el segundo punto fuerte de 
esta exitosa saga. Perfectamente encarnados por dos actores con química y buen hacer (Vera Farmiga y Patrick Wilson), no cabe duda, que los nuevos sistemas de sonido Dolby Atmos 7.0 y la tecnología actual, son un apoyo y refuerzo adicional a la espectacularidad de este tipo de películas, aunque en este caso de la saga del Expediente Warren, también he de decir que su calidad media está por encima de las películas actuales de terror, un género que ha perdido mucho desde la cumbre alcanzada en los años 70 y 80 con títulos de la categoría de El exorcista (William Friedkin, 1973), La Profecía (Richard Donner, 1976) o Al final de la escalera (The Changeling, Peter Medak 1980) entre otros. 


Esa es una de las claves del éxito: usar la última tecnología como un aliado pero no como un todo... Sin olvidar que una historia interesante y unos buenos actores son elementos fundamentales para hacer exitosa un filme o una saga. 



De nuevo inspirado en una historia real (corroborada por las imágenes finales que acompañan a los títulos de crédito), en la que comenzamos con un plano en homenaje claro al Exorcista de Friedkin, y con el peliagudo proceso de exorcismo de un niño que pone los pelos de punta, está tercera entrega mantiene el tipo pero no llega al nivel de calidad de las dos anteriores, aunque la atención, el mal rollo y los sustos están más que garantizados. Quizá si la dirección, en lugar de recaer en las manos del inexperto y mediocre Michael Chaves (cuyo único mérito terrorífico hasta ahora era el haber dirigido La llorona en 2019), hubiese sido comandada por un director con mayor sapiencia cinematográfica y artística, estaríamos ante una obra de mayor calidad.  Así que, nada nuevo bajo el sol, pero un filme muy entretenido que satisfará a los amantes del género de terror y a los acérrimos seguidores de la saga protagonizada por el matrimonio de demonólogos y mediums de Bridgeport (Connecticut, USA). 

Viendo Expediente Warren, la mirada nostálgica hacia aquellos grandes títulos citados es otra arma (aunque de doble filo, por las odiosas comparaciones) comercial y de taquilla, pues consigue llevar a las salas tanto a las nuevas generaciones como a las anteriores. La sombra de El exorcista, ese hombre serio plantado frente a la casa fantasmagórica haciendo acopio de valor y fe antes de franquear un umbral del que ya no hay vuelta atrás, es más que alargada... así que… larga vida a los Warren y a sus expedientes X paranormales. Y….cuidado con el maligno… que siempre está ahí… deseando apropiarse de las almas de los mortales...y de las taquillas.

GONZALO J. GONZALVO

lunes, 14 de junio de 2021

Uno de nosotros (Let Him Go, 2020)***

 Dir: Thomas Bezucha

Int: Kevin Costner, Diane Lane, Jeffrey Donovan, Booboo Stewart, Lesley Manville, Kayli Carter, Will Brittain, Bradley Stryker, Greg Lawson, Ryan Northcott, Aidan Moreno, Ryan Bruce, Caillou Pettis, Adam Stafford, Tayden Marks, Amber Shaun, Connor Mackay, Misty Kay, Will Hochman, Bram Hornung, Otto Hornung.



La sombra de Peckinpah es alargada                  

Margaret y George son los patriarcas y abuelos de una familia de domadores de caballos que viven de forma tradicional y tranquila en su rancho, hasta que la tragedia llama un día a su puerta arrebatándoles a Ryan, su hijo y heredero. A partir de ese momento, una profunnda tristeza se instaura en sus vidas, tan solo paliada por la existencia de su pequeño nieto Jimmy, pero la nueva relación en la que se embarca su nuera, la joven viuda Kaili, les abocará a emprender un viaje dentro de esa América profunda para recuperar a su nieto.


Uno de nosotros (Let Him Go, “Lo dejó ir”, es su título original), con guion y dirección de Thomas Bezucha, es un drama rural muy cercano al western y, también, una road movie que nos vuelve a llevar por los terrenos por donde transitaba la reciente y premiada Nomadland. Esa Norteamérica rural, agreste, que parece perdida en el tiempo, y en las que siguen existiendo hombres duros y buenos hechos de una pieza, como el George Blackledge interpretado magistralmente por un más que maduro Kevin Costner. Al más puro estilo del James Stewart de la "fordiana" El hombre que mató a Liberty Valance (1962), Costner encarna al varón blanco norteamericano con aplomo y valores, lacónico y tranquilo, pero implacable y con agallas si la situación así lo determina. En su ética y su sentido de la justicia, podemos hallar también en él ecos de ese Gregory Peck en estado de gracia que se ponía en la piel del abogado Atticus Finch en la maravillosa Matar a un ruiseñor (Robert Mulligan, 1962). 


En ese viaje emprendido por el matrimonio Blackledge (fabulosa también Diane Lane como Margaret, la aguerrida 
esposa), en el que se tendrán que enfrentar a las tensiones a que les somete la nueva familia política de su nuera, los problemáticos Weboy, el trato y los desaires hacia ellos y su nieto, derivarán en una espiral que prenderá la mecha de una nueva tragedia. A partir de ahí, ya no hay vuelta atrás, y es entonces cuando surgen los ecos y referencias (además de John Ford) de otro gran director aclamado por su violencia poética y fílmica, y me estoy refiriendo nada más y nada menos que al gran Sam Peckinpah. Uno de nosotros muestra guiños evidentes al  más puro estilo Peckinpah, sobre todo en Perros de paja (1971). La odiosa matriarca de los Weboy, Blanche, (encarnada a la perfección por la actriz inglesa Lesley Manville) nos retrotrae también, en cuanto a referencias cinéfilas, a la dura y terrible “Ma” de La banda de los Grissom (Robert Aldrich, 1971), interpretada entonces por Irene Dailey, así como a otra célebre matriarca criminal, Kate Barker, encarnada por la gran Shelley Winter en Mamá sangrienta (Bloody Mama, de Roger Corman, 1970), que, en este caso, formaba un violento clan con sus cuatro hijos. Todas estas referencias fílmicas coinciden en el comienzo de la década de los setenta, una de las mejores en tratar el tema de la violencia en todas sus variantes dentro el thrillerel cine de acción y policíaco (a estos efectos pueden consultar el ensayo Balas, sirenas, patillas y Jazz: las décadas del Neo Noir, Gonzalo J. Gonzalvo, Esebook, 2016). 


La historia, basada en la novela de Larry Wilson, está llevada con buen pulso narrativo, y cuenta con guion y 
dirección de Thomas Bezucha. A ello ayudan también la solvente dirección de fotografía de Guy Godfree, que retrata con gran belleza esa Norteamérica profunda y rural por la que se movía Frances McDormand en Nomadland (Chloé Zhao, 2020), así como la hermosa partitura compuesta por Michael Giacchino. En “Uno de nosotros”, el drama se alía con un clima de violencia soterrada que se mantiene durante todo el filme, y que explota en su tramo final al más puro estilo Peckimpah. 




La pérdida y la redención, la familia y el poder de la llamada de la sangre, son temas troncales en este 
poderoso Neo Western con ecos “fordianos” y “peckimpanianos”, que cautiva y envuelve a nivel visual y se apoya en grandes trabajos actorales tanto femeninos como masculinos. ¿Se la va a perder…? Yo que usted no lo haría…forastero.

GONZALO J. GONZALVO