martes, 29 de agosto de 2023

Godland (Vanskabte Land, 2022)****

 Dir: Hlynur Pálmason

Int: Elliott Crosset Hove, Ingvar Sigurdsson, Vic Carmen Sonne, Jacob Lohmann, Hilmar Guðjónsson, Waage Sandø, Ída Mekkín Hlynsdóttir, Snæbjörg Guðmundsdóttir, Friðrik Hrafn Reynisson, Friðrik Friðriksson, Gunnar Bragi Þorsteinsson, Ingvar Þórðarson, Ingimundur Grétarsson, Birta Gunnarsdóttir.



En la Islandia del siglo XIX, un joven sacerdote danés se propone atravesar las agrestes tierras heladas de aquella remota isla para fotografiar a sus gentes y paisajes y llevarles la palabra de Dios. Con esta premisa argumental el cineasta Hlynur Pálmason rueda en un arriesgado formato 4:3 y, huyendo de lo digital, para componer la odisea de este hombre de Dios (interpretado con solvencia por Elliot Crossed Hove) amante de la fotografía, que se tendrá que enfrentar a sus propias debilidades humanas y a las intransigentes fuerzas de la naturaleza. 



Hlynur Pálmason realiza un cine de autor reivindicativo del cine clásico. Con un ritmo pausado, como era el de la vida de las personas en el siglo XIX en zonas rurales y aisladas, donde el tiempo transcurría con calma y se podía disfrutar de cosas sencillas que hoy, en el siglo XXI, parecen condenadas a desaparecer: las largas conversaciones, la contemplación del paisaje, el tiempo para la introspección y el análisis personal; el disfrute de una sencilla fiesta tradicional al calor del fuego y con una pipa en la mano.



A nivel de referencias, el filme de Pálmason se nutriría de títulos como Silencio (Martin Scorsese, 2016), trabajo que, como otras notables obras de su filmografía, tienen la redención como tema troncal y eje fundamental de la odisea personal de sus diversos protagonistas, desde el Travis de Taxi Driver,  pasando por el Jake La Motta de Toro salvaje hasta llegar al Liam Neeson de Silencio. En este sentido resulta curioso que el actor Robert De Niro encarnase todos estos papeles, así como al protagonista de La misión (Roland Joffé, 1986), otro filme que enfrentaba el enigma de la fe a los retos de la naturaleza y que es más que posible que Hlynur Pálmason haya tenido también en mente. 


Los dilemas morales y las contradicciones terrenales de la propia naturaleza humana del 
sacerdote, recuerdan también a grandes personajes clásicos, como el Humphrey Bogart de La mano izquierda de Dios (Edward Dmytryk, 1955). 

En Winter Brothers / Vinterbrødre (2017), su ópera prima, Pálmasson ya mostraba los problemas entre seres humanos en plena naturaleza. Con su siguiente largometraje Un blanco, blanco día (2019), Pálmason componía un notable thriller en el que, de nuevo, la rencillas humanas se erigían en detonante de la historia.



En Godland, Pálmasson consigue hipnotizar al espectador con cada secuencia del filme, utilizando la belleza de la dura y hermosa naturaleza de Islandia como otro personaje protagonista más, para mostrarle al espectador, con delicadeza y sensibilidad, los dilemas que van surgiendo entre razón, Fe y forma de vida cotidiana de los personajes. Con todo ello, el joven director islandés crea un microcosmos en el que el tiempo parece detenerse, pero no así el destino de cada uno de dichos personajes. Con momentos que recuerdan incluso a la epopeya de los primeros colonos del western clásico, e incluso pinceladas que nos recuerdan a ese Thriller frío y calmado que tan bien ha sabido manejar Pálmason en sus anteriores largometrajes.



Todo en Godland es duro, implacable e impredecible. Una tierra tan hermosa y salvaje que parece mostrar con fuerza la obra de un Dios que, al mismo tiempo, parece inaccesible para ese puñado de hombres y mujeres que lo anhelan tanto como desconocen.

Godland está a un nivel artístico y técnico que no tiene nada que envidiar al de los filmes que optan, cada año, al premio  a la "mejor película extranjera" en los famosos Oscars de Hollywood.

Así que mucha atención a la carrera de este joven cineasta que, sin duda, va a dar mucho que hablar con sus siguientes trabajos fílmicos.

Gonzalo J. Gonzalvo 🖋️

Escritor y Crítico de Cine

martes, 1 de agosto de 2023

Oppenheimer (2023)****

Dir: Christopher Nolan

Int: Cillian Murphy, Emily Blunt, Matt Damon, Robert Downey Jr., Alden Ehrenreich, Scott Grimes, Jason Clarke, Kurt Koehler, Tony Goldwyn, John Gowans, Macon Blair, James D'Arcy, Kenneth Branagh, Harry Groener, Gregory Jbara, Ted King, Tim DeKay, Steven Houska, Tom Conti.


El londinense Christopher Nolan nació el 30 de julio de 1970. Desde los inicios de su carrera, 
en cortometrajes como Doodlebug (1997), Following (1998) y en su ya mítico primer largometraje Memento (2000), se muestra como un cineasta obsesionado con la memoria y sus intrincados recovecos, con los espacios interdimensionales, con las teorías de la física cuántica e incluso cuando asume a un personaje "oscuro" que procede del cómic como Batman en Batman Begins (2005), El caballero oscuro (2008) y El caballero oscuro: La leyenda renace (2012), el nivel reflexivo adquiere un protagonismo semejante al de la acción trepidante y obligada de este tipo de cine. 


La fantasía y la ciencia ficción, e incluso la magia se tiñen de misticismo, trascendencia y 
ciencia en El truco final (El prestigio) (2006), para mí una de sus mejores películas, una bella y recomendable reinterpretación de una novela de Chistopher Priest, adaptada junto a su hermano Jonathan, que introduce en su trama a un personaje tan atractivo como Nikola Tesla (interpretado por David Bowie). A Nolan no le asustan los retos y de un modo obsesivo sigue creyendo en el cine de formato espectacular pero repleto de sentido y alejado de los discursos simples, arriesgándose continuamente en tramas complejas que visualmente aluden al sentido de lo "maravilloso", incluyendo las nuevas teorías sobre el espacio-tiempo, como en Origen (2010), Interstellar (2014) o Tenet (2020). Y lo cierto es que tiene entre sus modelos a cineastas como Stanley Kubrick y David Lean que ya fueron capaces de aunar espectáculo y contenido.



Hay dos películas que se han aproximado a la reconstrucción histórica, alejándose algo del lado fantástico. La primera fue Dunkerque (2017), sobre el la conocida batalla de la Segunda Guerra Mundial y la segunda es precisamente Oppenheimer (2023).



El Guion es de Christopher Nolan, adaptando el ensayo biográfico Prometeo Americano: El 
triunfo y la tragedia de J. Robert Oppenheimer, de Kai Bird y Martin J. Sherwin. Y el mensaje que anticipa ese título (el triunfo y la tragedia), nos indican el particular calvariode este brillante físico estadounidense, de origen judío, Julius Robert Oppenheimer (Cillian Murphy), al frente del "Proyecto Manhattan", que junto a un selecto grupo de científicos, hizo posible la bomba atómica, y lo que suponía hacer realidad las teorías de Einstein (que aparece con brevedad pero mucha intensidad, interpretado por Tom Conti) en su aspecto más oscuro, o lo que es lo mismo, dotar al hombre de una capacidad de exterminio que podría llevarnos al apocalipsis, sin ninguna intervención de lo divino.



Impactado por su poder destructivo, Oppenheimer se cuestionó después de "desatar el infierno", las consecuencias morales de su creación. Desde entonces y el resto de su vida, se opondría firmemente al uso de armas nucleares, lo que le enfrentó a las autoridades norteamericanas y a su pertinaz venganza, transformada en proceso judicial y comisiones acusatorias de un gobierno que fue el primero en probar el poder destructivo del átomo en dos ciudades japonesas: Hiroshima y Nagasaki. La barbaridad que supuso el exterminio de muchos de los habitantes de esas dos ciudades no debería nunca olvidarse, ni a los responsables políticos y militares que quisieron mostrar su poder genocida, justificando con una hipocresía, sin parangón en la historia de la humanidad, que era el mejor modo para salvar vidas...



Nolan ha insistido, como en Tenet y Dunkerque, en rodar con sistemas analógicos (60 mm) y 
además ha creado una versión en formato IMAX. La música del sueco Ludwig Göransson, estridente, inquietante y destructiva, en algunos momentos, y la fotografía  de Hoyte van Hoytema potencian algunas secuencias oníricas que nos hacen penetrar en la inquietante situación que vive la mente de Oppenheimer.




El sentido del espectáculo en Nolan es incuestionable y para ello, aunque parezca contradictorio, es necesario contar con un grupo de actores que puedan transmitir con pasión las situaciones límite que se viven. Göransson y Hoytema nos dan un marco sonoro y "pictórico" en los que los actores brillan con luz propia. Destaca, incluso por encima de Cillian Murphy / Oppenheimer, Robert Downey Jr. que se transforma en Lewis Strauss, un asesor científico, reciclado en político y militar norteamericano que primero captó a Oppenheimer y luego fue su más tenaz enemigo, intentando acabar con su prestigio. Un buen ejemplo de esa hipocresía de un país como Estados Unidos, capaz de buscar los peores e ignominiosos caminos para imponerse como potencia mundial. 

La película de Nolan es imperfecta, no llega al nivel de obra maestra, pero sus tres horas se me pasaron como un suspiro y desde luego aplaudo con entusiasmo a un cineasta que lejos de adocenarse, decide arriesgar y crear un artefacto espectacular que nos acerca a la mente de los hombres que nos metieron de lleno en la era atómica y que dotaron a algunas naciones (otra competición que "ganó" Estados Unidos) con el poder de desatar el infierno...

Roberto Sánchez