lunes, 26 de enero de 2015

Autómata (2014)**

Dir: Gabe Ibáñez

Int: Antonio Banderas, Birgitte Hjort Sørensen, Melanie Griffith, Dylan McDermott, Robert Forster, Tim McInnerny, Andy Nyman, Dadid Ryall, Andrew Tiernan.

En un futuro no muy lejano, en el que la Tierra sufre una creciente desertización, Jacq Vaucan (Antonio Banderas), un agente de seguros de una compañía de robótica, investiga un caso aparentemente rutinario cuando descubre algo que podría tener consecuencias decisivas para el futuro de la humanidad. Banderas produce y protagoniza este thriller futurista, que especula con alarmante simpleza sobre lo que ocurriría si la inteligencia artificial superase a la humana. Guión de Gabe Ibáñez, Javier Sánchez Donate  e Igor Legarreta que bebe de diversas fuentes, y además de forma descarada. Pronto, las imágenes nos llevan a Blade Runner, en las escenas urbanas, y a la serie cinematográfica Mad Max, en las desérticas. Gabe Ibáñez  ha desarrollado, además, algunas ideas que ya estaban en su cortometraje Máquina (2006), y no ha sido capaz de transmitirnos en ningún momento la inquietud que buscaba y encontró, por ejemplo, en Hierro (2009), su primer largometraje, un irregular pero apreciable thriller, protagonizado por Elena Anaya. Autómata, transcurre con una preocupante falta de ritmo narrativo, y aunque sus actores cumplen, en general, hay algunos como Dylan McDermott, (Sean Wallace,  policía y asesino, en el filme), interpretado con evidente desgana y demasiado condicionado por los tópicos. Teniendo en cuenta que el presupuesto quizás no ha sido el adecuado y necesario para una película de ciencia ficción, y lo poco novedoso de las situaciones, estamos ante un naufragio que, lamentablemente, confirma las dificultades para filmar cine de género en España (y en Bulgaria, país con el que se ha coproducido a la búsqueda de precios más competitivos, y que ha aportado los Estudios NU Boyana de Sofia y a unos cuantos técnicos especialistas y actores), aunque sea de la mano de Antonio Banderas y rodando en inglés.

R.S.

-Aragonia, Puerto Venecia-

'71 (2014) ****

Dir: Yann Demange

Int: Jack O'Connell, Sean Harris, Paul Anderson, Charlie Murphy, David Wilmot, Sam Reid, Sam Hazeldine

En 1971, tras un motín, Gary Hook (Jack O´Connell), un joven soldado británico, se extravía en las peligrosas calles de Belfast. Yann Demange, un realizador francés, pero formado en Inglaterra, debuta de modo brillante en el largometraje. Utilizando un guión eficaz y directo, escrito por Gregory Burke, nos lleva a una tierra en conflicto. Sin concesiones, nos introduce en una guerra sucia, una guerra que trancurre en las calles de Belfast, en la que la población civil planta cara a unos soldados ingleses que no saben muy bien a lo que se van a enfrentar. El soldado interpretado por Jack O´Connel (actor que parece estar muy de moda después de sus personajes en Invencible y 300: el origen de un imperio, las dos de 2014), sufrirá toda una odisea para poder sobrevivir en esas calles convertidas en campo de batalla. El sentido del ritmo, la ajustada y brillante interpretación, la síntesis narrativa de la que es capaz Yann Demange, suponen una grata sorpresa que demuestra que se pueden seguir filmando películas de acción (bélicas), sin caer en la chabaneria y el efecto especial gratuito. La contundente muestra de la acción, no olvida ir puntualizando el sucio papel de los servicios de inteligencia británicos y del IRA, en una guerra afortunadamente ya terminada...

R. S.


-Aragonia-

No llores, vuela (Aloft) (2014)***

Dir: Claudia Llosa

Int: Jennifer Connelly, Mélanie Laurent, Cillian Murphy, William Shimell, Zen McGrath, Nancy Drake, Winta McGrath, Erika Marxx, Oona Chaplin. 

Este es el tercer largometraje de la realizadora peruana Claudia Llosa. Al igual que en Madeinusa (2006) y La teta asustada (2009), se responsabiliza también de la escritura de la historia y el guión. Aunque con una todavía corta trayectoria, ya parece tener un estilo personal en el que sus personajes femeninos tienen una importante trascendencia y se introducen no pocas reflexiones sobre los aspectos espirituales. Rodada en Manitoba (Canadá), es una coproducción entre Estados Unidos, Canadá,  España y Francia, para la que ha reunido a un estupendo elenco de actores: la norteamericana Jennifer Connelly (en el papel de Nana Kunning), la francesa Mélanie Laurent (como Jania Ressmore), el irlandés Cillian Murphy (Iván), el barítono británico William Shimell (como Newman, "The Arqchitect") y la española Oona Chaplin (Alice), entre otros. El director de fotografía canadiense Nicolas Bolduc ha retratado con acierto los paisajes próximos al círculo polar ártico, convirtiéndolos en un personaje importante del film y Michael Brook, otro canadiense, ha puesto la discreta y correcta banda sonora. Por cierto, la elección del bello tema Le Vent Nous Portera (compuesta por Bertrand Cantat en el año 2001, e interpretada junto a su grupo Noir Désir), supone todo un acierto y refuerza, en un momento dado, el devenir de los personajes.
La película transcurre en un gran espacio vacío, congelado. Falta algo.
Iván ha recibido la herencia de su padre, la pasión por los halcones, en particular por Inti, que le matarán en la desesperada búsqueda de su madre (Nana) de una solución para su hijo pequeño, desahuciado por los médicos.
Otros seres sin esperanza van apareciendo, todos necesitan un salvador ("The Architect"), o a su sucesora Nana, la madre de Iván. Son Gurús de la luz, del vuelo espiritual, en este mundo incompleto, gélido, implacable; consuelo cuando se busca sentido a la muerte y las pérdidas.

R. S.
Antonia Bordonada

-Aragonia, Palafox-

lunes, 19 de enero de 2015

Whiplash (2014)****

Dir: Damien Chazelle
Int: Miles Teller, J. K. Simmons, Melissa Benoist, Paul Reiser, Austin Stowell, Jayson Blair, Kavita Patil, Kofi Siriboe, Jesse Mitchell, Michael D. Cohen, Tian Wang, Jocelyn Ayanna, Tarik Lowe, Marcus Henderson, Keenan Henson.


El objetivo de Andrew Neiman (Miles Teller), un joven y ambicioso batería de jazz, es triunfar en el elitista Conservatorio de Música de la Costa Este en el que estudia. Andrew es miembro de una familia, carente de la figura materna, con un padre sobre protector (que es profesor de literatura en secundaria), y en la que no hay vinculación con la música y menos todavía con el jazz. Contra todo pronóstico, Andrew alberga sueños de grandeza en ese complejo territorio, y quiere ser tan brillante como el legendario batería de jazz  Buddy Rich (1917-1987). Terence Fletcher (interpretado con brillantez por J. K. Simmons), un profesor conocido tanto por su talento como por sus rigurosos y violentos métodos de enseñanza, dirige la mejor big band de jazz del Conservatorio. 
Cuando Fletcher elige a Andrew para formar parte de su banda, cambia para siempre la vida del joven, que se verá sometido a un adiestramiento marcado por la violencia (física y psicológica) de los métodos de este insidioso y quizá demente profesor, a su vez obsesionado con que hay que llegar más allá de los límites de lo soportable física y mentalmente para alcanzar la excelencia en cualquier disciplina, y especialmente en una tan exigente como la del jazz. El objetivo, según él, es no perder la posibilidad de llegar a encontrar, cueste lo que cueste, un músico equivalente a  Charlie Parker y su indudable genialidad.  
Este es el segundo largometraje de Chazelle, que ya trató el tema del jazz en Guy and Madeline on a Park Bench (2009). Parece ser que Damien Chazelle, intentó también ser músico de jazz, siguió una trayectoria personal en sus estudios no demasiado diferente a la de su protagonista Andrew  Neiman. El guión, también escrito por él, tiene una parte autobiográfica importante y plantea interesantes  cuestiones sobre la política de competitividad salvaje tan presente en la sociedad norteamericana, los métodos de enseñanza necesarios para preparar a los jóvenes que se van a enfrentar a ese sistema, marcado por la "ley de la jungla"; y también sobre la obsesión casi demente que parece arrastrar a muchos creadores y artistas geniales que son capaces de sacrificarlo todo para alcanzar sus metas...Damien Chazelle parece haber encontrado su meta en otro territorio, no menos duro: el cine. Su obsesión personal por el tema ya se hizo cine en un cortometraje del mismo título, que filmó en 2013, y su largometraje ya ha triunfado en festivales, como el de Sundance, y ha ganado dos Globos de Oro, y la verdad es que logra llamar la atención, incluso a los no aficionados al jazz que terminarán cautivados por el electrizante montaje (Tom Cross, es el responsable), la sólida dirección de actores, lo bien que responden al reto Miles Teller y J. K. Simmons, logrando mostrar con sus trabajos interpretativos el duelo musical de aprendiz y maestro del film. La puesta en escena no parece estar a cargo de un realizador de treinta años, sino en las de uno con más experiencia y veteranía.




RS.

-Aragonia, Palafox, Puerto Venecia-

La teoría del todo (2014)***

Dir: James Marsh
Int: Eddie Redmayne, Felicity Jones, Emily Watson, David Thewlis, Charlotte Hope, Charlie Cox, Adam Godley, Harry Lloyd, Maxine Peake, Joelle Koissi, Zac Rashid, Hugh O'Brien, George Hewer, Georg Nikoloff, John W.G. Harley.

Narra la relación entre el célebre astrofísico Stephen Hawking, interpretado de modo magistral por Eddie Redmayne, y su primera mujer Jane (Felicity Jones), en la época en que ambos lucharon contra la enfermedad degenerativa que postró al genio en una silla de ruedas. James Marsh, el director, había destacado, hasta el momento, por su trabajo en el campo del cine documental y en especial por su Man on Wire (2008). En La teoría del todo, reconstruye una parte de la vida del que quizás sea el científico más popular de finales del siglo XX, gracias a su libro Historia del tiempo: del Big Bang a los agujeros negros, publicado en 1988. La enfermedad que lo postró en una silla de ruedas y lo enlazó para siempre a las máquinas que le permiten comunicarse con el mundo exterior, ha contribuido a que su figura contraída sea muy conocida y respetada. Consciente de lo efectivas que son las historias de amor, James Marsh, y su guionista Anthony McCarten, adaptan el libro de Jane Hawking, la primera mujer de Hawking, y nos relatan con pasión esta historia repleta de amor, ternura y determinación ante una adversidad que se manifestó muy pronto. Eddie Redmayne se aproximó tanto a Stephen Hawking que parece haber sido capaz de transmutarse en él mismo, y mostrarnos al joven científico en su aspecto más humano, a la persona detrás del genio. En ese cometido, la película supone un éxito incuestionable, pero toda la sorprendente capacidad divulgativa que tiene el libro que lo hizo popular, sin perder un ápice de su nivel científico, aparece de manera tan parcial en este film, que está a punto de desvirtuar  las valiosas teorías de Hawking sobre el origen del universo, que siguen siendo los principales avales de este astrofísico para ser recordado  y respetado.



RS.

-Aragonia,C. Grancasa, Palafox, Puerto Venecia-

lunes, 12 de enero de 2015

Corazones de acero (Fury, 2014)***

Dir: David Ayer
Int: Brad Pitt, Logan Lerman, Shia LaBeouf, Jon Bernthal, Michael Peña, Xavier Samuel, Scott Eastwood, Jonathan Bailey, Branko Tomovic, Adam Ganne, Jim Parrack, Laurence Spellman, Brad William Henke, Kevin Vance, Jason Isaacs, Anamaria Marinca, Alicia von Rittberg, Daniel Betts, Stella Stocker.


Autor de historias que han sido grandes éxitos como Día de entrenamiento (Training Day, 2001; dirigida por Antoine Fuqua)) o A todo gas (The Fast and the Furious,2001; de Rob Cohen), el primer guión filmado de David Ayer fue U-571 (2000; dirigida por Jonathan Mostow), sobre el asalto a un submarino alemán para capturar la máquina Enigma. Convertido en director, desde el año 2005, David Ayer ha gustado de películas marcadas por la acción y la violencia. Ahora vuelve a la segunda guerra mundial y busca un entorno marcado de nuevo por una extrema violencia e igualmente opresivo: el interior de un tanque Sherman norteamericano. Compartiendo espacio con Don "Wardaddy" Collier (Brad Pitt), Boyd "Bible" Swam (Shia LaBeouf), Norman (Logan Lerman), "Gordo" (Michael Peña) y Grady "Coon Ass" (Jon Bernthal), vivimos las peripecias de un tanque aislado tras las líneas enemigas en los instantes finales de la guerra en Europa. Corazones de acero no esconde la violencia, de hecho parece recrearse en ella. Estamos en Abril de 1945. Al mando del veterano sargento "Wardaddy", una brigada de cinco soldados americanos a bordo de un tanque -el Fury- ha de luchar contra unos soldados y una población al borde de la desesperación, conocedores de que su derrota estaba ya próxima. No sé bien la razón por la que la industria cinematográfica americana está haciendo tanto esfuerzo en mostrarnos, por un lado el papel heroico de sus combatientes en la Segunda Guerra Mundial, por otro la crudeza de la guerra; pero parece que no quieren dejar de recordarnos a los europeos que sin ellos, nuestra historia hubiera sido muy diferente. No hay en el film, aparentemente, reflexiones histórico-filosóficas, y sí violencia explícita y un trabajo de actores y efectos especiales que quieren transmitir en todo momento la crudeza de esa guerra lejana en el tiempo, pero siempre presente como una terrible amenaza, que bajo ningún concepto debería volver a repetirse... 

RS.

-Aragonia,C. Grancasa, Palafox, Puerto Venecia, Yelmo-

Birdman o (la inesperada virtud de la ignorancia) (2014)***

Dir: Alejandro González Iñárritu
Int: Michael Keaton, Emma Stone, Edward Norton, Zach Galifianakis, Naomi Watts, Andrea Riseborough, Amy Ryan, Merritt Wever, Joel Garland, Natalie Gold, Clark Middleton, Bill Camp, Teena Byrd, Anna Hardwick, Stefano Villabona.

Riggan (Michale Keaton) es un actor que, después de hacerse famoso interpretando a un célebre superhéroe, trata desesperadamente de librarse de la personalidad de un personaje que parece haberse pegado a su piel, y de darle un nuevo rumbo a su vida; en el ámbito personal e íntimo, recuperando a su familia; y preparándose, en el ámbito profesional, para el estreno de una obra teatral en Broadway que adapta textos de Raymond Carver. El guión de Alejandro González Iñárritu, Nicolás Giacobone, Alexander Dinelaris y Armando Bo nos describe a una serie de personajes en continua tensión, en un espacio reducido (el teatro y sus bambalinas), por el que se mueve su inquieta mirada, a través de una dinámica steady cam o directamente con la cámara al hombro. Diálogos intensos y cortantes, que permiten el lucimiento de los actores, destacando el trabajo de Michael Keaton y Edward Norton. Esconde, esta película, sorpresas a modo de irónicas reflexiones sobre el oficio de actuar y las imposiciones populistas que supone el éxito de las películas de género fantástico (las de superhéroes, sobre todo), que potenciadas desde Hollywood perpetuan un estado de infantilización entre los consumidores de cine.  Iñárritu es un cineasta mexicano que viene demostrando una evidente ambición creativa. Amores perros (2000), su primer largometraje, ya mostraba un estilo visual y una estructura narrativa poco convencionales. Sus filmes han tenido, casi siempre, una buena acogida en la crítica y, dado su poderoso y espectacular estilo visual, próximo al expresionismo poético (con notas de cierto realismo mágico), rara vez ha dejado indiferente al público. Intenta, de nuevo, una fórmula novedosa, ahora punteada por la síncopa impecable de tambores, bombos y platillos, tocados por Antonio Sánchez (prestigioso batería de jazz mexicano, habitual colaborador de Pat Metheny), que van indicando las rupturas y momentos importantes del montaje de secuencias. No se olvida de subrayar, además, mediante fragmentos musicales de Ravel, Tchaikovsky, Mahler, Rachmaninoff o John Adams, algunas situaciones de especial dramatismo. La película se inicia de un modo prometedor, pero luego soporta con muchos problemas el endiablado ritmo propuesto por su director; o al menos, yo me fui cansando progresivamente, y aceptando cada vez más a regañadientes  las soluciones argumentales propuestas para el desenlace, que aún pareciéndome poco coherentes, no terminan de anular las evidentes virtudes de un cineasta irregular, pero con ocasionales chispazos de genialidad. 

RS.

-Aragonia,Palafox, Puerto Venecia, Yelmo-

miércoles, 7 de enero de 2015

Invencible (Unbroken) (2014)**

Dir: Angelina Jolie
Int: Jack O'Connell, Domhnall Gleeson, Garrett Hedlund, Jai Courtney, Takamasa Ishihara 'Miyavi', Alex Russell, C.J. Valleroy, John D'Leo, Luke Treadaway, Spencer Lofranco, Finn Wittrock, John Magaro.

Narra la historia real de Louis Zamperini, que tras participar en los Juegos Olímpicos de 1936, se alistó en las Fuerzas Aéreas de los Estados Unidos para luchar en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). El bombardero de cuya tripulación formaba parte se estrelló, durante una misión de rescate, en el Pacífico. Después de sobrevivir al choque, también lo hizo en un bote salvavidas, navegando a la deriva hasta que fue capturado por los japoneses. Cuatro de los mejores guionistas norteamericanos (Joel Coen, Ethan Coen, Richard LaGravanese y William Nicholson) han intentado transformar, sin éxito, el libro de Laura Hillenbrand, basado en la historia verídica de Louis Zamperini (Jack O´Connell). La conocida actriz Angelina Jolie ya había dirigido anteriormente En tierra de sangre y miel (2011) y el documental A Place in Time (2007). Parece que Angelina Jolie, en su faceta como realizadora, y en sus últimos trabajos como actriz, busca incansablemente historias de superación personal, modelos de conducta, ante situaciones límite. A pesar de la dureza (explícita, en muchos casos) y del esforzado trabajo del joven actor inglés Jack O´Connell, la película carece de personalidad y transmite un mensaje bastante confuso. Que no deja de emborronarse cuando en los últimos momentos (explicado con brevedad y torpeza) se nos explica como Zamperini terminó por aproximarse a la fe religiosa. En su estancia en los campos de prisioneros japoneses tuvo que enfrentarse al insidioso Watanabe (Takamasa Ishihara), un personaje cruel, que hizo todo lo posible por doblegar al infatigable Louis Zamperini...También al final, se nos explica que este criminal de guerra nunca fue juzgado, pero se expone esta idea de modo superficial, como queriendo evitarla. Al final, después de contemplar las terribles torturas que nuestro protagonista tuvo que superar y de sentirnos afectados  inevitablemente por lo que nos obligan a contemplar, la conclusión es plana, fría, distante y decepcionante...La única reflexión que yo terminé por hacerme, después de comprobar el sadismo de personajes como Watanabe,  es: ¿por qué los criminales de guerra japoneses (que ya venían haciendo de las suyas desde la masacre de Nankín, en 1937) nunca fueron juzgados, al menos al mismo nivel que los alemanes en Nüremberg...? 

RS.

-Aragonia, C. Grancasa, Palafox, Puerto Venecia, Yelmo-

The Imitation Game (Descifrando Enigma) (2014)****

Dir: Morten Tyldum
Int: Benedict Cumberbatch, Keira Knightley, Mark Strong, Charles Dance, Matthew Goode, 
Matthew Beard, Allen Leech, Tuppence Middleton, Rory Kinnear, Tom Goodman-Hill, Hannah 
Flynn, Steven Waddington, Alex Lawther, Jack Bannon, James Northcote, Ancuta Breaban, 
Victoria Wicks.


La película se apoya en un guión escrito por el joven norteamericano Graham Moore, según el libro de Andrew Hodges, un destacado matemático, nacido en 1949, formado en Cambridge y pionero del movimiento de liberación gay. No es extraño que se fijara en la personalidad de Alan Turing, uno de los padres de la computación moderna, y del desarrollo de la cibernética, también homosexual y formado en Cambridge, cuyas investigaciones y actividades al servicio de Inglaterra, durante la segunda guerra mundial, le permitieron descifrar los códigos secretos nazis contenidos en la máquina Enigma, lo que determinó el devenir de la II Guerra Mundial (1939-1945) en favor de los Aliados. Lejos de ser admirado como un héroe, Turing fue acusado y juzgado por su condición de homosexual en 1952. La historia va dando  saltos entre esa época, su adolescencia y los años de trabajo durante la guerra, sin perder nunca el pulso narrativo, muy bien llevado por el director noruego Morten Tyldum, que ya había demostrado sus habilidades en Headhunters (2011), y que podría pasar por un alumno aventajado de la escuela cinematográfica británica, por la solidez en la reconstrucción de una época y la sobria dirección de actores, facilitada, sin duda, por el magnífico trabajo de Benedict Cumberbatch, en el papel de Alan Turing. Cumberbath es un actor inglés que ya lleva un tiempo destacando en su país y en Hollywood, demostrando su versatilidad, su sensibilidad y una técnica prodigiosa que le permiten, mediante su contenida expresividad y portentosa dicción (sería recomendable que pudieran escucharlo en una versión original) destacar, por pequeña que sea su intervención. En este sentido, la cantera británica parece inagotable y el resto de actores (Keira Knightley o Matthew Goode, por citar a otros dos jóvenes de ya consolidada trayectoria) parece demostrarlo. No deben perderse este poderoso biopic, que oculta tras su aspecto formal, más bien convencional, una estupenda reflexión sobre lo difícil y duro que ha sido -y es-, la supervivencia de las personas que, por una razón u otra, escapan a la media. Turing tuvo una mente privilegiada, diferente y siempre tuvo serios problemas para ser aceptado por una sociedad que terminó por castigar con vileza su "diferencia"...

RS.

-Aragonia, Palafox, Puerto Venecia-

domingo, 4 de enero de 2015

Leviatán (Leviathan, 2014)***

Dir: Andrei Zvyagintsev
Int: Vladimir Vdovichenkov, Elena Lyadova, Aleksey Serebryakov, Anna Ukolova, Roman Madyanov, Lesya Kudryashova.

Kolia (Aleksey Serebryakov) vive en una pequeña localidad a orillas del mar de Barents, al norte de Rusia. Tiene un taller de mecánica al lado de su casa, donde vive con su joven esposa Lilya (Elena Lyadova) y su hijo, fruto de una relación anterior. Mer (Roman Madyanov) es el alcalde del pueblo, un político claramente corrupto y prepotente, que está decidido a apropiarse de la de la casa y del taller de Kolia  con el fin de seguir especulando con los terrenos. Por cierto, el guión de Oleg Negin y Andrey Zvyagintsev, destaca y critica de modo evidente, el papel que la Iglesia Ortodoxa rusa y sus popes juegan en el regreso de Rusia a sistemas políticos y económicos que potencian la corrupción, y de la que sacan no pocos beneficios, que desde luego están mucho más allá de lo espiritual. Está película funciona con diferentes estratos argumentales que se superponen con perfección, sin entorpecer el firme pulso narrativo marcado por Andrei Zvyagintsev. Una de esos estratos lo ocupa Dmitriy Seleznyov (Vladimir Vdovichenkov), un viejo amigo (y colega de armas en el ejército), ahora abogado de oficio, que llega desde Moscú para intentar ayudar a Kolia en su enfrentamiento con el alcalde, y que provocará una serie de situaciones que desembocarán en el drama. No he podido ver los dos largometrajes anteriores de Zvyagintsev (Yzgnanie de 2007 y Elena de 2011), pero recuerdo perfectamente El regreso (2003), su primer largometraje, un profundo y brillante drama familiar, que estilísticamente recordaba al maestro Andrei Tarkovski, que parece ahora totalmente superado en Leviatán, en el que además de la evidente crítica al nuevo sistema ¿democrático?, hay un sentido de la ironía que parece de cosecha propia y muy alejado del filosófico y estético cine de Tarkovski. No hay ninguna complacencia en el retrato de esta nueva sociedad rusa postcomunista, que parece haberse adaptado estupendamente a los usos del neocapitalismo. Lo que sí hay una visión bastante pesimista y desesperanzada de una vida que para soportarse debe sumergirse en litros y litros de vodka...

RS.

-Aragonia-