miércoles, 29 de julio de 2015

Del revés (Inside Out) (2015)***


Dir: Pete Docter, Ronaldo Del Carmen


Estamos ante una historia dirigida por Pete Docter y Ronaldo Del Carmen. Docter es, sin duda, una de las grandes figuras de Pixar (ahora Pixar/Disney). El ha sido uno de los máximos responsables de algunas de las más logradas películas de animación de los últimos años producidas por la compañia de John Lasseter. Como director y/o guionista ha estado presente en Toy Story (1995), Toy Story 2 (1999), Monstruos, S. A. (2001), WALL.E. Batallón de limpieza (2008) y especialmente en Up (2009), cuyo inicio guarda una muestra de cine de gran calidad, un bello flash back en blanco y negro que cuenta una delicada y eterna historia de amor en ¡blanco y negro!, aunque luego tenga que hacer las necesarias concesiones ya estereotipadas para el cine infantil, ámbito en el que parece tienen que quedarse necesariamente este tipo de producciones. Y,en ese sentido, Inside Out, vuelve a ser
excesivamente esquemática para poder aproximarse a la obra maestra que han creído vislumbrar algunos. El extenso equipo de guionistas, formado por los dos directores (Docter y Del Carmen), Meg LeFauve, Josh Cooley, y los diálogos adicionales de la actriz y cómica Amy Poehler (la voz de Joy, "Alegría") y Bill Hader (la voz de Fear, "Miedo"), algunos de los personajes que se mueven en el interior de la conciencia/mente de Riley, la protagonista. 
Hacerse mayor puede ser un camino lleno de obstáculos. Riley (con la voz de la joven Kaitlyn Dias) debe dejar el Medio Oeste cuando su padre consigue un nuevo trabajo en San Francisco. Ella se deja guiar por sus emociones: Alegría, Miedo, Ira, Asco y Tristeza, e intentará adaptarse a su nueva vida en San Francisco, pero el caos se instala en los Cuarteles Generales de las emociones. Aunque Alegría, la emoción principal, intenta mantener una actitud positiva, las demás emociones chocan a la hora de decidir cómo actuar en una nueva ciudad, un nuevo hogar y una nueva escuela. 
No era fácil conjugar lo que en ocasiones parece un manual infantilizado de psicología, con una película emotiva, llena de incidentes y aventuras. Ese reto ha sido logrado sobradamente. Los más jóvenes no se aburrirán, los demás tendrán que sufrir bastante el esquematismo ya citado y aguantar una trama argumental que probablemente se habría resuelto, sin las persecuciones, destrucciones y "gadgets" visuales en 30 minutos. 
Resumiendo: Pixar ya ha caído (y probablemente sin demasiadas reticencias) en las garras 
normalizadoras del Imperio Disney. Los dividendos siguen siendo buenos, la creatividad cada vez parece más domada y sometida. Quedan destellos de la originalidad que Lasseter, Docter y otros de la banda original de Pixar que ya mostraron en algunas de las películas anteriormente citadas, pero sólo eso...destellos...

Roberto Sánchez

-Aragonia, C. Grancasa, Palafox, Puerto Venecia, Yelmo- 

Eternal (Self/less, 2015)**

Dir: Tarsem Singh
Int: Ryan Reynolds, Ben Kingsley, Matthew Goode, Natalie Martinez, Victor Garber, Derek Luke, Michelle Dockery, Teri Wyble, Sandra Ellis Lafferty, Gary Weeks, Brendan McCarthy.


Tarsem Singh dirigió en el año 2000 La celda, con Jennifer López como protagonista, un thriller de carácter sobrenatural que solamente obtuvo una nominación al Oscar por el mejor maquillaje y que, para mí, no pasaba del aprobado. En estos 15 años que han transcurrido desde el nuevo milenio y, tras habernos entregado su versión de Blancanieves en el 2012, con Julia Roberts haciendo el papel de una particular madrastra, nos llega ahora este Eternal. Sobre toda la historia planea el mito de Frankenstein y esa obsesión científica por lograr la inmortalidad y devolver a la vida a un ser desposeído de la misma, con la recompensa de aproximarse al poder de un dios creador. En este sentido Eternal se mueve entre una mezcla de géneros confusa que englobaría el fantástico y el thriller.  En cuanto a la galería de personajes, destacan por encima del resto dos de ellos:  por un lado, el científico, alter ego de ese pseudo doctor Frankenstein, interpretado con solvencia por el actor Matthew Goode. Por otro, tenemos al protagonista, inicialmente interpretado por el magnífico actor Ben Kingsley, (al que recientemente hemos podido ver en cartelera interpretando un papel muy diferente a este, el de un taxista hindú que trabaja por las calles de Nueva York en el último trabajo de la realizadora catalana Isabel Coixet Aprendiendo a conducir). Pues bien, ambos, Goode y Kingsley, están a buen nivel interpretativo. El problema comienza cuando tenemos que creernos que Kingsley pueda transformarse en Ryan Reynolds, que aunque no es un mal actor (estaba  bastante bien en Enterrado/Buried,  dirigida por el español Rodrigo Cortés hace 5 años), no convence al espectador. Son dos actores muy distintos a todos los niveles y cuesta mucho asimilar que, dentro de él sigue el bueno de Ben intentando proseguir su vida con todo un nuevo abanico de posibilidades a su alcance. A partir de ahí (transformación que se produce muy pronto dentro del transcurso de la película), todo se hace bastante cuesta arriba y, a pesar de que hay buenas escenas de acción, éste thriller de tono sobrenatural no consigue pasar, al menos para mí, del aprobado raspado.  La historia, sin duda, plantea dilemas morales sobre la vejez, la identidad y el mercantilismo de la investigación científica, entre otros, que daban sin duda para haber construido un filme mucho más interesante e inquietante que este Eternal. Además, es más que evidente, el plagio argumental que este cineasta realiza del film Plan diabólico (Seconds, 1966), extraordinario filme de John Frankenheimer en blanco y negro, con una maravillosa fotografía de James Wong Howe (nominada al Oscar), que estuvo a punto de llevarse la Palma de Oro en el Festival de Cannes de 1966. 
Por todo ello considero que Eternal,  a pesar de poseer ciertas virtudes desaprovechadas, resulta un film solamente recomendable para forofos recalcitrantes de los thrillers futuristas o de ciencia ficción, o de seguidores de este director que, en ocasiones ha tenido destellos artísticos. No es este el caso, aunque la figura del gran actor Ben Kingsley es una presencia destacable en esta cinta, él solo no puede mantener ni levantar una historia de la que desaparece a partir del primer cuarto de hora de proyección.

Gonzalo J Gonzalvo

-Aragonia, Yelmo-

sábado, 18 de julio de 2015

Aprendiendo a conducir (Learning to Drive, 2014)***

Dir: Isabel Coixet
Int: Ben Kingsley, Patricia Clarkson, Grace Gummer, Sarita Choudhury, Jake Weber, Samantha Bee, Daniela Lavender, Matt Salinger, Michael Mantell.


Isabel Coixet es una realizadora catalana que comienza a dirigir en los años 80 y por su primer largo, Demasiado viejo para morir joven (1988), es ya nominada en los Goya como mejor director novel. En el año 2003 dirigirá esa maravilla titulada Mi vida sin mí, que obtiene dos Premios Goya y resulta nominada a mejor película y directora de los Premios del Cine Europeo. Directora acusada de realizar un cine demasiado irregular, pero que yo considero siempre estéticamente muy hermoso y con una visión dotada de una sensibilidad especial, la Coixet reunió ya en su film Elegy a estos dos grandes actores: Ben Kingsley y Patricia Clarkson. Dos veteranos con un largo recorrido que han trabajado con excelentes directores. A ella pudimos verla en títulos como Los intocables de Eliot Ness, Dogville, La milla verde, o Shutter Island. A Kingsley lo disfrutamos en aquella mágica interpretación de Mahatma Gandhi que le dio el Oscar allá por 1982, y después en títulos como el Oliver Twist de Polanski y en la también magnífica La lista de Schindler. Después de rodar con ambos actores,  Isabel Coixet se consolidó como directora a nivel internacional un año después con su Mapa de los sonidos de Tokio, dejando patente un estilo visual preciosista y delicado, y su personal voz a nivel mundial (nominada ese año a la Palma de Oro del Festival de Cannes como mejor película). Posterior a esta Aprendiendo a conducir, tiene pendiente de estrenar el filme Nadie quiere la noche, en el que repite con la actriz japonesa Rinko Kikuchi (con la que ya trabajó  con excelentes resultados en Mapa de los sonidos de Tokio). En Aprendiendo a conducir, Wendy (Patricia Clarkson) una crítica literaria de Nueva York que vive en Manhattan, decide lanzarse a la aventura de conducir un vehículo por esa enorme metrópoli con la ayuda de Darwan (Ben Kingsley), un taxista hindú de la etnia sij. A partir de ahí se creará una relación muy especial entre los dos que servirá para que ambos aprendan cosas el uno del otro y se apoyen mutuamente, y de este modo puedan afrontar un nuevo período de su madurez vital con nuevas perspectivas e ilusión. Isabel Coixet logra diseñar un retrato rico en matices, manteniendo el sello personal de ambos personajes protagonistas, alejándolos de estereotipos cómicos simplones. En este sentido Aprendiendo a conducir se erige en una comedia con trasfondo dramático, divertida, sutil, y dotada de una clase que la pone bastante por encima de las habituales comedias facilonas  perpetradas por algunos directores españoles, empeñados en crear una saga interminable con títulos que aducen a múltiples apellidos vascos, catalanes, gallegos, etcétera.  
He de reconocer que no me gustan todas las películas de ésta peculiar realizadora, aunque ya he dicho en este artículo cuáles son mis preferidas. No obstante, es indudable que la Coixet realiza un cine cuidado y de notable calidad artística que mantiene siempre un sello propio, mas allá de los géneros y temáticas a las que se enfrente. Por todo ello, y teniendo en cuenta la cantidad de comedias insulsas que pueblan la cartelera veraniega ,sin duda, Aprendiendo a conducir es una película  más que recomendable , una buena comedia con la que disfrutarán, vivirán emociones, reirán y saldrán de la sala de cine con una gran sonrisa.  Y eso, que duda cabe, no es moco de pavo.

Gonzalo J. Gonzalvo.

-Palafox-

lunes, 13 de julio de 2015

Terminator Génesis (2014)**

Dir: Alan Taylor
Int: Emilia Clarke, Arnold Schwarzenegger, Jason Clarke, Jai Courtney, J.K. Simmons, Dayo Okeniyi, Lee Byung-Hun, Matt Smith, Michael Gladis, Sandrine Holt, Natalie Stephany Aguilar, Teri Wyble, Brett Azar, Starlette Miariaunii, Nolan Gross. 


Año 2032. La guerra del futuro se está librando y un grupo de rebeldes humanos tiene el sistema de inteligencia artificial Skynet contra las cuerdas. John Connor (Jason Clarke) es el líder de la resistencia, y Kyle Reese (Jai Courtney) es su fiel soldado, criado en las ruinas de una  postapocalíptica California. Para salvaguardar el futuro, Connor envía a Reese a 1984 para salvar a su madre, Sarah (Emilia Clarke) de un Terminator programado para matarla con el fin de que no llegue a dar a luz a John. Pero lo que Reese encuentra en el otro lado no es como él esperaba... 
Ahora el guión es de Laeta Kalogridis y Patrick Lussier. Y le ha tocado a Alan Taylor ser el director, que se encargó previamente de Thor: El mundo oscuro (2013) y episodios de series como Los Soprano, Juego de tronos Mad Men. Es un buen artesano puesto al mando de un artefacto sin pies ni cabeza que a duras penas ha convertido en algo medianamente consumible. Las referencias continuas a las anteriores entregas y la presencia autoparódica de Arnold Schwarzenegger ayudan a soportar algo mejor la función; pero hay sagas cinematográficas irrecuperables y esta parece claramente una de ellas. El esfuerzo por desarrollar las posibles paradojas espaciotemporales planteadas en el inicio de la serie por la ya mítica Terminator (1984) de James Cameron, y otros conceptos semejantes relacionados con el miedo a las máquinas, me ha producido una sensación de hastío continuada, difícil de superar. También hay una clara voluntad de recupera ese aire de serie B, que tuvo en sus inicios, pero ahora lo único que nos logra transmitir con ese planteamiento es que el presupuesto para los efectos especiales no era especialmente elevado.

Roberto Sánchez.  

-Aragonia,C. Grancasa, Palafox, Puerto Venecia, Yelmo-

Profanación (Los casos del Departamento Q) (Fasandræberne, 2014)***

Dir: Mikkel Nørgaard 
Int: Fares Fares, Nikolaj Lie Kaas, Danica Curcic, Pilou Asbæk, David Dencik, Sarah-Sofie Boussnina, Johanne Louise Schmidt, Marco Ilsø, Søren Pilmark, Camilla Gottlieb, Adam Ild Rohweder, Morten Kirkskov.


El inspector de homicidios Carl Mork (Nikolaj Lie Kaas), felicitado por la resolución del caso que pudimos ver en Misericordia, vuelve a visitarnos junto a su compañero Assad (interpretado nuevamente por el actor de origen sirio Fares Fares) para hacer frente a un nuevo enigma criminal. El departamento Q agoniza desde aquel primer y único caso resuelto, y algunos policías no dudan en burlarse de esta  peculiar pareja policial a la que denominan respectivamente "El moro y el borracho". Sin embargo, con la ayuda de una compañera que se dedica a poner en orden el ingente material acumulado en cajas polvorientas, Mork  y su colega se enfrentarán a un caso de un mayor envergadura que pone en el punto de mira de la sospecha a un multimillonario empresario danés. En la línea de esa ambientación oscura que impregnaba Misericordia, Profanación abunda en el terreno del thriller de referencias fincherianas (David Fincher y su Seven), pero con esa frialdad nórdica característica de las tramas de suspense que beben, de nuevo, de la pluma de Jussi Adler-Olsen. Con una trama cuyo desarrollo se basa, al igual que la anterior, en los mecanismos y engranajes que el pasado y el presente hacen interactuar entre sí utilizando la venganza como combustible y energía básica, Profanación vuelve a construir (con una historia diferente e independiente de la primera parte) un sólido thriller que recupera elementos clásicos del cine negro, como la fotografía nocturna, los callejones sucios y oscuros mojados por la lluvia...Profanación nos habla de la maldad, de la ambición, del poder; y de cómo estos tres factores suelen aliarse para componer un cóctel diabólico, mediante el cual el ser humano deja de serlo para convertirse en un monstruo. También nos habla de sus víctimas, que si sobreviven quedan en muchos casos marcadas por un sufrimiento que supone una tortura interior mucho mayor que el propio abandono o despojamiento de la existencia. 
Con una fotografía tenebrista, nuevamente a cargo de Eric Kress, el director Mikkel Norgaard profundiza con una mayor riqueza de matices en el personaje del detective Mork, así cómo en el de la víctima atormentada, poniendo de relieve la importancia de los personajes femeninos (muy bien en este sentido la actriz Danica Curcic). 
En esta ocasión el detective Mork ha de enfrentarse a la resolución de unos crímenes que tuvieron lugar en los años noventa y en los que dos jóvenes murieron de forma brutalmente cruel. El caso quedó rápidamente cerrado con la facilona designación de culpabilidad a un personaje marginal de la zona, a pesar de que había indicios para seguir otras líneas de investigación. The Absent One (título en inglés que  adapta el título original danés Fasandræberne, con guión de Rasmus Heisterberg y Nicolaj Arcel, consigue brillar a mayor altura que la anterior entrega. Con una mayor riqueza narrativa que, sin duda,  esconde también una importante crítica social a esas, en teoría perfectas, ordenadas y asépticas sociedades nórdicas donde, al parecer, nunca sucede nada... ¿O quizá sí...?

Gonzalo J Gonzalvo


-Aragonia, Cervantes-

domingo, 12 de julio de 2015

El padre (The Cut, 2015)***

Dir: Fatih Akin 
Int: Tahar Rahim, George Georgiou, Makram Khoury, Akin Gazi, Lara Heller, Numan Acar, Alejandro Rae, Dustin MacDougall, Shubham Saraf, Joel Jackshaw

El guión de Fatih Akin y Mardik Martin nos lleva hasta Mardin, Turquía, en el año 1915. La policía arresta a todos los hombres armenios de la ciudad. Entre ellos está el joven herrero Nazaret Manoogian (Tahar Rahim), al que separan de su familia. Años después de haber sobrevivido al genocidio, se entera por casualidad de que sus dos hijas gemelas siguen vivas. Entonces se obsesiona con la idea de encontrarlas y empieza una búsqueda que le va a llevar desde el desierto de Mesopotamia, pasando por La Habana, hasta las desiertas praderas de Dakota del Norte. Durante su odisea conoce a gente muy diferente, a personas de buen corazón, dispuestas ha ayudarle, y a otras para los que la vida humana no vale nada. Fatih Akin es un director turco-alemán, nacido en Hamburgo, con una trayectoria iniciada como actor en 1994 para la televisión y como realizador en 1995, después de dos cortometrajes pasa al largometraje con Corto y con filo (1998), su primer éxito, una película de turcos, serbios y griegos ambientada en Hamburgo; en Contra la pared (2004) de nuevo turcos en Alemania y viceversa, protagonizada por el brillante, inestable e imprevisible Birol  Ünel, logra la que por el momento es su mejor película; y aunque también son recomendables Al otro lado (2007), ahora turcos y alemanes en Istambul y viceversa; y Soul Kitchen (2009), griegos, turcos y otras etnias en Alemania-Hamburgo, en torno a un restaurante, no ha conseguido el impacto de la brillante Contra la pared.  
En The Cut es fácil reconocer referencias a importantes películas que han tocado el tema de la emigración más o menos forzada. Hay recuerdos al América, América (1963) de Elia Kazan, aunque la crudeza con la que se cuenta la llegada y supervivencia en América sea sin duda más naturalista que en la película del greco-norteamericano Kazan; la otra referencia inevitable es Ararat (2002) del armenio-canadiense Atom Egoyan  (por cierto, nacido en el exilio familiar en Egipto) que sí relataba con crudeza el genocidio. 
La película de Fatih Akin peca quizá de un exceso de duración, y de un cierto esquematismo, pero para compensar muestra un brillante trabajo del francés (de origen argelino) Tahar Rahim, y mantiene un estilo directo poco o nada contemplativo, en el que cuando aparece esa lado oscuro y violento del ser humano no hay remilgos en mostrarlo. La crudeza de las imágenes en un campo de refugiados armenios que visitará en su periplo es un buen ejemplo de que, cuando es necesario, Fatih Akin no se esconde y es capaz de conmovernos profundamente. 
No deberían perdérsela. La pena es que en Zaragoza solo hemos podido verla en una versión doblada...


Roberto Sánchez


-Aragonia-

miércoles, 8 de julio de 2015

ARTIGRAMA Nº 29

La revista Artigrama del Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Zaragoza ha editado su número 29. Se ha dedicado su sección monográfica a Los museos de la Iglesia en
Aragón. Un conjunto de diez estudios sobre el Museo de Diocesano de Zaragoza (a cargo de Domingo Buesa y Javier Borobio), el Museo Diocesano de Huesca (José Mª Nasarre y Susana Villacampa), el Museo de Arte Sacro de la Diocésis de Teruel (Pedro Luis Hernando), el Museo Diocesano de Jaca (Juan Carlos Lozano), el Museo Diocesano de Barbastro-Monzón (Maite López), el Museo Diocesano de Albarracín (Ernesto Arce), el museo de la colegiata de Santa María de Calatayud (Jesús Fernando Alegre y Wifredo Rincón), el Museo Colegial de Daroca (Fabián Mañas), el Museo de Arte Religioso en Borja (Manuel Gracia y Alberto Aguilera), y un estado de la cuestión que encabeza la sección titulado "Los museos de la Iglesia en Aragón hoy. Un valioso patrimonio en nuevos espacios expositivos", que ha redactado María Isabel Álvaro. 

En su sección Varia, no se ha olvidado de seguir prestando atención a las artes en el siglo XX y en la actualidad. En este número incluye un artículo titulado "El jazz y el cine español", que yo mismo firmo y que, en algunos aspectos, es un anticipo y complemento de un libro de próxima aparición titulado "Jazz de película" que editará Doce Robles y cuyo ámbito de interés son las amplias conexiones entre el jazz y el cine.
Incluyo aquí el resumen de contenidos y les remito a la consulta de este prestigiosa revista que se mantiene activa superando no pocas restricciones presupuestarias y que no traiciona la posibilidad y la exigencia de seguir editando en papel:
El jazz y el cine español tuvieron una relación apasionante y poco conocida. Aunque en Europa la presencia de este estilo musical es patente desde los años veinte, en España la Guerra Civil y la dictadura política retrasaron y dificultaron su difusión. En su conexión con el cine, aunque hay casos aislados e intervenciones puntuales en las producciones del cineasta Ignacio F. Iquino, en algunas películas en los años cuarenta, sería a finales de los años cincuenta cuando algunos músicos que entienden y practican el jazz componen de manera regular para una serie de producciones catalanas. Es el momento de algunos nombres propios destacables desde la composición e interpretación como Augusto Algueró, Josep Casas Augé, José Solá, José María Tudó o Rina Celi. En las siguientes décadas no es difícil encontrar jazz en las bandas sonoras del cine español y algunos nombres de prestigio. Nos ocuparemos, entre otros, de Antón García Abril, Pedro Iturralde, José Nieto, Carlos Benavent, Joan Albert Amargós o Ricard Miralles. 













Que las investigaciones en el ámbito audiovisual siguen en auge en el seno del Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Zaragoza queda también patente en la tercera sección de Artigrama, dedicada a los resúmenes de Tesis Doctorales. Dos, al menos, son claramente de este ámbito: "El rostro de Brasil en el cine contemporáneo brasileño de 1994 a 2010", por Vanessa de Aguiar Fagundes; y "Catalogación y análisis de la obra de José Antonio Duce Gracia en el contexto de la creación audiovisual aragonesa de la segunda mitad del siglo XX", por Francisco Javier Lázaro Sebastián.

Roberto Sánchez.

martes, 7 de julio de 2015

San Andrés (San Andreas, 2015)**

Dir: Brad Peyton 
Int: Dwayne "The Rock" Johnson, Alexandra Daddario, Carla Gugino, Paul Giamatti, Hugo Johnstone-Burt, Art Parkinson, Ioan Gruffudd, Will Yun Lee, Todd Williams, Natalie Stephany Aguilar, Kylie Minogue, Archie Panjabi, Colton Haynes, Simone Kessell, Marissa Neitling, Morgan Griffin.

Brad Peyton es un cineasta canadiense que comenzó en este país en el cine dentro del género de la animación 
con la obra Bad Luck. Peyton había ya dirigido en 2012 a "La roca" Johnson en el film USA Viaje al centro de la tierra 2 (La isla misteriosa). Ahora tiene por estrenar, previsiblemente en 2016, Incarnatefilme de terror del subgénero de posesiones y exorcismos. 
San Andrés, con un guión de Carlton Cuse (inspirado por una historia escrita por Andre Fabrizio, Jeremy  Passmore) es una película veraniega, refrescante, con abundancia de agua. Con mucha agua diría yo. No quiero ser tan duro con ella como  lo han sido otros críticos por varias razones. La primera, porque tiene al siempre destacable y magnífico actor Paul Giamatti. La segunda, porque en este filme aparece una muchacha llamada Alessandra Daddario (actriz neoyorquina de origen italiano que ha participado en series como True Detective), que mi intuición me dice que tiene ese algo especial para convertirse en una futura estrella. Poseedora de una extraordinaria fotogenia,  Alessandra se come la escena cuando entra en plano y eclipsa a sus compañeros de reparto, algo que, sin querer establecer comparaciones, también sucedía en sus papeles infantiles o adolescentes con las  magníficas Ellen Page o Natalie Portman, desde sus primeras apariciones en el cine. Además de esta guapísima chavala de mirada inteligente, aparece también, haciendo el papel de su madre, la actriz norteamericana también de origen italiano Carla Gugino (que ha trabajado a las órdenes de directores como Ridley Scott o Jon Avnet en filmes como American Gangster o Asesinato justo), prototipo cinematográfico de  la morena carnal y peligrosa, y que todavía mantiene un considerable sex-appeal como mujer madura. Por otro lado, los efectos especiales de última generación en los que se han invertido escandalosas cantidades de dinero, crean escenas espectaculares y la película resulta entretenida y visualmente impactante de principio a fin. San Andrés no forma parte del ese cine de altura. Tampoco posee un gran guión. Es una película de entretenimiento puro y de alucine visual. En ese sentido, no desea jugar en otras ligas de mayor nivel artístico o intelectual. Es por tanto honesta, coherente y certera en su finalidad. Siguiendo un lema muy americano, ese que dice: "Si puedes hacerlo, hazlo a lo grande", el director parece decirnos: "si el cine de catástrofes es tu hamburguesa preferida, no te pierdas ésta, porque es la Súper Big Mac. 
San Andrés resulta una versión aumentada en su espectacularidad y actualizada de aquel otro Terremoto (Earthquake) dirigido en 1974 por Mark Robson. Sin, desde luego, tantas estrellas y con un sistema de sonido que desde luego supera al famoso "Sensurround", que en aquellos ya lejanos años 70 hacia retumbar las salas de manera innovadora . Aquel terremoto de los 70, tampoco era tan buena, y sin embargo, se llevó dos Oscar (sonido y efectos especiales ) y tuvo cuatro nominaciones más. No voy desde luego a comparar a este Peyton con un director de la talla de Mark Robson, que dio obras al cine cómo Más dura será la caída, El premio o El ídolo de barro, pero hay sin duda coincidencias argumentales, de esquema narrativo y de género, pues en ambas estamos ante un sismólogo que predice un gran terremoto y, a partir de ahí, asistimos al espectáculo destructivo.  
San Andrés forma parte de ese cine de acción y aventuras sin complejos, que propone al público adentrarse en un parque de atracciones donde la destrucción es el denominador común de todas las butacas a las que el espectador se sube. Es, por tanto, cine de subgénero y de verano. Por todo ello, voy a ser benevolente y voy a concederle la calificación de 2 estrellas. Porque, cuando es verano, ¿a quién no le apetece darse un buen chapuzón? Pues eso...A veces, cuando el calor apenas deja que el cerebro procese complejidades, apetece 
y mucho.


Gonzalo J Gonzalvo





-Aragonia,C. Grancasa, Palafox, Puerto Venecia, Yelmo-

jueves, 2 de julio de 2015

FESTIVAL INTERNACIONAL DE CINE DE HUESCA. EDICIÓN 43

El Festival de Cine de Huesca celebró del 13 al 20 de junio de 2015 su edición número 43. La nueva directora (Susana Garanto) comentaba en la introducción del catálogo lo siguiente: “La personificación de la imagen en movimiento fue el concepto con el que nos sorprendió Eline Van Dam, Zeloot, la artista internacional que este año pone imagen a la 43 edición. No podíamos habernos encontrado una interpretación creativa y desde la distancia más certera que esa. La captura de un  personaje y su lucha por avanzar”. Así ha sido esta edición, enfrentada a numerosas dificultades (sobre todo presupuestarias), ha sido capaz de mantenerse fiel a una línea de trabajo ya iniciada en la edición anterior y que pretendía volver a potenciar el apartado de los cortometrajes (una de sus señas de identidad desde su nacimiento en 1973) y posibilitar el mejor y mayor visionado de esos trabajos. A juzgar por los resultados, la acogida ha sido superior a la de otras ediciones y se confía en poder consolidar esa tendencia. 
En épocas de mayor holganza económica y un decidido apoyo de las instituciones, el Festival 
tuvo momentos de indudable glamour, contando con la presencia de algunas de las figuras de 
la cinematografía internacional e hispana. Ahora hay algo menos de todo eso, y mucho más de atención a los cortometrajistas, que son la indudable base sobre la que se asienta el futuro 
del cine y, en muchos casos, una realidad en cuanto a las líneas de vanguardia de un arte 
que sigue siendo parte indisoluble de nuestras experiencias vitales. 
Este año tuve la fortuna de formar parte del jurado preseleccionador del concurso internacional. Y digo fortuna, porque a pesar de lo duro del trabajo, pude hacerme una idea real del elevado nivel de esa sección. De lo difícil que fue para el equipo de cinco personas decidir entre un conjunto de trabajos excelentes, llegados desde todos los rincones del mundo. De hecho no me resisto a comentarles brevemente algunos de los trabajos seleccionados que nos parecieron estupendos, pero que no tuvieron galardón final. Me extrañó que no hubiera premios para alguna de las películas de animación. Entre ellas
me pareció soberbia la francesa Bang Bang! (2014) de Julian Bisarro, capaz de aunar técnicas de los animes japoneses con un sentido estético y una capacidad de denuncia ecológica y social admirables. Con una animación simple y eficiente, síntesis de lo terrible de cualquier guerra (sin necesitar de ningún diálogo), destacó In the  Distance (2015) del alemán Florian Grolig. Dos óperas primas de indudable calidad.
De los cortometrajes con imagen real me sorprendió la capacidad d sugerencia y de creación de ambientes de Las Cieni (2014) del polaco Andrzej Cichocki; la fuerza neorrealista deCiambra (2014) del italiano Jonas Carpignano, “tiempo de gitanos” en el sur de Italia; la capacidad para mirarnos a la cara (al estilo de Haneke) de Bystander Effect (2014), la provocadora apuesta del austriaco Matthias Neumayer, que nos inquieta del mismo modo que Errance (2014) del francés Peter Dourountzis, cuyo protagonista termina por sorprendernos. 
Desde Irán, Iraq y Turquía,  y desde los territorios kurdos, han empezado a difundirse trabajos 
con una abundancia de ideas y originalidad, ciertamente espoleadas por las duras situaciones de conflicto que en ocasiones se transforman en hirientes, pero brillantes alegatos contra la  violencia, como ocurre en Koshki Merulekan/Ants Apartment (2014) de Tofigh Amani, que deberían ver hasta su última imagen sin respirar.
Luego, y no menos interesantes, estuvieron los premiados. El premio Danzante, que además 
clasifica para competir en los Oscars al mejor cortometraje de la Academia de Hollywood, fue para el canadiense Hole (2014) del canadiense Martin Edralin, un valiente y crudo retrato de un discapacitado y su necesidad de amor y sexo. 
Más convencional, pero con una brillante interpretación de sus actores, en especial de la niña Julia Pointner, resultó Alles wird gut (2014) del austriaco Patrick Vollrath, premio Especial Alberto Sánchez. El premio del Jurado de la Juventud (concedido por la Fundación Anselmo Pié Sopena a la mejor ópera prima internacional) fue para la búlgara “Getting Fat in a Healthy Way” (2015) de Kevork Aslanyan, que se maneja en el género fantástico con habilidad y mucho sentido del humor. 
Tuvo una Mención Especial del Jurado de la Juventud la película belga Il segreto del serpente (2014) de Mathieu Volpe. El premio Francisco García de Paso, al cortometraje que mejor resalta la defensa de los valores humanos fue para el cortometraje norteamericano I´m Not Done (2014) de Ronny Dorfler, que en 10 minutos es capaz de denunciar y mostrarnos las serias carencias en sanidad pública que tiene Estados Unidos. También hubo diploma para Revolution (2014) del alemán Markus Erhart, hablado en ruso (y todavía no sé por qué no en Alemán, ya que tienen una preocupante e histórica tendencia en su país), con la intención de denunciar la pérfida influencia del totalitarismo político sobre la educación.
En el apartado a las producciones iberoamericanas, el premio Danzante (también con la opción de competir en Hollywood) fue a parar a Kalil (2014) de Paulo Alceu Zumach, valiente incursión en el tema del tráfico de órganos humanos, mezclado con las situaciones de conflicto y violencia que se viven en Afganistán, con un impactante trabajo de actores, filmado con eficacia profesional en esta ópera prima. 
El premio Especial Cacho Pallero fue para el cortometraje del zaragozano Javier Macipe Os Meninos do Rio (2014), rodado en Lisboa, junto al río Duero, todo un alarde de puesta en escena, repleto de sensibilidad, ritmo y buen gusto.
El premio Jinete Ibérico concedido por el Instituto de Estudios Altoaragones a la mejor ópera prima iberoamericana fue para la chilena Valentina Azúa por su Verano 98 (2014) que citando literalmente el acta del jurado, es un “preciso y honesto retrato del deseo de una niña por crecer y enfrentarse a la vida”.
En el concurso de cortometrajes documentales el premio Danzante fue para If Mama Ain´t Happy, Nobody´s Happy (2014) de la holandesa Mea de Jong, que es capaz de llevar al límite las relaciones entre la cineasta y su madre (el tema central del documental), capaz de ponerse frente a su propia cámara escrutadora y responder a las cuestiones que le plantea la inicialmente entrevistada. Un sano y refrescante ejercicio pocas veces visto en el cine. El premio Especial José Manuel Porquet fue para el brasileño E o foi se tornado cada dia mais distante (2014) de Alexander de Moraes, sobre la ceguera y su proceso. Hubo dos menciones especiales, la primera para Abandoned Goods de los ingleses Pia Borg y Edward Lawrenson, sobre una olvidada terapia experimental basada en la pintura que una institución inglesa utilizaba en el tratamiento de las enfermedades mentales; y una segunda para Superjednotska (2014) de la polaca Teresa Czepiec. El premio del Público, concedido por Aragón Televisión, se concedió al trabajo de Estados Unidos Before the Bomb (2014) de Tannaz Hazemi, de nuevo con un excelente trabajo interpretativo de los niños.
Las numerosas menciones, el ambiente del festival, el visionado de muchos cortometrajes al final no seleccionados (gracias a mi participación en el jurado preseleccionador) me permiten hablar del alto nivel de los trabajos presentados, también del buen estado de salud que el cortometraje tiene en el mundo y de que el Festival Internacional de Cine de Huesca continúa siendo una ventana abierta (ahora más que nunca con la creación del Festival On Line) a lo mejor del cine en formato corto. En este sentido, hay que decir que España, Aragón y Huesca no deben permitir que una cita consolidada (muy importante también en Latinoamérica) pueda correr algún riesgo (presente y real no hace mucho) de desaparecer. El camino parece el adecuado, deseemos y pidamos con fuerza que las Instituciones se den cuenta…

Roberto Sánchez.

miércoles, 1 de julio de 2015

El niño 44 (Child 44, 2015)**

Dir: Daniel Espinosa
Int: Tom Hardy, Noomi Rapace, Gary Oldman, Joel Kinnaman, Paddy Considine, Jason Clarke, Vincent Cassel, Fares Fares, Josef Altin, Nikolaj Lie Kaas, Sam Spruell. 


Filmada en la República Checa prácticamente en sutotalidad El niño 44 es un thriller oscuro e inquietante, que adapta una novela (todo un best seller) del mismo título escrita por Tom Rob Smith, por la que pronto se interesó Ridley Scott, que terminó por producir la película. El responsable de la  adaptación ha sido el veterano Richard Price (autor de guiones brillantes como El color del dinero, en 1986, de Martin Scorsese)
Su protagonista es el inglés Tom Hardy al que hemos podido ver en la nueva versión del filme Mad Max de George Miller, filme que no me gustó nada. Reconozco que aquí, sin embargo, me he reconciliado artísticamente con su trabajo, aunque hable inglés con acento moscovita como hacen el resto de actores en la versión original creándose un cierto desconcierto. La acción se desarrolla en 1953, en una época en la que en la Unión Soviética todo el mundo espiaba a todo el mundo. Allí, Leo Demidov, todo un héroe de la Segunda Guerra Mundial, muy respetado por el pueblo, sirve en el servicio secreto militar. Sin embargo, la acusación de traición hacia su mujer Raisa (una Noomi Rapace que intenta sacudirse a toda costa el papel de Lisbeth Salander y su piercing de Millenium y que está demostrando ser una actriz polifacética y versátil), llevará a Demidov a ser también perseguido por el poder político estalinista. 
Daniel Espinosa, el director, a pesar de su nombre hispano nació en Estocolmo a finales de los setenta y es allí donde comenzó a dirigir en el año 2003 un mediometraje sobre boxeo. Un año después salta al largometraje con Babylonsjukan, un drama sobre las pandillas juveniles que fue nominada al Golden Iris en el Festival de Cine de Bruselas. Pero será en el año 2010 cuando dará el salto internacional con el filme Dinero fácil y ,después, con El invitado, protagonizado por Denzel Washington y Vera Farmiga, que se llevó el premio en el Festival de Palm Springs. 
La desaparición y posterior descubrimiento del cuerpo sin vida del hijo de un compañero militar (al que da vida el actor sirio Fares Fares, y que recientemente pudimos ver en el filme danés policíaco Misericordia), será el detonante para el comienzo de una investigación en la que Demidov será respaldado por un general al que interpreta magníficamente el actor Gary Oldman. Él y Hardy son sin duda los mejores, junto con una breve aparición del fabuloso y veterano actor Charles Dance. Pues bien, tras la desaparición de 44 niños en un área cuyo epicentro viene marcado por la localidad rusa de Rostov, Demidov  y el general unirán sus esfuerzos para intentar atrapar a un monstruo que se camufla con especial habilidad. Basada en hechos reales (concretamente en uno de los psicópatas asesinos más famosos de la historia, Serguei Chikatilo, apodado el carnicero de Rostov), el filme desvirtúa algunos aspectos sobre la realidad de este personaje, por ejemplo en su forma de morir, que no se produjo, como se nos cuenta en el filme, durante su persecución en el bosque, sino en prisión, después de ser juzgado y sentenciado a muerte un 15 de octubre de 1992, tras haber sido detenido en noviembre de 1990. Tampoco se le saca demasiado partido en la trama a la perversa personalidad de este personaje. El mayor éxito del filme radica en la cuidadaa ambientación, interpretaciones y  esa atmósfera oscura, cargada de maldad, logrando un filme inquietante al que,seguramente, perjudica también su excesivo metraje. El niño 44 podría haber sido un filme excepcional en manos de directores como David Fincher o Roman Polanski. Aunque se queda corto en cuanto a la explotación de todos sus recursos tanto visuales como narrativos, El niño  44 es, no obstante, un filme interesante. Al menos es algo diferente en una cartelera soporífera que ya se nos avecina. Recomendable para amantes del thriller y de filmes de atmósferas tenebrosas y cerradas. 
En esta película se cita una consigna del dictador Stalin qué decía: "en el paraíso no existe el asesinato". El pintor aragonés y universal Francisco de Goya tenía otra: "El sueño de la razón produce monstruos". Quizá, El niño 44 haya de contemplarse como una metáfora que engloba estas dos frases,  pues los regímenes totalitarios con su represión y control exagerado sobre el individuo,  también producen monstruos. monstruos que, desde luego, no deberían existir en ningún paraíso.


Gonzalo J Gonzalvo


-Aragonia, Palafox, Puerto Venecia, Yelmo-

Lejos del mundanal ruido (Far from the Madding Crowd, 2015)****

Dir: Thomas Vinterberg
Int: Carey Mulligan, Matthias Schonaerts, Michael Sheen, Tom Sturridge, Juno Temple, Jessica Barden, Hilton McRae, Richard Dixon, Bradley Hall, Jamie Lee-Hill, Eloise Oliver, John Neville, David Golt, Lilian Price, Michael Jan Dixon.


La independiente, bella y testaruda Bathsheba Everdene (Carey Mulligan) sabe lo difícil que es para una mujer definir sus sentimientos en un lenguaje creado principalmente por el hombre para expresar los suyos. De carácter fuerte e independiente esta joven, propietaria de la mayor granja de su localidad, está en situación de elegir entre los tres pretendientes que la rondan, Gabriel Oak (Matthias Schoenaerts), un ganadero dedicado a la cría de ovejas; Frank Troy (Tom Sturridge), un apuesto y temerario sargento; y William Boldwood (Michael Sheen), un maduro y próspero soltero. Basada en la clásica novela de Thomas Hardy (1840-1928), cuyas historias, desde 1913, han sido una fuente inagotable  de inspiración para el cine. Far from the Madding Crowd, escrita en 1874, ya fue adaptada en el periodo mudo (en 1915) y en 1967 por John Schlesinger (con guión de Frederic Raphael); y además me parecen muy acertadas y sugerentes las que se hicieron con otras obras de Hardy por parte de  Roman Polansky en Tess (1979) o Michael Winterbotton en Jude (1996). Hardy fue un novelista y poeta inglés que supo profundizar especialmente en la psicología femenina y que ofrece un análisis acertado y profundo de los conflictos y relaciones sociales en Inglaterra a finales del siglo XIX y comienzos del XX. El director danés Thomas Vinterberg, brillante en sus anteriores La caza (2012) o en Celebración (1998), en la que todavía estaba sometido a "El Dogma", parece haber superado esa fase inicial de su filmografía y ahora con una ajustada adaptación de David Nichols, sólidamente apuntalada por la fotografía de su habitual colaboradora Charlotte Bruus Christensen, la bella partitura de Craig Armstrong y las brillantes interpretaciones de Carey Mulligan y sus pretendientes (Schoenaerts, Sturrridge y Sheen), ha preferido utilizar un estilo narrativo clásico, limpio, de bellos encuadres, con numerosas resonancias románticas, que creo ha superado el trabajo de John Schlesinger, de cuya película  siguen recordándose con admiración sus interpretaciones (en especial las de Julie Christie, Terence Stamp, Peter Finch y Alan Bates).

Roberto Sánchez  



-Aragonia, Palafox-

Viaje a Sils Maria (Sils Maria, 2014)****

Dir: Olivier Assayas
Int: Juliette Binoche, Kristen Stewart, Chloë Grace Moretz, Johnny Flynn, Lars Eidinger, Hanns 
Zischler, Claire Tran, Angela Winkler, Frank M. Ahearn, Alister Mazzotti, 
Steffen Mennekes.


Nos encontramos con Maria Enders (Juliette Binoche), veinte años después de hacerse famosa por su interpretación de Sigrid, el personaje que fascinó a Helena y la llevó al suicidio, algo que se ha repetido en el suicidio real del autor de esa historia que ahora quieren, de nuevo, llevar a los escenarios. Maria, encontrándose en la cima de su carrera profesional, deberá decidir si quiere volver a aceptar un papel en la obra, esta vez interpretando a Helena y por lo tanto poniéndose al otro lado, pasando de seductora a ser seducida, de la juventud espléndida a la madurez sometida. Con un inevitable regusto a Eva al desnudo, el director y guionista francés Olivier Assayas (magníficos son sus trabajos anteriores en Las horas del verano de 2008, también con la Binoche, o la mini-serie para la televisión Carlos de 2010) vuelve a contar con una Juliette Binoche, simplemente sublime, acompañada de un reparto atípico de jóvenes actrices norteamericanas, pero que también rinden a la perfección: Kristen Stewart (la Bella de Crepúsculo) y Chloë Grace Moretz (la estrella de Kick-Ass- Listo para machacar). Assayas logra una brillante reflexión sobre el oficio de la interpretación, sobre el cine y su veleidades, sobre el inevitable paso del tiempo y la necesidad de ir cambiando nuestras perspectivas vitales si no queremos quedar anclados en un pasado del que no se puede vivir eternamente,,,
Olivier Assayas ha construido un filme en el que brilla especialmente Juliette Binoche, en el que los "enfrentamientos" con los otros personajes femeninos son una prueba de su riqueza en los matices interpretativos, a los que seguramente aporta mucho sobre su propia experiencia. Hay además muchos guiños cinéfilos que identificarán unos pocos, pero que me han parecido oportunos. Descubran por sí mismos, además de la evidente referencia general a la obra de Mankiewicz, las que se hacen a Michalangelo Antonioni o a Arnold Fanck.


Roberto Sánchez



-Aragonia-