domingo, 27 de noviembre de 2016

1898. Los últimos de Filipinas (2016)***

Dir: Salvador Calvo
Int: Luis Tosar, Emilio Palacios, Álvaro Cervantes, Javier Gutiérrez, Karra Elejalde, Carlos 
Hipólito, Eduard Fernández, Ciro Miró, Patrick Criado, Miguel Herrán, Ricardo Gómez, 
Alexandra Masangkay, Maykol Hernandez.

A finales del siglo XIX, en la colonia española de Filipinas, un destacamento español fue sitiado en el pueblo de Baler, en la isla filipina de Luzón, por insurrectos filipinos revolucionarios, durante 337 días. En diciembre de 1898, con la firma del Tratado de París entre España y Estados Unidos, se ponía fin formalmente a la guerra entre ambos países y España cedía la soberanía sobre Filipinas a Estados Unidos. Debido a esto, los sitiados en Baler son conocidos como «los últimos de Filipinas». 

Este acontecimiento "heroíco" del ejército español ya había sido la base argumental de la película Los últimos de Filipinas(1945), de Antonio Román, una recreación de los hechos históricos contados en un libro por parte de Enrique Alfonso Barcones, Enrique Llovet y Rafael Sánchez Campoy, que Antonio Román y el guionista Pedro de Juan, convirtieron en una nostálgica y algo acartonada película que se centraba, precisamente, en la valentía y heroicidad de estos soldados españoles puestos en una situación límite. 


Un buen elenco de actores de la época, encabezados por Armando Calvo, José Nieto, Guillermo Marín y Manolo Morán, a los que se suma Nani Fernández, interpretando una nostálgica y célebre canción titulada Yo te diré (compuesta por Enrique Llovet y Jorge Halpern) que, por cierto, como homenaje al viejo film, pero con unas connotaciones sensiblemente diferentes, vuelva a sonar en esta versión del siglo XXI. Ahora lo canta la actriz de origen filipino Alexandra Masangkay.





Uno de los puntos fuertes de esta producción de Enrique Cerezo es el excelente reparto encabezado por Luis Tosar, Eduard Fernández, Karra Elejalde y Javier Gutiérrez, entre los veteranos, y por los más jóvenes Ciro Miró, Á
lvaro Cervantes, Patrick Criado...

El nuevo guión, escrito por el cubano afincado en España Alejandro Hernández, y la dirección de Salvador Calvo (en su primera producción de largometraje para el cine) quizá sean algo morosos al plantear la acción, pero aciertan al desmitificar los hechos y  mostrar la tozudez y profunda estupidez del oficial al mando y del veterano sargento que lo secunda,  que en algunos momentos actuarán como dementes ávidos de muerte y sangre, más allá del supuesto deber y de la defensa de un imperio en absoluta decadencia por el darían su vida. 

Rodada en parajes naturales de las Islas Canarias y Guinea Ecuatorial han logrado una más que correcta ambientación y, como hemos dicho, logran ir más allá de la mitificación de unos hechos bélicos de los que difícilmente podemos sentirnos orgullosos. Aunque en la película no es explícita la intención de criticar aquella situación (en realidad, bastante vergonzosa), la fuerza con que se describen algunos momentos, el buen trabajo de actores, la eficiente fotografía de Álex Catalán y la música de Roque Baños, convierten el filme en una experiencia recomendable y que permite una revisión de unos hechos de nuestra historia colonial muy manipulados por el franquismo. Sorprende, sin embargo, que hayamos tenido que esperar un tiempo tan largo para hacer un análisis más realista de aquellos lamentables sucesos.


Roberto Sánchez

-Aragonia, Gala inaugural del Festival de Cine de Zaragoza-

lunes, 21 de noviembre de 2016

Animales fantásticos y dónde encontrarlos (Fantastic Beasts and Where to Find Them, 2016)***

Dir: David Yates
Int: Eddie Redmayne, Katherine Waterston, Dan Fogler, Alison Sudol, Colin Farrell, Carmen Ejogo, Samantha Morton, Ezra Miller, Ron Perlman, Johnny Depp, Zoë Kravitz, Gemma Chan, Jon Voight, Christine Marzano, Lucie Pohl.





Adaptación del libro homónimo de J.K. Rowling, un spin-off que amplía el mundo de la saga Harry Potter desde el punto de vista de Newt Scamander (interpretado por Eddie Redmayne), un mago experto en seres fantásticos (Magizoólogo, le llaman). Se ambientará setenta años antes de lo narrado en las películas del joven mago Harry. 

J. K. Rowling es también la guionista, y uno de los productores de esta película. Parece que ya no se conforma sólo con ser la autora de una de las series literarias con más éxito de la historia; y el otro responsable directo es David Yates, el director, un sólido artesano del cine británico, con experiencia previa en series de  la televisión y cuatro entregas de la saga de Harry Potterademás de haberse comprometido para 4 entregas más de esta nueva serie.

Con estos antecedentes no se extrañarán si les digo que la relación con el universo de Harry Potter es estrecha. Una de las novedades es que la acción sucede en Estados Unidos, dónde según la lógica de este nuevo mundo de la magia creado por J. K. Rowling, existe toda una organización propia con sus peculiaridades, típicas del Nuevo Mundo y que responden a algunos de los tópicos ya conocidos sobre Norteamérica y, en especial, Nueva York. 




La magia y los animales fantásticos parecen justificar toda la parafernalia de efectos visuales
necesarios para que tome cuerpo toda esta fauna fantástica, más o menos vislumbrada en la
anterior serie. Ahora, junto al trabajo de actores, los animalejos adquieren, gracias a la
habilidad de los especialistas, personalidades propias, que rivalizan claramente con las de 
los actores que en muchos casos terminan pasando a un segundo plano.




No sé con precisión quién fue antes si el huevo o la gallina, pero desde luego J. K. Rawling, ha debido tener muy presente la existencia multitudinaria de seres y animales fantásticos generados por las factorías japonesas de ocio / entretenimiento (cine, televisión y videojuegos para todas las plataformas) y que ya son legión: Digimones, Pokemones, etc...


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Quizás, la única diferencia es que su público es ligeramente mayor (¿o no?), aunque desde luego es necesario suspender el sentido de la racionalidad por completo y dejarse llevar, una vez más, por las "metáforas" (nada sutiles, por cierto) y paralelismos que se establecen entre la sociedad de los muggles (nomajs. en la jerga norteamericana), es decir el resto de los insignificantes mortales que no son magos o seres con capacidades para la magia. 

A los más jóvenes, a juzgar por las reacciones de los numerosos asistentes a la sesión en V. O. S. E., les entusiasmó y lo demostraron plenamente. Ellos siguen creyendo... Yo, que ya soy un muggle muy veterano, he perdido toda la fe y no la encuentro por ninguna parte...El universo creado por J. K: Rowling a mi ya tiene poco que decirme, pero hay que reconocerle el trabajo de resumen, síntesis y recreación de las viejas tradiciones e historias sobre magos y magia (mezclado con una ligera crítica al tradicional y  encorsetado sistema educativo británico) que ha sido capaz de ir construyendo desde la publicación de Harry Potter y la piedra filosofal en 1997.

Roberto Sánchez


-Aragonia, C. Grancasa, Palafox, Puerto Venecia, Yelmo-

sábado, 19 de noviembre de 2016

La llegada (Arrival, 2016)****

Dir: Denis Villeneuve
Int: Amy Adams, Jeremy Renner, Forest Whitaker, Michael Stuhlbarg, Mark O'Brien, Tzi Ma, Nathaly Thibault, Pat Kiely, Joe Cobden, Julian Casey, Larry Day, Russell Yuen, Abigail Pniowsky, Philippe Hartmann, Andrew Shaver. 




12 naves extraterrestres han llegado a la Tierra, los altos mandos militares contratan a una experta lingüista (Amy Adams) para intentar averiguar si los alienígenas vienen en son de paz o suponen una amenaza. Conforme la mujer aprende a comunicarse con los extraterrestres, comienza también a experimentar visiones extremadamente realistas que llegarán a ser la clave que dará significado a la verdadera razón y misterio de esta visita extraterrestre... Adaptación del relato corto The Story of Your Life del escritor Ted Chiang, ganador de los reconocidos premios de ciencia ficción Hugo y Nebula. 

Erik Heisserer, el guionista, ya había trenzado un complejo guión para La cosa (The Thing), en su versión de 2011, dirigida por Matthijs van Heijningen Jr., adaptando otro mítico relato de ciencia ficción de John  W. Campbell Jr.(titulado Who Goes There? y que inspiró al menos dos versiones anteriores: El enigma... de otro mundo (1951), de Christian Nyby ( junto a un no acreditado Howard Hawsk) y La cosa (El enigma del otro mundo) (1982), de John Carpenter. La verdad es que en ese caso tenía demasiados referentes para poder valorar su originalidad. Sin embargo con La llegada, ha sabido huir del dominio de lo tecnológico para profundizar en la psicología de los personajes y manejar otro aspecto que le es muy querido como es el cine de terror, en el que, a pesar de su juventud (nació en 1970), ha firmado ya los guiones de Destino final 5 (2011) o la más reciente No apagues la luz (2016). En fin, que se le da bien eso de inquietar y crear situaciones angustiosas. 





El canadiense Denis Villeneuve ha recogido el testigo y ha sabido crear una atmósfera inquietante, misteriosa. Ha procurado que nos metamos en esos claustrofóbicos trajes aislantes, que las perspectivas y los puntos de vista establecidos se tambaleen. Por otro lado, Villeneuve está construyendo una filmografía irregular pero siempre buscando tratamientos arriesgados desde el punto de vista formal que aunque coquetean con las estructuras del Hollywood actual no se integran plenamente en ellas. La llegada, nunca es una película de acción: hay poquísimos disparos, aunque haya una presencia muy numerosa de militares, y no se abusa de los trucajes digitales. Prefiere que iniciemos un intrincado viaje, mediante sugerentes saltos ¿temporales? al interior de la mente de la doctora (en Filología) Louis Banks, una Amy Adams que le saca un gran partido a su personaje, fundamental para descubrir el misterio que encierra la visita extraterrestre. Este director, como dijimos, intenta (aunque no siempre ha logrado buenos resultados) ser personal, utilizando un ritmo más pausado, más reflexivo y poético que ha mostrado ya en Incendies (2010) o en Enemy (2013), en la que tenía la osadía de adaptar (con la colaboración del español Javier Guyón) una novela de Javier Saramago. 



El norteamericano Bradford Young, con una fotografía granulosa (intencionadamente envuelta en las brumas), alejada de esos habituales colores digitales tan nítidos que parecen paradójicamente irreales, y la inquietante sonoridad propuesta por el músico islandés Jóhann Jóhannsson, logran el deseado efecto, la magia de ponernos ante lo impensable. Una cultura extraterrestre se pone en contacto con nosotros e intenta dialogar, y nuestros representantes, una lingüista y un matemático, intentan responder e intercambiar mensajes con ellos, buscando caminos de comprensión y de crecimiento, ante la incomprensión de las autoridades.



Esta película ha apostado por un estilo que casi resulta un sacrilegio para el cine comercial actual, pero con las inevitables concesiones que creo permitirán asimilar su mensaje sin dificultades a la mayoría de un público cada vez más atenazado por la idea del espectáculo audiovisual de estos inicios del siglo XXI, cada vez más alejados de los aspectos poéticos y estéticamente valiosos del cine, que con buen criterio ha utilizado Denis Villeneuve. El sentido de "lo maravilloso", todavía parece estar vivo...


Roberto Sánchez

-Aragonia, C. Grancasa, Palafox, Puerto Venecia, Yelmo-

Después de la tormenta (Umi yori mo mada fukaku, 2016)***

Dir: Hirokazu Koreeda
Int: Hiroshi Abe, Kirin Kiki, Yôko Maki, Lily Franky, Isao Hashizume, Sôsuke Ikematsu, Satomi Kobayashi, Taiyô Yoshizawa.


A pesar de haber empezado una prometedora carrera de escritor, Ryota (Hiroshi Abe) va de desilusión en desilusión. Se ha divorciado de Kyoko (Yôko Maki) y gasta todo el dinero que gana como detective privado apostando en las carreras, por lo que finalmente no puede pagar la pensión alimentaria de su hijo de 11 años, Shingo (Taiyô Yoshizawa). Ahora Ryota intenta ganarse nuevamente la confianza de sus seres queridos y formar parte de la vida de su hijo. La situación no parece fácil, pero un día un tifón obliga a toda la familia a pasar una noche juntos… 

La carrera como cineasta de Hirokazu Koreeda se inició en 1989. Como es japonés hemos visto pocas de sus películas en Zaragoza, una ciudad en la que el público es un tanto provinciano a la hora de estar al tanto del cine de estreno que no sea norteamericano. De las que he podido ver, me parecen muy destacables: Still Walking (Aruitemo aruitemo, 2008), Air doll (Kûki ningyô, 2009), Milagro (Kiseki, 2011) y De tal padre, tal hijo (Soshite chichi ni naru, 2013), todas ellas, ha excepción de la peculiar Air doll, excelentes radiografias familiares de una gran sensibilidad. 



Shinoda Yoshiko (Kirin Kiki), es la madre de Ryota, una mujer ya mayor, al estilo más tradicional, que jugará un papel destacado en la trama. Los mayores, los abuelos, los padres, por un lado y los niños (los hijos, los nietos) tienen siempre una presencia directa (o simbólica) en el cine de Hirokazu Koreeda. Las relaciones intergeneracionales que ahora son más complejas que nunca en una sociedad japonesa muy tradicionalista que choca de frente con las nuevas tendencias y costumbres más occidentales, son analizadas en profundidad, pero utilizando un estilo narrativo simple y directo, en el que las tramas y situaciones familiares fluyen, sin convulsiones ni estallidos, pero siendo siempre sincero a la hora de mostrar las carencias emocionales o de comportamiento de sus "héroes cotidianos". 


Parece claro que uno de los modelos de Koreeda es el sublime realizador Yasuhiro Ozu (1903-1963), un maestro de la sutileza, capaz de mostrarnos el alma japonesa, en una trayectoria impecable iniciada en el periodo mudo (1927) que duró hasta El gusto del sake (Sanma no aji, 1962), su última película. Un gran maestro, prácticamente desconocido por los cinéfilos más jóvenes españoles y a los que propongo el placentero esfuerzo de recuperar su filmografía. Algunos directores japoneses actuales, como Hirokazu Koreeda, Kiyoshi Kurosawa o Yohiro Takita, respetan su modo de entender el cine y, en cierta medida, han sido capaces de modernizarlo y recuperar sus planteamientos.  

Roberto Sánchez


-Aragonia-

jueves, 17 de noviembre de 2016

Las furias (2016)**

Dir: Miguel del Arco
Int: José Sacristán, Mercedes Sampietro, Bárbara Lennie, Carmen Machi, Emma Suárez, Alberto San Juan, Elisabet Gelabert, Raúl Prieto, Gonzalo de Castro, Pere Arquillué, Macarena Sanz.

Marga (Mercedes Sampietro), una mujer de casi setenta años, anuncia a sus tres hijos que tiene la firme intención de vender la casa de verano familiar –un caserón en algún lugar de la costa española que servirá de escenario para el melodrama– con el propósito de emprender un largo y misterioso viaje. Después de algunos enredos y equívocos, los emplaza a pasarse por allí lo antes posible para elegir muebles, enseres o recuerdos que quieran conservar antes de que la venta se lleve a cabo.  Héctor (Gonzalo de Castro), el hermano mayor, propone aprovechar el mismo fin de semana en el que deshagan la casa entre todos para celebrar en familia su boda con la mujer con la que lleva más de quince años viviendo y de la que todos esperaban que se separara. La familia vivirá un fin de semana dividido entre: qué ha pasado, qué te pasa, no me puedo creer que esto esté pasando, eso nunca debió de pasar y ha pasado lo que tenía que pasar…una típica reunión familiar.

Miguel del Arco, un hombre que viene del mundo del teatro, ha intentado emular con su primer largometraje al británico Sam Mendes (otro cineasta que llegó desde los territorios de Talía y Melpómene). También ha intentado, en algunos aspectos parciales, optar por un humor descarnado con ciertos reflejos a Woody Allen. Bueno, pues ha logrado alejarse de esos dos posibles modelos; aunque hay que reconocerle que el trabajo con todos los actores ha sido brillante.


Miguel del Arco ha pretendido lograr en casi todas las secuencias momentos impactantes, situaciones límite. Vamos, que no ha querido, o no ha podido, adecuarse a los tiempos necesarios de la narración cinematográfica, confiando ciegamente en las capacidades de sus actores para salir airosos de las unas situaciones planteadas siempre como retos interpretativos. Además, todos los personajes están vinculados al mundo del teatro, en un guiño autorreferencial constante a un grupo de actores que igualmente han tenido y tienen mucha relación con ese medio. Miguel del Arco quería lograr la fórmula de la fusión perfecta de cine con teatro, y de teatro con cine.

En mi opinión, sólo ha habido por el momento, un gran creador que supo trabajar con maestría y perfección estos dos mundos: el sueco Ingmar Bergman, aunque incluso él, tuvo constantemente  que engañar a su esposa "El teatro", con esa apasionada amante en la que se convirtió "su cine".


Miguel del Arco es ambicioso, y ha querido que su historia se pareciera lo más posible a una película. Ha querido, sin éxito, superar la teatralidad, imitar algunos recursos de maestros consagrados... Por ejemplo, ha cuidado al máximo la fotografía (por cierto, excelente), contando con el buen hacer de Raquel Fernández Núñez, en activo desde 1999, con trabajos para Mariano Barroso o María Ripoll, entre otros.

Con todo, para mi, sigue estando demasiado cerca de la experiencia teatral, un aspecto que debidamente articulado no debería haber resultado un lastre si no fuera por que este nuevo director de cine todavía no es un cineasta pleno. Le pesan demasiado las musas del teatro...


Roberto Sánchez

-Aragonia-

viernes, 11 de noviembre de 2016

100 metros (2016)***

Dir: Marcel Barrena
Int: Dani Rovira, Karra Elejalde, Alexandra Jiménez, Maria de Medeiros, Clara Segura, David Verdaguer, Bruno Bergonzini, Alba Ribas, Marc Balaguer, Andrés Velencoso.




Ramón (Dani Rovira), padre de familia treintañero, vive para el trabajo hasta que su cuerpo empieza a fallar. Diagnosticado de esclerosis múltiple, todos los pronósticos parecen indicar que en un año no será capaz de caminar ni cien metros. Ramón decide entonces plantarle cara a la vida participando en la prueba deportiva más dura del planeta. Con la ayuda de su mujer (Alexandra Jiménez) y el gruñón de su suegro (Karra Elejalde), Ramón inicia un peculiar entrenamiento en el que luchará contra sus limitaciones, demostrándole al mundo que rendirse nunca es una opción... Biopic sobre Ramón Arroyo, un joven diagnosticado de esclerosis al que le dijeron que no sería capaz de caminar ni cien metros.

Marcel Barrena es un realizador de corta experiencia (ha firmado un largo televisivo titulado Cuatro estaciones, en 2010, y el documental Món petit, en 2012), sin embargo como guionista, para la televisión, para documentales y algún largo, su trabajo se remonta al año 2004. Es en ese oficio en el que parece haber obtenido la suficiente solvencia como para agarrar esta historia verdadera de superación personal y construir un film entretenido que de algún modo supera, o al menos iguala, los cientos de modelos semejantes del cine norteamericano que han terminado por convertir este tipo de historias de superación personal en todo un subgénero aceptado y que, de vez en cuando, permite a los actores que incorporan a estos personajes puestos en el límite (de lo mental y de lo físico) ganar algún premio de la Academia. 




Marcel Barrena dirige y guioniza la historia real de Ramón Arroyo. En un principio la elección de Dani Rovira (celebérrimo actor gracias a Ocho apellidos vascos y Ocho apellidos catalanes y a su actividad como monologuista) no parecía la mejor elección, pero lo cierto es que ha convencido a este incrédulo comentarista por su entrega y por ser capaz de integrar con fortuna su evidente vis cómica en un personaje tan dramático. Lo mismo cabe decir de sus acompañantes en la aventura: un soberbio Karra Elejalde (que mejora con los años) y Alexandra Jiménez, una actriz más conocida por sus posibilidades cómicas, pero que demuestra sobradamente en esta película su variedad de registros. 




Marcel Barrena, armado con un guión poco o nada original (pero "verdadero"), un grupo de actores en estado de gracia y una realización clásica (sin estridencias, pero eficiente) ha logrado una sorprendente película que en algunos momentos es capaz de tocar nuestra fibra sensible y hacerlo de modo inteligente, sin derivar hacia la sensiblería.

Roberto Sánchez


-Aragonia, C. Grancasa, Puerto Venecia, Yelmo-







Sully (2016)***** o ***

Dir: Clint Eastwood

Int: Tom Hanks, Aaron Eckhart, Laura Linney, Anna Gunn, Autumn Reeser, Sam Huntington, Jerry Ferrara, Jeff Kober, Chris Bauer, Holt McCallany, Carla Shinall, Lynn Marocola, Max Adler, Valerie Mahaffey, Ashley Austin Morris.


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El héroe salvador            

Clint Eastwood, sin duda pasará a la historia del cine como un gran director, además de haber tenido una larga etapa como actor. Ahora nos entrega en Sully otra pequeña-gran historia. ¿Y por qué digo pequeña y grande al mismo tiempo, os preguntaréis? Porque de una simple noticia (como hay muchas, hoy día, de catástrofes que la gente contempla tranquilamente mientras come o cena en su casa), ha construido una historia con su particular estilo personal. 

Una historia humana, donde se muestran cualidades como el valor, al amor por el trabajo bien hecho, o mejor dicho, la pasión por hacer en la vida lo que a uno le gusta y hacer de ello su trabajo de un modo impecable. La figura de héroe, que en realidad tiene mucho en común con el anti héroe del western, así como sus claroscuros y sus dudas e incertidumbres, es una constante en la carrera de Eastwood; primero como actor (lo que sin duda le ha ayudado mucho a entender ese personaje y construirlo después como director). Desde Infierno de cobardes (1972), su segunda película como cineasta, pasando por El jinete pálido (1985) hasta llegar a esa obra maestra que es Sin perdón (1992), va recorriendo ese camino constructivo del personaje que pulirá en una segunda etapa con otras obras maestras como Mystic River (2003), Million Dollar Baby o Cartas desde Iwo Jima (2006), hasta llegar a Gran Torino (2008); sin duda una década prodigiosa para Eastwood como director. Tras la polémica pero también excelente El francotirador (2014), donde de nuevo encontramos a ese “héroe” sembrado de dudas y claroscuros, con Sully estamos para mí ante la nueva y por el momento más reciente obra maestra de este director de 86 años que se ha convertido en la reencarnación amalgamada de algunos de los mejores directores clásicos de los géneros de western y aventuras de la historia del cine como John Ford, Henry Hathaway, John Huston o Raoul Walsh. Siempre, eso sí, con un personal sello que hace inconfundibles sus películas. 







De su protagonista absoluto, Tom Hanks, que por primera vez trabaja a las órdenes de Eastwood (esperemos que no sea la última), qué se puede decir a estas alturas. A pesar de contar con algunos papeles mediocres (hasta los mejores actores aceptan películas de las llamadas “alimenticias”, (véase Robert De Niro como uno de los ejemplos más claros de los últimos años) como el reciente en Inferno o El código da Vinci, su carrera tiene joyas como: Philadelphia (1993), Forrest Gump (1994), La milla verde (1999), Náufrago (2000), Camino a la perdición  (2002) o las más recientes Capitán Phillips (2013) y El puente de los espías (2015), lo que le convierten en uno de los, para mí, mejores actores de las tres últimas décadas. Arropado por unos estupendos secundarios (desde su esposa hasta el último de los pasajeros dan la talla) y un magnífico guión de Todd Kormarnicki que adapta a la pantalla la historia contada en un libro por el propio capitán Chesley “Sully” Sullenberger, un aviador de raza con más de treinta años de vuelo curtido como piloto de caza militar antes de llevar vuelos comerciales. Sully se enfrenta a una sociedad en la que las máquinas y los robots tienen cada vez más capacidad para juzgar y culpabilizar las decisiones y los actos humanos, y en la que parece importar más lo que muestra un simulador adiestrado para no tener reacciones ni sentimientos humanos que la pericia, la experiencia y la valentía de un hombre que tuvo que decidir como salvar la vida de 155 personas en apenas 4 minutos, tomando la única opción válida para evitar una tragedia.




La música, con especial predilección por el jazz y una estupenda banda sonora en la que Tierney Sutton, una de mis vocalistas preferidas (acompañada de su banda), pone un broche de oro al que se suma además un tema compuesto por el propio Clint Eastwood (como sabréis, gran aficionado y apasionado del jazz). 

Por todo ello, Sully compone un relato narrativamente perfecto, llevado de manera muy inteligente, dosificando la historia y los hechos reales en que se basa con una contención  y un tempo que lo hacen funcionar como un reloj suizo. 

Míster Eastwood, siga demostrando esa energía y sabiduría para regalarnos todavía más obras como ésta durante muchos años más. 

Gonzalo J. Gonzalvo.


***
El milagro de Eastwood 

Lo sorprendente o "milagroso" de este espectacular accidente de aviación descrito en el filme, y que Clint Eastwood nos relata con precisión,  es que todos sobrevivieron. Y además, casi parece interesarse más por algo que tuvo muy poca repercusión mediática, la investigación, por otro lado algo natural en caso de cualquier accidente que, según nos cuentan en el film, llegó a poner en duda esa decisión de "aterrizar" sobre el río, teniendo pistas cercanas. Todd Komarnicki, el guionista, se detiene bastante en ese proceso y además nos cuenta cómo fue el momento del accidente, bajo dos puntos de vista; insistirá igualmente, pero sin estridencias, en mostrarnos la desazón, las dudas y la situación traumática del veterano piloto que tuvo que tomar una arriesgada decisión en segundos. Aunque todo salió bien y mucho tuvo que ver con su pericia y experiencia, los sueños y las alucinaciones postraumáticas amenazan con desequilibrar al "héroe" en ese proceso de investigación y hasta el momento de su resolución será capaz de contener sus nervios. Desde el punto de vista argumental y sin negar que sucediera como se nos cuenta, parece algo pueril que se le sometiera a ese juicio que parece sostenerse tan sólo en lo que los simuladores proponen. 




También es sorprendente, y grato, que el veterano Clint Eastwood sea capaz, cierto que muy bien secundado en la interpretación por Hanks, de sacarle jugo a esta historia, aparentemente tan mínima. 

Estamos ante una historia de la que conocemos los diferentes desenlaces, así que Eastwood, con la habilidad del mejor narrador clásico de Hollywood hoy en día (empleando con agilidad un entrelazado de flashbacks) logra alargar una trama casi inexistente y ofrecernos otra pequeña joya de virtuosismo cinematográfico. Obtiene de la casi nada argumental, un eficiente relato cinematográfico repleto de sensibilidad que sabe utilizar los trucajes y efectos especiales sin romper nunca con el sentido de realidad necesario, para entender que estamos ante una recreación naturalista de unos hechos reales, pero que, en efecto, parecen pura fantasía. 

A diferencia de mi colega Gonzalo J. Gonzalvo, no me parece una de sus obras maestras, es un buen trabajo de un director magnífico que, por otra parte ya no tiene nada que demostrar, salvo su habilidad, su pericia para hace entretenida mediante recursos puramente cinematográficos una historia previsible. Vamos, que yo soy el de las tres***....


Roberto Sánchez

-Aragonia, C. Grancasa, Palafox, Puerto Venecia, Yelmo-

sábado, 5 de noviembre de 2016

Doctor Strange (2016)***

Dir: Scott Derrickson

Int: Benedict Cumberbatch, Chiwetel Ejiofor, Rachel McAdams, Mads Mikkelsen, Tilda Swinton, Benjamin Bratt, Michael Stuhlbarg, Scott Adkins, Zara Phythian, Alaa Safi, Katrina Durden, Neve Gachev, Amy Landecker, Dante Briggins, Tony Paul West, Daniel Eghan, Annarie Boor, Jill Buchanan, Pezhmaan Alinia, Stan Lee. 


Los guionistas de esta nueva entrega de la Marvel son Scott Derrickson, el mismo que dirige, responsable de unas cuantas películas de terror como El exorcismo de Emily Rose (2005), o Libranos del mal (2014), C. Robert Cargill, conocido por su trabajo en Sinister (2012), dirigida también por Derrickson  y Jon Spaihts, uno de los responsables de Prometheus (2012), de Ridkey Scott. Un grupo de escritores competentes que han intentado dar forma a los personajes y situaciones creados por Stan Lee y Steve Ditko, en 1963, para loscómics. Siempre es una misión compleja echar a andar una franquicia cinematográfica de supehéroes y ellos lo han resuelto con elegancia, aunque el guión no es la mejor parte... 

La vida del Dr. Stephen Strange cambia para siempre tras un accidente automovilístico que le deja muy malheridas sus manos. Cuando la medicina tradicional falla, se ve obligado a buscar esperanza y una cura en un lugar impensable: una comunidad aislada en Nepal llamada Kamar-Taj. Rápidamente descubre que éste no es sólo un centro de recuperación, sino también la primera línea de una batalla en contra de fuerzas oscuras y ocultas empeñadas en destruir nuestra realidad. En poco tiempo, Strange, armado con sus poderes mágicos recientemente adquiridos, se ve obligado a elegir entre volver a su antigua vida de riqueza y prestigio o dejarlo todo, para defender el mundo como el mago más poderoso del planeta.




Benedict Cumberbatch es ahora el Dr. Strange. Este actor, nacido en Londres en 1976, se está convirtiendo en toda una leyenda. Su Sherlock (2010-2017), su Khan de Star Trek: en la oscuridad (2013), la incorporación de Julian Assange en El quinto poder (2013), su portentosa voz al servicio de Smaug y Necromancer en El Hobbitt  (2013 y 2014), su Alan Turing en The Imitation Game (2014), han demostrado su ductilidad y buen hacer profesional. Las películas por las que pasa, aunque a priori parezcan o sean mediocres, adquieren un aura de dignidad "shakespiriana" que no se daba en el cine desde la época de Laurence Olivier. Y ese aura, más su sentido del humor, ha llegado a los productos Marvel y seguramente para quedarse una temporada. 


Este cómic nunca fue una de las franquicias principales de Marvel, pero es verdad que mucho antes que los "Harry Potter" y compañía puso en el candelero el tema de la magia negra, combinada, en este caso, con la medicina y el necesario heroismo. 

En el cine sólo había tenido una mediocre adaptación televisiva, dirigida en 1978 por el desconocido Philip DeGuere Jr. y protagonizada por Peter Hooten. 




Ahora, en su nueva adaptación para la pantalla grande, han construido una perfecta maquinaria, mediante los efectos especiales que recuerdan, en cuanto al tratamiento de los escenarios la película Origen (Incepction, 2010), de Christopher Nolan; a la que hay que añadir la poderosa presencia de unos secundarios de lujo capaces de hacer creíbles personajes tan estrambóticos como Mordo (Chiwetel Ejiofor), Wong (Benedict Wong), Kaecilius (Mads Mikkelsen) o The Anciant One (Tilda Swinton). 

Se me pasó la edad de disfrutar plenamente este tipo de productos, pero debo reconocer que, por momentos, Cumberbatch / Strange, me ha llevado con él a los universos paralelos controlados por Dormammu, ese señor supremo del mal con resonancias "lovecraftianas".

Roberto Sánchez

-Aragonia, C. Grancasa, Palafox, Puerto Venecia, Yelmo-

miércoles, 2 de noviembre de 2016

Yo, Daniel Blake (2016)***

Dir: Ken Loach

Int: Hayley Squires, Natalie Ann Jamieson, Dave Johns, Micky McGregor, Colin Coombs, Bryn Jones, Mick Laffey, Dylan McKiernan, John Sumner, Briana Shann, Rob Kirtley.

Por primera vez en su vida, víctima de problemas cardíacos, Daniel Blake (interpretado por Dave Johns), carpintero inglés de 59 años, se ve obligado a acudir a las ayudas sociales. Sin embargo, a pesar de que el  médico le ha prohibido trabajar, la administración le obliga a buscar un empleo si no desea recibir una sanción. En el transcurso de sus citas al “job center”, Daniel se cruza con Katie (Hayley Squires), una madre soltera con dos niños que tuvo que aceptar un alojamiento a 450 km de su ciudad para evitar que la envíen a un hogar de acogida. Prisioneros de la maraña de aberraciones administrativas actuales de Gran Bretaña, Daniel y Katie intentarán ayudarse mutuamente.

Ken Loach (nacido en 1936) es uno de los pocos cineastas actuales que denuncian en su cine las evidentes injusticias del sistema capitalista. Con un estilo limpio, puro y cristalino nos va relatando sin descanso el devenir de unos personajes machacados por un sistema inhumano, ilógico y que, además, vuelve duros y desagradables a los que colaboran con él como meros esbirros, sin hacerse nunca preguntas. Personas insensibilizadas ante este nuevo fascismo de las grandes compañías multinacionales que han ido logrando privatizar, para beneficio de unos pocos, los servicios sociales.



Yo, Daniel Blake supuso su segunda Palma de Oro en Cannes y demuestra, una vez más, que sus películas (de nuevo con guión de Paul Laverty) si tratan temas que incumben a su país y se ambientan en él (ahora la historia está localizada en el norte de Inglaterra), los resultados son excelentes. Además, esta historia local es fácilmente extrapolable a muchos lugares de la Europa más avanzada. La miseria está tocando a nuestra puerta (sobre todo a la de la clase trabajadora) o se ha instalado ya a nuestro lado. Da miedo, pero ya está con nosotros por mucho que miremos hacia otro lado o nos dejemos seducir por opios como la televisión, el fútbol y la publicidad engañosa. 



Ken Loach y Paul Laverty nos la muestran en primer plano, pero también nos hablan con orgullo de los que siguen luchando por sus derechos, de los que hundidos en el fango por un sistema injusto, se levantan y protestan, se levantan y reclaman justicia social. El "estado del bienestar" actual les niega sus derechos con saña y retorcimiento, mediante una serie de marañas burocráticas pensadas para amendrentarnos y que la película de Loach nos muestra sin reparos. Es fácil reconocerse en algunas de las situaciones descritas, es duro saber que en cualquier momento puede llegar la desgracia. La película no juega a dulcificar o suavizar lo que el sistema nos obliga a hacer. Lo muestra con naturalidad y, en ocasiones, hasta se cuelan algunas notas irónicas y melancólicas. 

Quizás no sea la´mejor película del maestro inglés, pero resulta imprescindible y demuestra que otro cine es posible...

Roberto Sánchez

-Aragonia-

Que Dios nos perdone (2016)****

Dir: Rodrigo Sorogoyen

Int: Antonio de la Torre, Roberto Álamo, Javier Pereira, Luis Zahera, José Luis García Pérez, Mónica López, María Ballesteros, Rocío Muñoz-Cobo, Ciro Miró, Andrés Gertrúdix, Silvia Casanova, Josean Bengoetxea. 


En Madrid, durante el tórrido verano de 2011 nos encontramos con un panorama complejo y convulso marcado por la crisis económica, el Movimiento 15-M, y un millón y medio de peregrinos que esperan la llegada del Papa. En este contexto, los inspectores de policía Alfaro (Roberto Álamo) y Velarde (Antonio de la Torre) deben encontrar al que parece ser un asesino en serie cuanto antes y sin hacer ruido. La caza del asesino les irá poniendo a prueba paulatinamente. Los dos tienen serios problemas en las relaciones personales, y aunque parecen buenos profesionales, tendrán que superar esos problemas, con no poco sufrimiento y la incomprensión de sus jefes y compañeros. 

Rodrigo Sorogoyen había destacado en la dirección de algunas series televisivas (por ejemplo en La pecera de Eva, de 2010-2011) y sobre todo por el elegante y sobrio trabajo de dirección de Stockholm (2013), que fue su primer largometraje. Una parte de la sabiduría en la dirección de actores presente en ese film, vuelve a ponerse de manifiesto en Que Dios nos perdone. El guión, escrito junto a su habitual colaboradora Isabel Peña, es la clave para entender los elementos propios (hispanos), aunque haya ciertas dependencias genéricas respecto al thriller norteamericano actual.



Lo del thriller español empieza a ser un fenómeno importante. Lo que fue un género secundario está dejando paso, gracias al trabajo de realizadores como Enrique Urbizu, Alberto Rodríguez o este recién llegado Sorogoyen, un modo personal y con características propias. En el caso que nos ocupa, el papel indirecto de la religión, las tortuosas relaciones materno-filiales, las peculiaridades de algunos barrios madrileños, y el convulso contexto socio-económico, contribuyen a crear un ambiente enrarecido y denso al que contribuyen especialmente el espectacular trabajo de Antonio de la Torre y Roberto Álamo, además del conjunto de secundarios. 



Por otro lado, el trabajo de Alejandro de Pablo (otro de sus habituales colaboradores) en la dirección fotográfica, unida a la eficiencia de la puesta en escena nos dan como resultado una película excelente, con un ritmo narrativo incansable y siempre ajustado a una historia que muestra con soltura los lados más oscuros del ser humano, dejando ligeras, muy ligeras esperanzas, para que Dios nos perdone.

Roberto Sánchez

-Aragonia, Palafox, Puerto Venecia, Yelmo-