miércoles, 28 de febrero de 2024

La estrella azul (2023)****

 Dir: Javier Macipe

Int: Pepe Lorente, Cuti Carabajal, Bruna Cusí, Marc Rodríguez, Mariela Carabajal, Catalina Sopelana, Noelia Verenice Díaz, Alberto Castrillo Ferrer, Pablo Álvarez, Josh Climent, Manuel Chacón.



Me ha costado decidirme, pero al final os voy a compartir algunas de las sensaciones que me ha dejado el primer largometraje del director aragonés Javier Macipe, otro cineasta de esta región que oposita con firmeza a situarse entre los grandes.



Es cierto que algunos de sus cortometrajes, y en especial Os meninos do rio (2014), ya anunciaban que Macipe debía ser tenido en cuenta entre los más prometedores del panorama español.

Después de haber superado no pocas dificultades (incluida una nociva Pandemia mundial), se ha hecho realidad este biopic dedicado al poeta y músico zaragozano Mauricio Aznar (1964 / 2000), que evolucionó desde sus gustos "rockanroleros" hacia la chacarera argentina.



La película con elevadas dosis de sensibilidad poética, nos invita a seguir un viaje de iniciación con destino a la belleza que se oculta detrás de un estilo musical que se desarrolló en el lejano (y a la vez cercano) Santiago del Estero, al otro lado del "charco".

Las decisiones de Macipe, como realizador y guionista, la competencia de sus colaboradores, destacándose la voluntad de metamorfosis anímica del actor Pepe Lorente, han transformado esta película en una delicia que destila verdad y que puede disfrutar un amplio público, pero que hemos asimilado con mirada cómplice los zaragozanos nacidos  en torno a los años 60 que compartimos locales de música y birras con Mauricio.



No quiero extenderme, ni describir mucho más un film repleto de oportunas y brillantes soluciones de puesta en escena, que no son novedosas pero que están usadas con precisión por un director que parece todo un maestro veterano (tengan en cuenta que nació en Zaragoza en 1987).

Al final, sólo recomendarles que no se la pierdan y que intenten disfrutarla en una pantalla de cine.

Roberto Sánchez

La tierra prometida (The Bastard) (2023)****

 Dir: Nikolaj Arcel

Int: Mads Mikkelsen, Amanda Collin, Simon Bennebjerg, Melina Hagberg, Kristine Kujath Thorp, Gustav Lindh, Thomas W. Gabrielsson, Søren Malling, Jakob Ulrik Lohmann, Magnus Krepper, Morten Hee Andersen, Felix Kramer.



Mads Mikkelsen: el gran actor que vino del frío.

Es curiosa la coincidencia de que, este extraordinario actor danés, comenzara a las órdenes de otro compatriota, entonces desconocido cineasta, llamado Nicolas Winding Refn, que bastantes años después dirigiría esa obra maestra del Neo Noir que es Drive (2011). A principios del segundo milenio, despunta ya claramente, de nuevo a las órdenes de Refn con The Pusher (2004). Ese mismo año participa ya en blockbusters como El rey Arturo (Anthony Fuqua, 2004)), aunque no deja de lado el cine de autor, trabajando con cineastas como Ole Christian Madsen o Susanne Bier. Inolvidable malvado “Le Chiffre”, junto al agente 007, en Casino Royale (Martin Campbell, 2006). Este actor camaleónico es capaz de meterse en la piel de cualquier personaje, logrando cotas de gran brillantez a las órdenes del cineasta Thomas Vinterberg en La caza (2012) y Otra ronda (2020).


Me he extendido un poco en la trayectoria de Mikkelsen, porque Bastarden (título original cuya 
traducción está bastante clara), titulado en España como La tierra prometida, pivota absolutamente sobre la personalidad, el carisma y la fuerza interpretativa del actor danés. The Bastard (en su titulo en inglés) es un curioso y extraordinario filme que se mueve entre el drama de ambientación histórica y ecos del mejor western clásico al estilo de los grandes clásicos como John Ford. 

¿Y qué es lo que nos cuenta? Pues bien, hemos de retroceder hasta la dura y salvaje Dinamarca del siglo XVIII. En esa época en la que los nobles disfrutan de privilegios y el pueblo llano pasa grandes necesidades, el rey danés Frederik V firma un decreto para que los páramos salvajes de Jutlandia puedan ser colonizados y cultivados, permitiendo que la población pueda extenderse y generar nuevos impuestos. Sin embargo, nadie se atreve a acatar el decreto real. Se trata de una tierra inhóspita y yerma, poblada por animales salvajes y castigada por una naturaleza brutal e implacable. Pero, a finales del verano de 1755, un militar llamado Ludvig Kahlen se propone establecerse allí, y con voluntad inquebrantable, lograr que esos páramos le proporcionen la riqueza y el honor que ha deseado siempre.



Con una fabulosa fotografía de Rasmus Videbaek, que retrata con una belleza casi fordiana los paisajes y la naturaleza de los agrestes y fríos páramos en los que, el capitán Khalen, decide labrar y cultivar patatas y atraer con ello a numerosos colonos que llenen de vida esas tierras. Pero, además de luchar contra la naturaleza, tendrá enfrente a un cruel oponente, el despiadado Frederik de Schinkel, un noble que se arroga el derecho de posesión sobre dichas tierras. Cuando De Schinkel se percata de que su criada, Ann Barbara, y su servil marido han escapado para refugiarse con Kahlen, emprenderá una guerra sin cuartel contra él de consecuencias imprevisibles. 

El film transita ante los ojos del espectador, envolviéndolo y conquistándolo, con la pétrea mirada de Mikkelsen como guía y caudillo de esta batalla silenciosa que tendrá que librar. Sin duda la mayor y más difícil de su vida. Una verdadera delicia haberla podido disfrutar en la gran pantalla del cine Cervantes, uno de los pocos cines señoriales que quedan en la ciudad. 

A pesar de su metraje y su ritmo pausado, el filme no se hace nada largo. La sobria y eficaz dirección, la solidez interpretativa de Mikkelsen, bien arropado por el resto del reparto, y la belleza de los paisajes daneses, son el lienzo ideal para desarrollar una historia de ambición personal, honor, lucha de clases y desafío a las fuerzas de la naturaleza. Unas tierras tan duras como el propio capitán Khalen, un hombre que no se arredrará ante nada ni ante nadie, y que solo rendirá cuentas y fidelidad al rey. 



El malvado del filme, esta vez, estará encarnado por el actor Simon Bennebjerg, que encarna con solvencia al repulsivo Frederick de Schinkel, un noble acostumbrado a satisfacer todos sus caprichos y poseer cuanto se le antoja, carente de cualquier escrúpulo moral, sádico y arrogante.

La tierra prometida es, por ahora, junto con Pobres criaturas (filme del que hablaré en mi próximo artículo), de lo mejorcito que se ha proyectado en este discreto mes de febrero que ya da sus últimos coletazos para dar paso al mes en el que tendrá lugar una nueva ceremonia de los Oscar, que traerá numerosos estrenos y, como siempre, polémica respecto a la concesión de los más afamados y deseados galardones del séptimo arte. Así que mi consejo es que no se la pierdan. 

Del siempre original y diferente Yorgos Lanthimos solo adelantar que su último trabajo es un prodigio de imaginación, que Emma Stone está verdaderamente maravillosa y, desde luego, si no lo gana, va a tener muy cerca ese codiciado Óscar a la Mejor Actriz del 2024.

GONZALO J. GONZALVO

Escritor y Crítico de Cine 

jueves, 8 de febrero de 2024

Los asesinos de la luna (2023)*****

 Dir: Martin Scorsese

Int: Leonardo DiCaprio, Robert De Niro, Lily Gladstone, Jesse Plemons, Louis Cancelmi, Brendan Fraser, John Lithgow, Tantoo Cardinal, Pat Healy, Barry Corbin, Gary Basaraba, Scott Shepherd, Sturgill Simpson, Cara Jade Myers, Jillian Dion, Jason Isbell, William Belleau, Janae Collins, Tatanka Means.



Un guion escrito entre Eric Roth y Martin Scorsese, adaptando el libro de David Grann (que tiene el mismo título que la versión original: Killers of the Flower Moon), ha permitido sumar a la ya extensa filmografía de Scorsese una nueva obra maestra. Y lo digo con todas las consecuencias. A mi, me cuesta mucho encontrarme con películas que me impacten lo suficiente como para darles esta calificación.



Creo que conviene hacer un pequeño repaso a su filmografía. Con 81 años, este neoyorquino (nacido en Queens) tiene en su haber casi 100 producciones audiovisuales (ficción, series, documentales, etc.). Ha dirigido más de 70 largometrajes, entre ellos algunas obras magistrales, según mi entender, que quiero recordarles: Taxi Driver (1976), Toro salvaje (1980), Uno de los nuestros (1990), el primer episodio de Boardwalk Empire (2010), El irlandés (2019) y ahora mismo, Los asesinos de la luna (2023).



Ambientada en la Oklahoma de la década de 1920, narra los asesinatos en serie de los miembros de la nación indígena Osage, que era muy rica en petróleo; una serie de crímenes brutales que más tarde se conocería como el "Reinado del Terror". Aunque, en realidad, es una parte más de la brutal historia (casi siempre ocultada) de un país, Estados Unidos, marcado, entre otras brutalidades, por el genocidio de la población indígena.




Algunas de las razones para considerar este film como una obra maestra, son su firme confianza en Robert de Niro y Leonardo DiCaprio, dos actores fetiche para Scorsese, que rinden a la perfección a su servicio, y la soberbia interpretación de Lily Gladstone, que no era una actriz desconocida, pero que ha dado un salto cualitativo con su interpretación (es Mollie Burkhart, en el filme), siendo otra de las claves (con sus sutiles expresiones y miradas) de este peculiar western/thriller, que tiene la firma inimitable del maestro Scorsese. Han sido capaces, Roth y Scorsese, en su guion, de compaginar lo más íntimo (la compleja historia de amor entre Ernest/DiCaprio y Mollie/Gladstone), la relación entre William Hale (De Niro) y su sobrino Ernest (DiCaprio), que devienen en símbolo de toda una sociedad (la norteamericana blanca) corrompida por la ambición y capaz de justificar el asesinato para enriquecerse a costa de un prójimo masacrado sin escrúpulos.




No quiero, ni debo, desvelar algunas agradables sorpresas en los planteamientos formales utilizados, con un gran gusto estilístico, en el prólogo y en el epílogo. Con esos recursos, Scorsese demuestra un profundo conocimiento del cine, de los mass media y de su historia, de cómo se utilizan para manipular los hechos y, de paso, nos vuelve a dar toda una lección de cine. Trabajo excelente con todo el reparto (subrayado quedó el de los protagonistas), con los detalles idiomáticos (se escucha inglés, siux, latín, francés...), fotografía sobresaliente del mexicano Rodrigo Prieto, y una banda sonora cuidada al extremo, como nunca puede faltar en el cine de Scorsese, coordinada por Robbie Robertson (fallecido recientemente), con piezas originales inspiradas en la música tribal Osage, algunos blues de los años veinte y gotas del jazz primigenio.


Profunda, rotunda, elegíaca, magnífica, a sus 3 horas y 26 minutos no les sobra ni un minuto. ¡Qué no se 
muera nunca Scorsese!

Roberto Sánchez