miércoles, 25 de septiembre de 2019

Sordo (2019)**

Dir: Alfonso Cortés-Cavanillas
Int: Asier Etxeandia, Marian Álvarez, Hugo Silva, Aitor Luna. Imanol Arias, Olimpia Melinte, Ruth Díaz, Jorge Basanta, Stephanie Gil, Antonio Dechent, Manuel de Blas.

Estamos en 1944, la Guerra Civil ha terminado, pero algunos grupos de resistentes (los maquis) siguen en pie de guerra. Anselmo (Asier Etxeandia), antiguo maestro reconvertido en guerrillero, se quedo sordo después de sobrevivir a una aparatosa explosión durante la voladura de un puente. Se queda aislado e intenta escapar a la persecución del peculiar Capitán Bosch (Aitor Luna), y la no menos particular mercenaria rusa Darya Sergéevich Volkov (Olimpia Melinte).





Los guionistas de Sordo son Alfonso Cortés-Cavanillas y Juan Carlos Díaz Martín, adaptan la novela gráfica de David Muñoz y Rayco Pulido, y en ese sentido siguen los pasos del western, y quizás algunas referencias a un personaje mítico del cómic, llamado Corto Maltés. Fue creado por el italiano Hugo Pratt en 1969, y con varias adaptaciones audiovisuales en forma de series y cine de animación, más una versión reciente con personajes reales (dirigida por Christopher Gans), pero sin fecha de estreno todavía. Esa parece ser otra de las líneas de inspiración del cómic, que perdura en la reinterpretación fílmica.




Lo mejor del film de Alfonso Cortés-Cavanillas es la estupenda factura técnica. Hay que sumarle el buen trabajo de casi todo el reparto, ya que la actriz rumana Olimpia Melinte, no puede con esa atrabiliaria mercenaria rusa, ¡al sevicio del ejército franquista!, que siempre resulta inverosímil y cuyas acciones, siendo aparentemente decisivas a la hora de enfrentarse a "Sordo", son además de poco creíbles, absurdas y sin sentido..., sospecho que poco o nada ha podido hacer la Melinte para construir un personaje que no caiga casi siempre en el ridículo. Y es que la historia resulta difícil de seguir, por las continuas incongruencias de las acciones y la inverosimilitud de algunos personajes como la citada mercenaria...



La primera hora, supone un buen planteamiento de la historia que tiene un poderoso personaje en los parajes montañosos (de Santander, por cierto) como el mejor de los westerns. Incluso el parsimonioso ritmo narrativo es acertado y sugerente, reforzando una puesta en escena más cercana al clasicismo de Eastwood, que al manierismo de Tarantino, pero sin lograr nunca aproximarse al virtuosismo que suele estar presente en los guiones de los dos maestros norteamericanos.




Aunque fallida en su incongruente guion, las dos horas que dura la función, transcurren relativamente rápidas. Debe valorarse su visión cercana al cómic, al western y al cine de aventuras, con un tema tan delicado como el de la Guerra Civil que, por cierto, queda siempre diluida, como un suceso extremo que ha ido marcando el terrible destino de todos los personajes, un hado cruel que los españoles no hemos sabido cerrar todavía. 





Los Españoles vencidos en esa terrible guerra no han logrado acceder a esa justicia "independiente" a la  que se viene reclamando desde hace tanto tiempo. Ni los muertos, ni sus descendientes pueden descansar en paz. Los "vencedores" y sus herederos (ahora reconvertidos en ejemplo de demócratas) siguen haciendo imposible que las normas y leyes necesarias para cerrar las heridas se pongan de una vez por todas en marcha. Los crímenes de los "vencedores" siguen impunes, la tan aclamada y necesaria Democracia no ha logrado hacer justicia...

Roberto Sánchez

-Aragonia-

viernes, 13 de septiembre de 2019

Diamond Flash (2011)** Referencia exprés 39

Dir: Carlos Vermut
Int: Ángela Boix, Miquel Insua, Klaus, Rocío León, Eva Llorach, Victoria Radonic, Ángela Villar, Petra del Rey,
Alba Guerrero, Miguel Noguera, Micaela Quesada, Teresa Soria Ruano, Javier Botet, María Cuéllar.

Violeta (Eva Llorach) está dispuesta a lo que sea por encontrar a su hija desaparecida. Elena (Ángela Villar y María Cuéllar) guarda un extraño secreto. Lola (Rocío León) quiere saldar cuentas con su pasado. Juana (Ángela Boix) necesita que alguien la quiera sin condiciones ni preguntas, y Enriqueta (María Victória Radonic) sólo busca que le hagan reír. Estas cinco mujeres tienen algo en común: todas están relacionadas con Diamond Flash (Miquel Insua), un misterioso personaje que cambiará sus vidas para siempre. 

Logré ver esta película hace unos meses, la primera de Carlos Vermut (Carlos López del Rey), el director de las 
excelentes Magical Girl (2014) y Quién te cantará (2018), y lo hice precisamente buscando la ópera prima de este peculiar y original creador. También fue original la manera en que lanzó su primer largometraje que no llegó a las salas, sino que se "distribuyó" directamente a través de la "red de redes". 

Quedé un poco decepcionado, pero después de todo estamos ante el debut de un cineasta que estaba experimentando, probando fórmulas que ya mostró perfeccionadas en las dos películas citadas antes. Sí es cierto que ya mostraba, sobre todo en la historia protagonizada por Eva Llorach, que estábamos ante un realizador muy personal que deseo siga apostando por historias diferentes y un tratamiento visual sofisticado y delicado, al mismo tiempo.

Roberto Sánchez

Quien a hierro mata (2019)***

Dir: Paco Plaza
Int: Luis Tosar, Xan Cejudo, María Vázquez, Ismael Martínez, Enric Auquer

Paco Plaza (nacido en 1973) es un director valenciano que desde hace tiempo se ha especializado, con éxito, en el cine de terror. Por su cuenta ha dejado ya algunos títulos apreciables como El segundo nombre (2002), Romasanta, la caza de la bestia (2004), [Rec]³: Génesis (2012), Verónica (2017); y junto a Jaume Balagueró: [Rec] (2007) y [Rec]² (2009). De hecho hay muchos rasgos en la puesta en escena de Quien a hierro mata, que tienen mucho más que ver con ese cine que con un relato de gansters "a la gallega". 

En un pueblo de la costa gallega vive Mario (Luis Tosar), un hombre ejemplar. En la residencia donde trabaja como enfermero todos le aprecian. Cuando el conocido narco Antonio Padín (Xan Cejudo) ingresa en el centro, Mario trata de que el anciano se sienta como en casa. Ahora, los hijos de Padín -Kike (Enric Auquer) y Toño (Ismael Martínez)- están al mando del negocio familiar, pero una fallida operación de contrabando llevará a Kike a la cárcel y les generará una peligrosa y cuantiosa deuda con un proveedor colombiano. Toño recurrirá al enfermero para que persuada al padre de que la salde... pero Mario tiene sus propios planes y un pasado que poco a poco se nos irá revelando.




El guion, escrito por Jorge Guerricaechevarría y Juan Galiñanes, se inspira, hasta cierto punto,
en algunas "características" del entramado de la delincuencia organizada gallega, con una ya 
larga tradición que, de vez en cuando, inspira este tipo de historias. Galiñanes, nacido en 
Pontevedra, ha aportado su conocimiento del "terreno" y Guerricaechevarría y Plaza, han añadido su potente puesta en escena que sigue las líneas de ese "nuevo" thriller anglosajón, salpicando de inquietud y tensión toda la trama, pero intentando, además, la verosimilitud y un cierto retrato social.




La alta intensidad que irradian muchas de las secuencias mucho tiene que ver con el trabajo de Pablo Rosso, habitual colaborador de Paco Plaza, y es pilar fundamental de la película, la soberbia interpretación de Luis Tosar, que ha demostrado en este personaje su ductilidad. El resto de los personajes cumple a la perfección y sobre todo Xan Cejudo, para el que va nuestro más sincero recuerdo ya que falleció el 27 de septiembre de 2018, poco después de su intervención (también decisiva) en el film.




La música de Maika Makovski, que firma su primera banda sonora para una película de ficción, en su minimalismo (espectacular juego con la percusión y el ruido) y eficacía, es otra clave para entender el excelente funcionamiento de este nuevo thriller que se suma a una larga ya serie de éxitos recientes del cine español. Por cierto, la selección de temas musicales es simplemente una delicia y es capaz de encontrar los momentos más expresivos para "La vida sigue igual" de Julio Iglesias o "No me mires" de Los Suaves. 

Estamos ante una película sin desperdicio y cuyo único defecto, en mi humilde opinión, está en una de sus virtudes: la prepotente intensidad de todos sus planos que no dejan respirar a una historia que, con todo, nos impacta y entretiene.

No la desprecien, está a la altura de los mejores thrillers norteamericanos recientes, y quizás un poco por encima al aportar algunas "notas locales".

Roberto Sánchez

-Aragonia, C. Grancasa, Cervantes, Cinemundo Huesca, Puerto Venecia, Yelmo-

jueves, 12 de septiembre de 2019

Viento de libertad (Ballon, 2018)***

Dir: Michael Herbig
Int: Friedrich Mücke, Karoline Schuch, David Kross, Alicia von Rittberg, Thomas Kretschmann, Jonas Holdenrieder, Tilman Döbler, Christian Näthe, Till Patz, Ben Teichmann, Ronald Kukulie, Emily Kusche.

Volando en busca de la libertad  

Actor, guionista, productor, director e, incluso, compositor, el prolífico Michael Herbig, nacido en Munich en 1968, es quien firma este trabajo fílmico. Ballon nos narra la dura peripecia de dos familias que, en los años 80, se unen para hacer realidad un sueño de libertad. Para ello, intentarán pasar a la Alemania Occidental desde la Deutsche Demokratische Republik (la Alemania comunista, DDR o RDA, en español) mediante la construcción casera de un globo aerostático. Todo esto sucede antes de la caída del famoso muro, cuando Alemania estaba dividida en dos bloques y, en el oriental, cuya capital era Berlín, la Stasi, órgano de inteligencia y policía política de la RDAsometía a un férreo control a todos sus habitantes, convirtiendo a estos en una prolongación de esa represión política y social, pues tenían obligación de denunciar cualquier comportamiento ”sospechoso” que observasen, incluso en sus amigos o vecinos.



En este clima de tensión social y política transcurre toda esta historia, impregnada por esa atmósfera gris que acompañaba a la época de la llamada Guerra Fría, cuando el mundo estaba dividido en bloques, y que dio lugar a estupendas películas y thrillers de espionaje de los que bebe y homenajea Viento de libertad. Dentro de estas referencias y, buceando en la historia del cine, encontraremos títulos como: Funeral en Berlín (Guy Hamilton, 1966) o El espía que surgió del frío (Martin Ritt, 1965). También hay que recordar la magnífica El cielo sobre Berlín (Win Wenders, 1987), Palma de Oro en Cannes. El mago del suspense, Alfred Hitchcock, supo explotar con maestría la tensión y la huida de una pareja hacia el lado occidental de la dividida Alemania en la excelente Cortina rasgada (Torn Courtain, 1966). 





A caballo entre el drama, el thriller y el suspense, y con referencias y guiños al cine de espías y de guerra fría se mueve esta Ballon, basculando entre géneros y con una tensión y ritmo narrativo desasosegante. Los "malos" y sus colaboradores, ciudadanos que parecen carecer de sentimientos hacia sus semejantes, me han recordado también a los ciudadanos duplicados por las extrañas vainas extraterrestres de La invasión de los ladrones de cuerpos (1956), de Don Siegel, una obra maestra de la ciencia ficción con evidentes guiños a la paranoia anti-comunista de los años 50 promovida en EE.UU por el senador Joseph McCarthy, que se movía entre el cine negro y el terror con brillantez. 



Michael Herbig carga las tintas en retratar a los “malos” usando todas estas referencias, mientras las familias que pretenden huir hacia la libertad, quedan algo más desdibujadas en cuanto a la fuerza y descripción de los personajes, lo que lastra algo la historia. El militar de la Stasi que les persigue como un perro de presa resulta, sin embargo, un malvado descrito con gran fuerza y precisión, aunque él solo intenta cumplir con su trabajo. 

Ténicamente impecable y con una buena fotografía (no en vano el propio Herbig estudió en 
sus inicios fotografía de un modo profesional y eso parece haber influido en su buena 
concepción visual) a cargo de Torsten Breuer, Viento de libertad nos devuelve a esa época de la Guerra Fría, en las que ahora nos parece mentira que hubiese un muro para separar a los ciudadanos alemanes, en pleno corazón de Alemania y de Europa. Muchos arriesgaron la vida (y muchos la perdieron entre las alambradas y las ametralladoras) intentando pasar de un lado al otro. Esta y otras muchas películas nos recuerdan (y nunca debemos olvidarlo), que la libertad es frágil, que siempre tiene un precio, y que siempre hay fuerzas que la amenazan e intentan controlar la vida de los ciudadanos de un modo asfixiante. En este punto, no puedo olvidar otra producción alemana, la extraordinaria La vida de los otros (Florian Henckel Von Donnersmarck, 2006), quizá la referencia fílmica de las dos últimas décadas sobre este tema. 

Lo dicho, no hay que olvidar nunca las tiranías, las guerras, ya sean frías o calientes. Todas ellas son destructivas de lo físico, de lo emocional y de los derechos humanos. Y, la libertad, siempre resulta damnificada en cualquier conflicto. Quizá, en el fondo, sea algo quimérico, un sueño a alcanzar que nunca llega a ser lo completo que deseamos. En un mundo cada vez más tecnológico, el control de los ciudadanos es ya digital, silencioso y a distancia. Y quizá, en esta guerra fría digital, lo peor esté aún por llegar.

GONZALO J. GONZALVO

-Aragonia-