jueves, 2 de septiembre de 2021

Annette (2021)****

Dir: Leos Carax

Int: Adam Driver, Marion Cotillard, Simon Helberg, Dominique Dauwe, Kait Tenison, Latoya Rafaela, Rebecca Dyson-Smith, Timur Gabriel, Kevin Van Doorslaer, Devyn McDowell, Ornella Perl, Christian Skibinski, Marina Bohlen, Nino Porzio, James Reade Venable, Charlotte Brand, Colin Lainchbury-Brown, Kristel Goddevriendt, Filippo Parisi, Michele Rocco Smeets, Elke Shari Van Den Broeck.


El director francés Leos Carax (nacido en 1960) no es muy prolífico. Desde 1980, año en el que se inició en 
la dirección cinematográfica, sólo ha firmado siete largometrajes de ficción. En 1991 triunfa con la memorable Los amantes del Pont-Neuf, protagonizada por Juliette Binoche y Denis Lavant. En 2012, provoca no pocas controversias con Holy Motors, en la que su vertiente surrealista es más que patente y se va a reforzar en el siguiente trabajo al que hubo que esperar hasta 2021. 


Carax, suele ser el guionista de sus películas, pero con buen criterio aquí dejará esa función a otros. 
Puesto que estamos ante un musical, serán Ron Mael y Russell Mael (Sparks), los que firman música y guion, o mejor dicho, el "libreto" de esta ópera pop-rock. Su habitual colaboradora, la directora de fotografía Caroline Champetier, potencia el sentido onírico de la historia.



Henry (Adam Driver) es un monologuista cómico de humor incisivo. Ann (Marion Cotillard), una cantante de renombre internacional. Centro de todas las miradas, juntos forman una pareja feliz rodeada de glamur. El nacimiento de su primogénita, Annette, en un juego surrealista que aceptas (o abandonas la película), es interpretada por una serie de títeres creados por Estelle Charlier y Romuald Collinet, quienes crearon nueve cuerpos diferentes para la ‘bebé Annette’, a quien vemos en la película evolucionar desde el nacimiento hasta convertirse en una niña de cinco años interpretada por Devyn McDowell, en una de las escenas finales. Annette es una niña misteriosa con un destino excepcional que les cambiará la vida.


Las "salidas de tono" de Henry, quieren ser un pálido reflejo de míticos monologistas como Lenny Bruce, al que se dedicó el inquietante biopic titulado Lenny (1974), dirigido por Bob Fosse. Como ocurría con aquel, hay un aura autodestructiva y sociópata en esta estrella de la "nada" (un signo de nuestros tiempos), que llevará mal su comparación (inevitable) con el arte aparentemente sublime de Ann. Creo que conscientemente (con Carax, siempre es difícil saberlo), el protagonismo de Adam Driver, termina por devorar a todos los personajes, a sí mismo, e incluso a los inquietantes títeres que serán Annette durante casi todo el metraje.



Visualmente brillante, hay que insistir en que estamos ante un musical con una historia que podría resumirse en unos pocos renglones, este último trabajo de Leos Carax, supone una apuesta por un cine de un surrealismo personal e intransferible, que aceptas u odias y que lo sitúa en un territorio incómodo pero muy atractivo para los que no quieren adocenarse. La forma de contar es decisiva, la historia no importa demasiado, sí los retos y provocaciones que Henry / Leos nos proponen. Música, títeres, muerte, redención...Si no te atreves con este film oscuro (por los senderos tortuosos de Edgar Allan Poe) y romántico, no vuelvas al cine...


¡Ah, ya lo olvidaba!, en la polémica habitual con las películas de Carax, yo he decidido que soy de su bando...¡Viva el cine!

Roberto Sánchez

 

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