miércoles, 9 de mayo de 2018

7 días en Entebbe (Entebbe, 2018)***

Dir: José Padilha
Int: Rosamund Pike, Daniel Brühl, Eddie Marsan, Ben Schnetzer, Kamil Lemieszewski, Denis Menochet, Mark Ivanir, Natalie Stone, Andrea Deck, Vincent Riotta, Peter Sullivan, Lior Ashkenazi, Flynn Allen, Brontis Jodorowsky, Angel Bonanni, Noof McEwan, Ingrid Craigie, Yiftach Klein, Omar Berdouni, Uriel Emil, David Annen, Frida Cauchi, Laurel Lefkow, Daniel Ben Zenou, Antonella Axisa, Jonathan Pyatt 

El terrorismo hippy de los 70.

El revival de los años sesenta y, sobre todo, de los setenta, es un filón para el cine actual, especialmente en 
cuanto al drama político y, de modo destacado, para el thriller de acción y policíaco. Y a esta moda de recuperar historias basadas en hechos reales, como ya hizo Ben Affleck con la sensacional Argo (2012), con memorables secuencias aeroportuarias, se ha apuntado el brasileño José Padilha, a la sazón director de la reciente y exitosa serie Narcos de Netflix, sobre la figura de Pablo Escobar. 

Padilha realizó un excelente thriller sobre el BOPE, batallón especializado de la policía brasileña que hacía incursiones en las peligrosas favelas de Río de Janeiro en Tropa de élite (2007), y que tuvo una exitosa continuación en 2010. Su protagonista era el actor Wagner Moura, que también curiosamente encarnó magistralmente a Pablo Escobar en la ya citada Narcos. José Padilha es, por tanto, un director que conoce los resortes del thriller, demostrándolo con creces en esos títulos que he citado, por lo que 7 días en Entebbe podría haber sido un filme excepcional. Digo excepcional, porque a pesar de las malas críticas que ha recibido, a mí no me parece una mala película. Es cierto que Padilha ha intentado hacer un filme más introspectivo que de pura acción, quizá intentando emular a ese maestro llamado Clint Eastwood haciendo una extraña mezcla entre Sully (2016) y El francotirador (2014), y con ese toque setentero de la también ya citada Argo. El resultado es un retrato excesivamente “happy flower”, naíf y hippy de los terroristas pertenecientes a la banda alemana setentera “Baader-Meinhof” (o Rote Armee Fraktion o RAF; Facción del Ejército Rojo, en Español).



La historia que nos cuenta Padilha tuvo lugar en 1976. Ese fatídico año de secuestros y accidentes aéreos, un avión de Air France, con 248 pasajeros a bordo, fue secuestrado por dos palestinos del Frente Popular para la Liberación de Palestina y dos alemanes de las células revolucionarias alemanas (la citada "Baader-Meinhof"), siendo desviado al Aeropuerto Internacional de Entebbe, en Uganda, país caótico, regido entonces por el dictador militar y caníbal declarado Idi Amín Dada. Los secuestradores exigieron la liberación de más de 50 terroristas palestinos detenidos en diferentes países. 



7 días en Entebbe está bien hecha, bien rodada. Cuenta con escenas de acción (sobre todo en su tramo final) y abundante tensión política en toda la preparación de la operación militar, gestionada por Israel, un país que cuenta desde hace décadas con un ejército y un servicio secreto brillantes, y alberga un reparto de actores y actrices de la talla de Rosamund Pike, el español, con raíces alemanas, Daniel Brühl, el gran secundario francés Denis Menochet, recientemente visto en la excelente Custodia compartida, o el siempre sólido actor judío Lior Ashkenazi. 



¿Qué le ocurre a Entebbe para no ser un filme sobresaliente? Pienso que Padilha, al que muchos acusaron de excesiva dureza y violencia en Tropa de élite, ha querido dulcificar y hacer más asequibles a los “malos” y se ha perdido en la caracterización de los personajes con un idealismo y unos clichés que, sin embargo, me parecen bastante acertados tanto en la descripción de Shimon Peres, como en la encarnación del robusto y manipulador líder ugandés por parte del actor inglés de origen africano Nonso Anozie. 

A pesar de no ser perfecta, 7 días en Entebbe entretiene y se disfruta con agrado. Se echa en falta algo más de pegada en este thriller de acción con secuestros aéreos, pero está bien realizada aunque no pasará a la historia por ser de los mejores trabajos de un director, productor y guionista, llamado José Padilha, que seguro que aún nos ofrecerá buenos trabajos en el futuro. 

Gonzalo J. Gonzalvo              

-Aragonia, Palafox-  

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