sábado, 21 de abril de 2018

Juego de ladrones: el atraco perfecto (Den of Thieves, 2018)***

Dir: Christian Gudegast
Int: Gerard Butler, Pablo Schreiber, O'Shea Jackson Jr., Curtis '50 Cent' Jackson, Sonya Balmores, Maurice Compte, Evan Jones, Brian Van Holt, Jordan Bridges, Eric Braeden, Jermaine Rivers, Meadow Williams, Michael Papajohn, Lewis Tan, Oleg Taktarov, Mo McRae, Kaiwi Lyman, Patti Schellhaas, Michael Bisping


Duelo de tipos duros en la jungla de asfalto    

"Cueva de ladrones” sería la traducción de esta “caper movie”, subgénero del Neo Noir norteamericano especializado en películas de planificación y ejecución de “robos y atracos” (se puede consultar ese capítulo concreto  en mi libro especializado Balas, sirenas, patillas y jazz: las décadas del Neo Noir, Vivelibro 2016). 

Primer trabajo en el largometraje del director, y sobre todo guionista, Christian Gudegast, terreno donde este cineasta de Los Angeles sí que tiene ya un cierto recorrido, especialmente en el género del thriller, que es donde parece encontrarse cómodo. Así lo demuestran sus trabajos para Beyond the City Limits (2001), de Gigi Gaston, Diablo (2015), de Lawrence Roeck, Pink Panther Mafia (2015) y Objetivo Londres (London Has Fallen, 2016), de Babak Najafi, aún sin estrenar y donde ya contó con el duro Gerard Butler. 

Con un comienzo trepidante, esta película al más puro estilo de “policías y ladrones”, está plagada de referencias que pasaré a desglosar, pero me ha recordado especialmente a la reciente Ciudad de ladrones (Town, 2010, de Ben Affleck) y, salvando mucho las distancias de calidad, a esa maravilla dirigida por Michael Mann en 1995 titulada Heat. El Atraco perfecto que lleva como subtítulo en España remire directamente al filme homónimo de Stanley Kubrick, sin duda una referencia dentro del film noir de finales de los cincuenta. Además de éstas, podría nombrar más de una película donde el furgón blindado es un elemento clave, pero si hay una clara similitud en la trama en dos títulos del género, es entre el edificio de la aduana de Montreal (de The Score) y el de la Reserva Federal de Los Ángeles de Den of Thieves, en cuanto a que son dos fortines inexpugnables que tanto en este estreno como en la también magnífica The Score (2001, de Frank Oz) suponen un verdadero reto a los ladrones profesionales.




En Juego de ladrones, Christian Gudegast nos cuenta la historia de una banda, o mejor dicho, de dos bandas, la de unos ladrones por un lado y la de unos polis bastante peculiares por otro, liderados por  El Gran Nick. La banda de ladrones se propone nada más y nada menos que robar 120 millones del edificio de la Reserva Federal. Un lugar blindado rodeado de cámaras, controles de acceso y policías y guardias armados hasta los dientes. Por si fuera poco, la banda de duros y pendencieros polis liderados por Gran Nick anda tras la pista de estos ladrones, produciéndose a lo largo del filme (de dos horas y media de metraje) un enconado duelo entre Big Nick O'Brien (Gerald Butler) y Ray Merrimen, el líder de los atracadores (interpretado con solvencia por el actor canadiense Pablo Schreiber). Es este duelo entre los dos machos alfa de las manadas, junto con un tiroteo espectacular, lo que más la acerca al Heat de Mann, aunque la profundidad y riqueza de los personajes, (así como el peso de dos monstruos como Robert De Niro y Al Pacino) de Heat es muy superior a estos 
arquetípicos policía y ladrón del filme de Gudegast. 



A pesar de que las comparaciones siempre son odiosas, este Juego de ladrones mantiene el tipo y nos ofrece algunas escenas de acción tremendas con un sonido contundente y espectacular, que hace que los disparos pasen a nuestro lado con un realismo brutal. Para ser un primer largometraje, no cabe duda de que  Christian Gudegast ama el género y lo respeta, y ha conseguido un Neo Noir del siglo XXI que, a pesar de ser una historia conocida, posee momentos de clavarnos en la butaca. Sólo por eso ya merece un visionado. Acción y adrenalina asegurada para quien se atreva a visitar esta “Cueva de ladrones” en la que ni los policías son tan “buenos” ni los ladrones tan “malos”. En realidad ambos solo pretenden sobrevivir en la jungla urbana de Los Ángeles, como aquella jungla humana que ya retrató Don Siegel en 1968. Lo dicho, puro Neo Noir. 

Gonzalo J. Gonzalvo              

-Aragonia, Palafox, Puerto Venecia, Yelmo-  

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