lunes, 21 de marzo de 2022

La peor persona del mundo (2021)****

 Dir: Joachim Trier

Int: Renate Reinsve, Anders Danielsen Lie, Herbert Nordrum, Silje Storstein, Maria Grazia Di Meo, Hans Olav Brenner, Marianne Krogh, Vidar Sandem, Sofia Schandy Bloch, Anna Dworak, Eia Skjønsberg, Thea Stabell, Mina Elise, Friesl-Stavdal, August Wilhelm Méd Brenner, Lasse Gretland, Deniz Kaya, Karla Nitteberg Aspelin, Savannah Schei, Tumi Løvik Jakobson, Helene Bjørnebye, Karen Røise Kielland.




Un lúcido retrato de la generación milennial

Joachim Trier (no confundir con Lars Von Trier), dirigió Oslo, 31 de agosto allá por 2011, filme que también protagonizó Anders Danielsen Lie. En 2015, con Londer than bombs (El amor es más fuerte que las bombas), Trier sigue profundizando en la complejidad de las relaciones sentimentales y familiares. Con Thelma (2017), siguió incidiendo en dichos temas, con el telón de fondo de una relación lésbica, daba protagonismo al “amour fou” y a la fatalidad en las relaciones.

La peor persona del mundo (2021) supone el remate de lo que sería un amplio ensayo de Joachim Trier sobre las relaciones sentimentales y afectivas, completando además una trilogía iniciada por Reprise (2006), la ya citada Oslo, 31 de Agosto (2011) y este último estreno. 


En La peor persona del mundo, el director y cineasta noruego nos presenta a Julie (una extraordinaria Renata 
Reinsve), una mujer que va a entrar en la treintena con su vida hecha un cúmulo de indefiniciones, un verdadero lío. Julie no tiene claro a qué dedicarse, y transita por la vida imbuida de un entusiasmo temporal que la lleva a cambiar de estudios y de trabajos con frecuencia, inmersa en una estabilidad también en cuanto a sus relaciones de pareja con los hombres. 

Julie deja a su novio, un reconocido dibujante de cómic mayor que ella con el que llevaba tiempo, y con ello abandona una estabilidad que, en sus sucesivas y nuevas relaciones, se tornará ya en algo inalcanzable. La peor persona del mundo nos muestra al personaje protagonista con un planteamiento naturalista, casi “entomológico” de las miserias, filias y adicciones de este ser humano femenino, componiendo un lúcido y brillante retrato de la denominada generación “milennial” (los individuos que, hoy día, tienen entre 25 y 40 años de edad). Una generación de hombres y mujeres, nativos digitales, acostumbrados a la inmediatez proporcionada por el “Dios Google” y que, pese a tener en general una buena preparación académica, viven inmersos en una permanente frustración derivada de ese ansia adictiva de satisfacción inmediata que, trasladada a objetivos vitales y profesionales, les genera, al parecer, una insatisfacción vital perpetua.


Por suerte o por desgracia, los nacidos en la década de los sesenta del pasado siglo XX (muchos de ellos, padres y 
madres de los actuales "milennials!) hemos conocido un mundo mucho menos digital y virtual y, por ende, mucho más real y tangible que el de estos nativos digitales. Quizá por ello, y también por haber vivido décadas con menores opciones de consumo y lujos, estamos hechos a una vida más austera que hemos visto evolucionar de un modo mucho más lento. Una vida en la que las metas y objetivos a alcanzar eran similares a los que, con titánicos esfuerzos, habían logrado nuestros padres. La vida digital, por el contrario (y ya no digamos nuevos paraísos vitales artificiales y de negocio como el famoso “Metaverso”, más próximo que nunca a “Matrix”) se aleja, cada vez más, de una realidad que, en lo sustancial, sigue siendo el mismo terreno de juego en el que el ser humano ha desarrollado siempre su instinto de supervivencia para alcanzar una zona de confort y estabilidad vital, dejando su semilla o ADN para perpetuar su descendencia como especie en el planeta. Todo este proceso natural de adaptación del ser humano a la vida, se ve cada vez más perturbado por una vida digital y virtual artificiosa que aísla y aleja cada vez más al hombre de la naturaleza como especie.


Filosóficamente, el filme de Trier deja abiertos todos estos caminos de reflexión, sin juzgar moralmente a los 
personajes, caminos de reflexión y análisis que serán diferentes a los ojos y vivencias de las distintas generaciones que visionen el filme, quedando también el final, abierto e indefinido en cuanto al futuro de Julie, que ve pasar la vida de los demás mientras trabaja como fotógrafa con su mirada fusionada con la lente de su cámara. 

Nominada al mejor guion original (escrito al alimón por Joachim Trier y Eskil Vogt) en los ya muy próximos Oscar 2022 (se otorgarán los galardones este 27 de marzo), así como a Mejor Película en Cannes 2021 (donde Renata Reinsve ganó el premio a la Mejor Actriz), amén de otras muchas nominaciones y premios en los Bafta y Premios del Cine Europeo, La peor persona del mundo es un filme que invita a pensar sobre temas vitales universales como “el compromiso”, “la pareja”, “el triunfo social”, etc., con una óptica actual, a través de la inquietante mirada de una Renata Reinsve sobre la que recae, prácticamente, todo el peso de la película.


Como reza la letra de “Cambalache”, el viejo y sabio tango de Julio Sosa: “Que el mundo fue y será una porquería, ya lo 
sé. En el 510...y en el 2000 también. Que siempre ha habido chorros, maquiavelos y estafaos...Contentos y amargaos... 

Pues eso mismo...

GONZALO J. GONZALVO

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