domingo, 4 de octubre de 2020

Tommaso (2019)**

 Dir: Abel Ferrara

Int: Willem Dafoe, Cristina Chiriac, Anna Ferrara, Stella Mastrantonio, Lorenzo Piazzoni, Alessandro Prato, Alessandra Scarci.




Los demonios personales del artista

Dentro de una extraña y abigarrada cartelera, que combina películas de estreno con otras anteriores y, a la espera de una mayor normalización de la situación que vivimos, el llamado “cine de autor” intenta sobrevivir a través de cineastas como Abel Ferrara, uno de los pocos “enfant terrible” del cine norteamericano independiente que quedan en activo. De su mano y, a la espera del estreno de Siberia (trabajo sobre el que hay algunos guiños en esta película), Ferrara escribe y firma este Tommaso rodado en Italia, país en el que actualmente vive el cineasta con su nueva familia (más que curiosa la coincidencia de que exista otro filme italiano de idéntico título, realizado en 2016 por Kim Rossi Stuart, más conocido como actor, y que centra su temática en el fracaso de las relaciones de pareja).



Abel Ferrara, cineasta neoyorquino nacido en el Bronx, descendiente de inmigrantes italianos, realiza allá por 1979 un filme rompedor de bajo presupuesto titulado The Driller Killer (KIller: El asesino del taladro). Son curiosas las coincidencias entre este film de sus raíces y Tommaso, pues en ambas tenemos como protagonista a un artista con serios problemas para controlarse que caerá en la locura y la violencia. Lógicamente, entre ambas existe un abismo, sobre todo a nivel formal, puesto que en 1979, Ferrara era un joven cineasta iconoclasta que no llegaba a los treinta, mientras que ahora está a punto de cumplir los setenta. 

Lejos de Tommaso queda el Abel Ferrara de los noventa, prodigiosa década del director neoyorquino en la que nos entregó, para mí, obras casi maestras, como El rey de Nueva York (1990), Teniente corrupto (1992), The Addiction(1995) o El funeral (1996). A partir de ahí y, tras el fracaso comercial de Blackout (Blackout: Oculto en la memoria, 1997), un thriller que intentaba jugar con el tirón de la entonces, famosa modelo, Claudia Schiffer. En todas esas obras, y en otras menores de Ferrara, hay una serie de temas troncales a los que el cineasta regresa de manera recurrente, y que marcan, en buena medida también, su vida personal: las adicciones al alcohol, las drogas y el sexo; los demonios y fantasmas personales del artista o creador; la soledad, la violencia, el aislamiento mental del artista siempre enfrentado a la realidad convencional. En los últimos tiempos, Ferrara sin embargo, parece haber caído en una auto-complacencia formal y en los lugares comunes que debe superar un realizador que intenta plasmar en la pantalla un “cine de autor” rebelde y crítico con la realidad y la sociedad. Una pomposidad muy alejada de la frescura, vitalidad y fuerza de sus trabajos de las décadas 80 y 90.



El actor Willem Dafoe (amigo personal del director), un camaleón en plena madurez interpretativa capaz de enfrentarse a cualquier tipo de papeles, es el pilar fundamental sobre el que se sustenta este extraño filme, a camino entre un documental sobre la vida de un guionista y profesor teatral y la parte artística-metafórica de las obsesiones mentales y demonios personales de dicho creador que, en el fondo, no es otro que el propio Abel Ferrara escondido tras las facciones y la mirada enigmática de Dafoe, inmenso en su anterior trabajo en El faro (2019) de Robbert Eggers. 

De una narrativa confusa para la mayoría de los espectadores que decidan adentrarse en esta personal bajada a los infiernos de Ferrara, y de una pretenciosidad formal que aporta poco más que ese sello de “cine de autor” que crearon los cineastas de la “nouvelle vague”, Tommaso parece un filme como esos de súper 8 con los que Ferrara comenzó, pero para proyectar en su salón para solaz de familia e íntimos amigos, pues la moldava de 29 años Cristina Chiriac, su actual joven mujer (que carece de carrera como actriz..., de momento), y su pequeña niña Anne Ferrara, son los otros protagonistas del filme.



Es una pena que un cineasta que nos entregó obras de una fuerza e intensidad tremendas, como las ya citadas anteriormente, haya terminado en una auto-complacencia formal y temática que, si nada lo remedia, proseguirá con su Siberia, filme con un Willem Dafoe perdido entre la nieve y las cumbres de la creatividad..., tan perdido como el propio Ferrara.


GONZALO J. GONZALVO

2 comentarios:

jdavdlopezsalas dijo...

Que mala es la autocomplacencia (como bien dices) y tambián las "pajas mentales". Se ve que es una corriente lo de escribir un guión para lucimiento de tu churri y luego hacerle una película. Lo hizo no hace mucho Aronofsky con "Mother"....Gracias por el aviso Gonzalo

G. J. Gonzalvo dijo...

David López... más que un aviso es lo que yo he podido apreciar, que siempre, es una visión crítica pero subjetiva. La chica, para no ser actriz, no lo hace demasiado mal... aunque, como comento en el artículo, es más como qué su marido-director la haya rodado en modo documental... Saludos cordiales y gracias por leernos...