lunes, 26 de octubre de 2020

Akelarre (2020)***

 Dirección: Pablo Agüero

Int: Amaia Aberasturi, Àlex Brendemühl, Daniel Fanego, Daniel Chamorro, Iñigo de la Iglesia, Yune Nogueiras, Asier Oruesagasti,  Elena Uriz, Garazi Urkola, Jone Laspiur, Irati Saez de Urabain, Lorea Ibarra. 



Pablo Agüero es un director de cine argentino, nacido en 1977, tiene en su haber 3 largometrajes de ficción, entre los que destacó Eva no duerme (2015), con la inquietante presencia de Evita Perón, mucho más allá de la vida, un documental titulado Madres de los dioses (2015), no menos inquietante, y dos cortometrajes.



Existe otra apreciable película del mismo título, filmada en 1984 por Pedro Olea que también se ambientaba en el siglo XVII y en el contexto "brujeril", pero durante las persecuciones bien documentadas que tuvieron lugar en algunos lugares del Pirineo navarro (Zugarramurdi, etc...). También aquí tenemos a inquisidores persiguiendo y torturando a unas jóvenes, supuestamente brujas, pero en las regiones costeras del País Vasco, en 1609. Los hombres de la región se han ido a la mar. Ana (Amaia Aberasturi) participa en una fiesta en el bosque con otras chicas de la aldea. El juez Rostegui (Àlex Brendemühl), encomendado por el Rey para purificar la región, las arresta y acusa de brujería. Decide hacer lo necesario para que confiesen lo que saben sobre el akelarre, ceremonia mágica durante la cual supuestamente el Diablo inicia a sus servidoras y se aparea con ellas.



Los guionistas (Pablo Agüero y Katell Guillou) le dan un giro bastante personal a la trama, con unas jóvenes muy 
dinámicas y sabedoras de su potencial morboso, para intentar encandilar al libidinoso juez Rostegui y así librarse de las bestiales torturas que están empezando a sufrir para conseguir sus confesiones y que desvelen su participación en ese supuesto akelarre y su fidelidad a los cultos satánicos.


El tratamiento visual, firmado por Javier Agirre, que ya dejó un trabajo excelente en La trinchera infinita (2019) y 
Handia (2017), creo que ha tenido muy en cuenta el de Jarin Blaschke en La bruja: Una leyenda de Nueva Inglaterra (2015) de Robert Eggers (reciente tienen igualmente su trabajo en El  faro de 2019). Luces y sombras muy vivos, a veces festivos, dionisíacos; otras tétricos, cercanos a los parámetros del cine de terror. Todo resulta extraño y sugerente al mismo tiempo, si a todo lo dicho unimos el trabajo de los actores, con frescas y arriesgadas interpretaciones, cercanas a la improvisación y alejadas de la obsesiva reconstrucción de época, lo que los convierte en poderosos símbolos de dos mundos opuestos: el de la "libertad" natural de las supuestas jóvenes brujas, frente a la represión del "estado y la iglesia católica", autoritarios e hipócritas.


El resultado es sorprendentemente fresco. Decídanse a entrar en a este nuevo Akelarre...


Roberto Sánchez.

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