sábado, 10 de diciembre de 2016

Paterson (2016)*****


Dir: Jim Jarmusch
Int: Adam Driver, Golshifteh Farahani, Kara Hayward, Sterling Jerins, Luis Da Silva Jr., Frank Harts, William Jackson Harper, Jorge Vega, Trevor Parham, Masatoshi Nagase, Owen Asztalos, Jaden Michael, Chasten Harmon, Brian McCarthy. 

Antes de empezar esta crítica debo confesarme. Cada vez me siento un ser más extraño. Al salir de  ver esta película me sentí muy bien. Tenía la sensación de haber contemplado una obra maestra, repleta de poesía y belleza. Al mismo tiempo, y juzgando superficialmente algunos de los comentarios del resto del público asistente que no era poco, me sentí muy ajeno a los comentarios moderadamente despectivos de la mayoría y, por tanto, parte de una minoría despreciada e incomprendida que disfruta con la belleza, con imágenes sugerentes extraídas de una vida cotidiana y aparentemente vulgar, la de un simple conductor de autobuses, que escribe poesía en sus ratos libres, llamado Paterson (interpretado por Adam Driver), vecino de una ciudad llamada Paterson (en Nueva Jersey), cuna, entre otros personajes célebres, de un poeta llamado William Carlos Williams (1883-1963), cuyo poemario más importante se titula, mira por donde, Paterson y que, junto a Frank O´Hara, David Foster Wallace o Allen Ginsberg está entre los preferidos de nuestro poeta / conductor. Paterson vive felizmente casado con la peculiar Laura que se llama igual que el ideal amoroso de Petrarca (interpretada por la bella actriz iraní Golshifteh Farahani) y con Marvin, su bulldog que habitualmente y de modo cotidiano saca a pasear o es al revés–  todos los días, en un recorrido ritual que le conduce a un bar dónde varias historias más se entrecruzan...


Jim Jarmusch (nacido en 1953), también es un ser extraño por eso debe gustarme. Como director, contando cortometrajes y documentales, sólo ha firmado 21 trabajos. Empezó su trayectoria con Permanent Vacation (1980) y ya nos ha dejado unas cuantas películas apreciables por su fidelidad a un estilo personal siempre reconocible, aunque los personajes y los argumentos sean muy diversos: Mystery Train (1989), Ghost Dog, el camino del samurái (1999), Coffee and Cigarettes (2003), Flores rotas (2005) o Sólo los amantes sobreviven (2013), la película inmediatamente anterior a Paterson.




Jarmusch decide convertir la poesía, y su proceso creativo, en la auténtica protagonista del film. Para ello nos invita a leer el texto escrito, sobreimpresionado en la pantalla, que forma parte del paisaje de la ciudad de Paterson, y lo acompaña en muchos casos en el recorrido cotidiano durante su trabajo. Nos sugiere de dónde procede su inspiración, nos habla con inteligencia, un fino sentido del humor, y mesura, de su mundo interior, de sus obsesiones, de sus paisajes interiores y exteriores que nos llevan, cómo ya ha ocurrido en otras obras de Jarmusch, a los territorios poético-pictóricos de Edward Hopper. Una vez más, el trabajo en la dirección de fotografía de Frederick Elmes, su habitual colaborador, extrae misterio (poesía) y magia del repetido y ritual recorrido de Paterson por su ciudad. 

Ninguno de los personajes secundarios sobra en la rica fauna del film de Jarmusch, que demuestra que su aparente estilo minimalista es muy rico en sugerencias estéticas, poéticas y dramáticas, tanto que ese adjetivo (minimalista) deviene inútil e inadecuado, ante la elegante densidad de historias y situaciones que van entrecruzándose en Paterson y con Paterson. 




Estamos ante la obra de un cineasta espléndido, en un momento de equilibrio creativo, igualmente espléndido. Capaz de crear un cine poético, sin abandonar la esencia narrativa de un arte que para muchos sólo debe ser acción (y entretenimiento adrenalítico) sin reflexión. La trayectoria de este cineasta norteamericano, demuestra que es posible, que se puede navegar contra la corriente mayoritaria, que se puede seguir creando belleza en el cine. 

Este crítico que se siente extraño y minoritario, quiere recomendar, antes de terminar, otro análisis del film de Jarmusch, mucho más profundo y acertado que éste, firmado por otro extraño ciudadano llamado Carlos Tejeda, empeñado en demostrar que el cine también puede ser arte, y que pueden leer en el siguiente enlace: 
http://www.elplural.com/playtime/2016/12/07/paterson-o-la-poetica-de-lo-cotidiano

Roberto Sánchez

-Aragonia-

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