lunes, 12 de enero de 2015

Birdman o (la inesperada virtud de la ignorancia) (2014)***

Dir: Alejandro González Iñárritu
Int: Michael Keaton, Emma Stone, Edward Norton, Zach Galifianakis, Naomi Watts, Andrea Riseborough, Amy Ryan, Merritt Wever, Joel Garland, Natalie Gold, Clark Middleton, Bill Camp, Teena Byrd, Anna Hardwick, Stefano Villabona.

Riggan (Michale Keaton) es un actor que, después de hacerse famoso interpretando a un célebre superhéroe, trata desesperadamente de librarse de la personalidad de un personaje que parece haberse pegado a su piel, y de darle un nuevo rumbo a su vida; en el ámbito personal e íntimo, recuperando a su familia; y preparándose, en el ámbito profesional, para el estreno de una obra teatral en Broadway que adapta textos de Raymond Carver. El guión de Alejandro González Iñárritu, Nicolás Giacobone, Alexander Dinelaris y Armando Bo nos describe a una serie de personajes en continua tensión, en un espacio reducido (el teatro y sus bambalinas), por el que se mueve su inquieta mirada, a través de una dinámica steady cam o directamente con la cámara al hombro. Diálogos intensos y cortantes, que permiten el lucimiento de los actores, destacando el trabajo de Michael Keaton y Edward Norton. Esconde, esta película, sorpresas a modo de irónicas reflexiones sobre el oficio de actuar y las imposiciones populistas que supone el éxito de las películas de género fantástico (las de superhéroes, sobre todo), que potenciadas desde Hollywood perpetuan un estado de infantilización entre los consumidores de cine.  Iñárritu es un cineasta mexicano que viene demostrando una evidente ambición creativa. Amores perros (2000), su primer largometraje, ya mostraba un estilo visual y una estructura narrativa poco convencionales. Sus filmes han tenido, casi siempre, una buena acogida en la crítica y, dado su poderoso y espectacular estilo visual, próximo al expresionismo poético (con notas de cierto realismo mágico), rara vez ha dejado indiferente al público. Intenta, de nuevo, una fórmula novedosa, ahora punteada por la síncopa impecable de tambores, bombos y platillos, tocados por Antonio Sánchez (prestigioso batería de jazz mexicano, habitual colaborador de Pat Metheny), que van indicando las rupturas y momentos importantes del montaje de secuencias. No se olvida de subrayar, además, mediante fragmentos musicales de Ravel, Tchaikovsky, Mahler, Rachmaninoff o John Adams, algunas situaciones de especial dramatismo. La película se inicia de un modo prometedor, pero luego soporta con muchos problemas el endiablado ritmo propuesto por su director; o al menos, yo me fui cansando progresivamente, y aceptando cada vez más a regañadientes  las soluciones argumentales propuestas para el desenlace, que aún pareciéndome poco coherentes, no terminan de anular las evidentes virtudes de un cineasta irregular, pero con ocasionales chispazos de genialidad. 

RS.

-Aragonia,Palafox, Puerto Venecia, Yelmo-

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