Dir: Colin Trevorrow
Int: Chris Pratt, Bryce Dallas Howard, Laura Dern, Sam Neill, Jeff Goldblum, Isabella Sermon, DeWanda Wise, Campbell Scott, Mamoudou Athie, BD Wong, Omar Sy, Dichen Lachman, Justice Smith, Daniella Pineda, Scott Haze, Kristoffer Polaha, Enzo Squillino Jr., Elva Trill, Freya Parker, Alexander Owen.
He comenzado este artículo parafraseando, con ironía, el título ya clásico Cuando los dinosaurios dominaban la tierra, notable filme que dirigió el cineasta británico Val Guest en 1970. Y es que la saga Parque Jurásico que inauguró con acierto y brillantez el mago Steven Spielberg allá por 1993 (y que tuvo una más que digna segunda parte en 1997 también bajo su batuta de cineasta), ha demostrado ser inagotable hasta ahora. Jurassic World: Dominion supone la sexta entrega en pantalla grande tras el trabajo fílmico del cineasta español de prestigio internacional Juan Antonio Bayona con su Jurassic World: el reino caído (2018), que a mí me parece bastante mejor que la recién estrenada película de la saga.
Lo que nos cuenta este Dominion, aunque el argumento a estas alturas ya, francamente, es lo de menos, se resumiría así: Cuatro años después de la destrucción de Isla de Nublar, los dinosaurios ahora conviven con los seres humanos en todo el mundo. Este frágil equilibrio condicionará el futuro y determinará si, en esta batalla de supervivencia de las respectivas especies, los seres humanos van a seguir en la cúspide de los depredadores en un planeta tierra que comparten con unos animales prehistóricos imprevisibles.
El director, un Colin Trevorrow sin apenas filmografía, que firmó en 2015 Jurassic World, se ha limitado a valerse de la técnica para realizar un filme que, por momentos, parece más un thriller protagonizado por Jason Bourne y su acompañante femenina, pero huyendo de la persecución de los "velociraptors" en lugar de peligrosos espías.
Jurassic World: Dominion, a pesar de todos sus desaciertos y/o falta de altura artística, es muy entretenida, y hay que despojarse un tanto de la capa de crítico cinematográfico para disfrutarla sin complejos. Es un tipo de cine concebido para eso, para hacer disfrutar al gran público y, en especial, a los peques de la casa. No hay más. Eso sí, los dinosaurios caminan, se mueven, respiran y miran al espectador, cara a cara, con un realismo realmente ya insuperable. Steven Spielberg, a través de su Amblin Entertainment, ha puesto la pasta necesaria para que, a nivel técnico y tecnológico, la película sea impecable. Como director, ya puso el listón en lo más alto con Jurassic Park (Parque jurásico) (1993), ahora lo que le interesa es que la saga haya seguido viva para seguir dando dinero. Y es que, como digo en el título, el cine siempre ha sido arte e industria, y siempre habrá filmes que estarán más a uno de estos lados de la balanza entre lo comercial y lo artístico.
Jurassic World: Dominion es, según dicen, la última de la saga. El cierre de una saga mítica de películas que se extingue (como ya lo hicieron los propios dinosaurios). Siempre tendremos los filmes anteriores para volver a verlos gracias a los soportes físicos y a las plataformas de streaming, por lo que los espectaculares dinosaurios cobrarán vida de nuevo cuando lo deseemos.
Quizá algún día, no muy lejano, la ciencia permita clonar y devolver a la vida a estos seres fosilizados de los que se conservan innumerables vestigios. Ese día, Parque Jurásico será una realidad. Y... ¿por qué no? Al fin y al cabo, la realidad siempre supera a la ficción. Así pues, si son amantes de la saga, tienen peques (y no tan peques) en casa y les gustan los dinosaurios y toda su aureola mítica, vayan al cine a estar fresquitos y disfrutar de la última película de la saga jurásica.
Si son de los que las dos primeras (sin duda las mejores) ya no les entusiasmaron, mejor busquen otra alternativa en una cartelera veraniega que, como ocurre invariablemente cada año, ya empieza a decaer y a poblarse de películas de dibujos animados y comedietas intrascendentes. Cine de consumo vacacional para pasar el rato y estar bien fresco alejado de las ardientes calles de las grandes urbes. Pues eso mismo, pero... con este calor infernal... ¿A quien no le apetece un rico helado de vez en cuando?
GONZALO J. GONZALVO
Escritor y Crítico de Cine
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