viernes, 7 de noviembre de 2025

La Muestra Cinematográfica de Moyuela, invitada en la el Festifal (Urrea de Gaén)

 

Este año, se celebra el Festifal (Festival de Cortos de Temática Rural de Urrea de Gaén), los días 7, 8 y 9 de noviembre de 2025. En su sesión de clausura la Muestra Cinematográfica de Moyuela, es el Festival Invitado, y en la ella se proyectarán los dos cortometrajes que más gustaron al público asistente a la Muestra, y además se hará una charla sobre su trayectoria y el impacto que ha tenido en los habitantes de Moyuela. En el acto estarán: Antonia Bordonada y Roberto Sánchez –coordinadora y director-, Juan Carlos Alcalá (Asociación cultural Arbir-Malena de Moyuela- y Jorge Asín –actor que estuvo presente en la Primera Edición y en la XI, la última, por ahora.




Frankenstein (2025)****

Dir: Guillermo del Toro

Int: Oscar Isaac, Jacob Elordi, Mia Goth, Christoph Waltz, Felix Kammerer, Lars Mikkelsen, Charles Dance, Christian Convery, David Bradley, Sofia Galasso, Ralph Ineson, Burn Gorman, Joachim Fjelstrup, Nikolaj Lie Kaas, Lauren Collins.



El regreso del monstruo gótico por excelencia.

Los cinéfilos saben que, desde hace tiempo, el gran cineasta mexicano Guillermo del Toro, llevaba en su privilegiada mente la idea de llevar a la pantalla a uno de sus monstruos favoritos, nada más y nada menos que Frankenstein, uno de los mitos de la literatura y el cine de terror. Y, decidido por fin a hacer realidad ese proyecto, se ha enfrentado a una empresa difícil con un filme colosal, y no solo por las proporciones físicas de la criatura creada por el doctor Víctor Frankenstein. 


Muchas han sido las versiones (más de cien) del inmortal relato, surgido en aquella mágica noche del 
verano de 1816, por parte de Mary Shelley, acompañada por Lord Byron y Polidori, en una mansión de Ginegra en la que reunieron para hablar de historias de terror. Ya en 1910, Searle Dawley, en la época del cine silente, realizó un cortometraje adaptando esta fantástica historia. Habría que esperar al año 1931 y a El doctor Frankenstein para que la Universal Pictures, de la mano de James Whale, realizase la primera gran versión cinematográfica del Moderno Prometeo, a la que seguiría en 1935, La novia de Frankenstein, también de la mano de Whayle, sin duda dos obras maestras indiscutibles de la historia del cine. En 1995, Kenneth Branagh, realizó una versión más que notable (con el gran Robert De Niro encarnando al monstruo), cuya atmósfera gótica utilizando ya el color, y con una fotografía oscura y una banda sonora impactante, es la que más entronca con el estilo visual de esta reciente versión de Guillermo del Toro. Incluso Mel Brooks se permitió realizar su mejor comedia con la deliciosa El jovencito Frankenstein en 1974.



Este nuevo Frankenstein, nos presenta en su primera parte a un monstruo terrorífico, terrible y vengativo, para después mostrarnos un proceso de humanización de la criatura pergeñada por la mente tan brillante como trastornada del que, en realidad, es el verdadero monstruo de la historia: El doctor Víctor Frankenstein. Un científico que decide jugar a ser Dios con todas las terribles consecuencias que de ello se va a derivar. Es visible en el filme toda la coherencia estética y cromática de los filmes fantásticos del director mexicano, con muchas similitudes, en ese sentido con La cumbre escarlata (2015). También en la relación femenina de amor hacia el monstruo, que era aún mucho más patente en La forma del agua (2017), la particular versión de Del Toro de La mujer y el monstruo (Jack Arnold, 1954), otro clásico de la edad del oro de los monstruos de la Universal.



El Frankenstein de Guillermo del Toro es, como todas sus grandes obras: monumental, brillante, romántica, gótica, colorista y, casi excesiva; consiguiendo un filme espectacular que, no obstante, aunque transcurre muy fiel al relato de la jovencísima Shelley, puede que no guste demasiado al espectador amante de la versión clásica en blanco y negro de los años treinta de la Universal. Se podría establecer, en este sentido, una discusión sin fin a favor y en contra de cual de las dos es mejor. Son sin duda, dos versiones muy diferentes, y quien sabe si James Whale, con los medios y la tecnología de hoy, hubiese realizado una versión similar o no a la del genial cineasta mexicano.


Con 120 millones de dólares de presupuesto (una co-producción millonaria USA/México con el respaldo 
de NETFLIX, lo que ha creado cierta polémica), Del Toro se ha podido explayar a sus anchas y sin límites, apoyado en un gran reparto en el que destacan Oscar Isaac, el siempre impecable Christoph Waltz, la inquietante y magnética Mia Gotz, y un solvente Jacob Elordi como "la criatura". La extraordinaria banda sonora del siempre brillante Alexandre Desplat, la extraordinaria fotografía de Dan Laustsen, el preciso montaje de Evan Schiff y el diseño de producción/producción artística de Tamara Deverell y Brandt Gordon, amén de un equipo de más de veinte maquilladores, unos impecables efectos especiales. Todo un ejército de profesionales a las órdenes del general Del Toro. Qué podía salir mal. Como producto de entretenimiento a nivel de espectáculo y cine comercial, este Frankenstein es absolutamente impecable.


Conste que, a mí, vaya por delante, me encanta el estilo de cine y los filmes de Guillermo del Toro, 
pero a nivel de adaptación al cine como obra de arte, me sigo quedando con el El doctor Frankenstein (en su título original: Frankenstein. The Man Who Made A Monster) de James Whale. Aún así, esta versión de 2025 me parece un extraordinario trabajo fílmico, como lo son la mayoría de los del realizador mexicano. Si son amantes del cine fantástico y de terror, y además, del personaje que salió de la brillante mente de la joven escritora Mary Shelley, disfruten en la gran pantalla de esta gran superproducción. Si son muy amantes del cine clásico y de sus obras maestras, es posible que cuestionen este nuevo Frankenstein tantas veces versionado en el séptimo arte. Pero, si no van a verlo, nunca sabrán cual les convence más.



Larga vida al "monstruo", porque el que fue creado de pedazos de cuerpos muertos y se convirtió en un ser vivo nunca morirá, porque las ideas geniales de las mentes creativas del ser humano no conocen límites.

GONZALO J. GONZALVO

Escritor y Crítico de Cine 

martes, 4 de noviembre de 2025

Los domingos (2025)****

 Dirección y guion de Alauda Ruiz de Azúa

Int: Blanca Soroa, Patricia López Arnaiz, Miguel Garcés,Juan Minujín, Nagore Aranburu, Mabel Rivera, Lier Alava, Itziar Aizpuru, Noe Chiroque, Bego Arístegui.


Los caminos de la Fe son inescrutables 

Tercer largometraje de la directora, realizadora y guionista vasca Alauda Ruiz de Azúa, quien, tras Cinco lobitos (2022) y Eres tú (2023), sigue en su proceso de exploración creativa con los temas troncales de su filmografía: La familia y su universo de sentimientos de culpa y redención en torno a sus protagonistas.



Y, ¿Qué es lo que nos cuenta Los domingos. Pues, en efecto, una historia intimista y familiar que sirve para introducir el debate sobre la Fe y la creencia religiosa, en una sociedad y una época cada vez mas materialista y secularizada, en la que la religión parece perder cada vez más adeptos en favor de sectas diversas y dietas "saludables", veganismo y vigorexia a golpe de pesa de gimnasio. 

En Los domingos descubrimos a Ainara (interpretada por Blanca Soroa), una joven idealista y brillante de 17 años, que se encuentra en la encrucijada de qué carrera universitaria elegirá. Sin embargo, la chica manifiesta que se siente cada vez más cerca de Dios y que se plantea abrazar la vida de monja de clausura. La noticia pilla por sorpresa a toda la familia, provocando una revolución en el seno de la misma y una prueba de fuego para todos en la que chocarán diversas posturas sobre la situación que se les plantea.



Alauda Ruiz de Azúa, nos muestra, desde un aséptico distanciamiento, sin tomar partido por uno u otro personaje, las diversas situaciones que van surgiendo en base a los conflictos de pensamiento de los distintos miembros de la familia de Ainara. Que se ve atrapada entre la opción de seguir estudiando para contentar a su familia o hacer caso a su corazón y seguir el camino que la Fe en Dios le está marcando como guía.

Tengo que confesar que, a pesar de su estupenda factura cinematográfica, Cinco lobitos no me conquistó como lo ha hecho Los domingos. Ya en su opera prima, la cineasta española mostraba una madurez y un rigor técnico más que notables, pero en este su último trabajo fílmico, Azúa (nacida en 1978), se ha superado, logrando lo que, a mi entender, es una película verdaderamente redonda que funciona como un reloj suizo. Todo en ella fluye con una sencillez y, a la vez, con una perfección que va atrapando al espectador más variopinto (independientemente de su nivel de fe o creencia religiosa) desde el primer minuto de metraje y hasta el final. Un final (sin spoilers), que emociona a cualquier persona con un mínimo de sensibilidad.



Y todo ello es mérito, principalmente de la cineasta (a la que habrá que seguir muy de cerca a partir de ahora), pero también de un guion preciso y certero y de una selección de reparto muy acertada en la que destacan (aparte de la deslumbrante, en su debut actoral, Blanca Soroa), una soberbia Patricia López Arnaiz (la tía), Miguel Garcés y Nagore Aramburu, principalmente.



Es realmente admirable como Ruiz de Azúa se ha lanzado a diseccionar visual y cinematográficamente, un tema tan difícil, complejo y espinoso como este, saliendo más que airosa de la batalla. Sobresaliente diría yo. Todo ello tratado con un respeto y neutralidad exquisita, y con una perfección a nivel técnico en la que destaca también la extraordinaria fotografía de la británica Bet Rourich.

Los domingos es una película en la que, las mujeres, tienen una fuerza y un protagonismo especial (como ya ocurría en Cinco lobitos), reflejo de esa sociedad matriarcal tan arraigada en el país vasco. En ese sentido, presenta nexos de unión con el también cineasta vasco Juanma Bajo Ullóa, que en filmes como Alas de mariposa (1991), La madre muerta (1993) o Baby (2020), también exploraba los conflictos familiares aunque con un mayor peso envolvente, en su ambientación y atmósfera artística, de las tradiciones y el folclore vasco.



Independientemente de si usted es una persona con o sin fe, creyente en la religión católica o no, o creyente en otras religiones y credos diversos; si es una persona amante del cine, como arte y disciplina artística, no debería perderse Los domingos. Porque estamos ante Cine con mayúsculas y, muy posiblemente, ante la mejor película del cine español de los últimos años con permiso del también extraordinario cineasta Oliver Laxe que, con su magnético Sirat (2025), también me ha impactado y conquistado, aunque de un modo diferente al de Alauda Ruiz de Azúa, una directora que con este trabajo ha conseguido casi una obra maestra. Aprovechen la actual "Fiesta del Cine" y, por favor, no se la pierdan.

GONZALO J. GONZALVO