Dir:
J.A. Bayona
Int:
Lewis
MacDougall, Sigourney Weaver, Felicity Jones, Liam
Neeson, Toby Kebbell,Geraldine Chaplin, James
Melville, Garry Marriott, Joe Curtis, Kai Arnthal, Max
Gabbay
Tras
la separación de sus padres, Conor (Lewis MacDougall), un chico de
12 años, tendrá que ocuparse de llevar las riendas de la casa, pues
su madre (Felicity Jones) está enferma de cáncer. Así las cosas,
el niño intentará superar sus miedos y fobias con la ayuda de un monstruo (con la potente y característica voz de Liam Neeson), pero
sus fantasías tendrán que enfrentarse no sólo con la realidad,
sino con su fría y calculadora abuela (Sigourney Weaver). Con este
nuevo trabajo J.A. Bayona cierra su trilogía sobre las relaciones
maternofiliales, que inició con El orfanato (2007) y
continuó con Lo imposible (2012).
Estamos
ante una nueva coproducción entre España y Estados Unidos. Repite,
en este caso, J. A. Bayona, este joven director catalán, que parece
perfectamente integrado en el sistema de producción norteamericano y
al que parecen respetar algunas de sus estrellas como Liam Neeson y
Sigourney Weaver, elementos que resultan muy valiosos desde el
apartado de la promoción comercial, además de por sus cualidades
interpretativas.
Curiosamente
el peso de la película recae fundamentalmente en Lewis MacDougall,
que había intervenido recientemente en Pan: Viaje a Nunca Jamás
(2015), de Joe Wright, un jovencísimo actor británico y en el
“Monstruo-árbol” generado por tecnología digital y efectos
mecánicos más tradicionales, que por cierto son responsabilidad,
casi por completo, de técnicos españoles.
La
película tiene como punto de partida un guión escrito por Patrick
Ness, apoyándose en su propia novela, inspirada a su vez en la idea
original de Siobhan Doud (1960-2007), escritora británica de origen
irlandés.
Aún
con virtudes de puesta en escena, y un estupendo trabajo de Lewis
MaxDougall, la película acumula tópico, tras tópico, progresa en
su trama con lentitud exasperante y ni siquiera las apariciones del
monstruo logran superar la sensación de que en muchos menos minutos
del metraje original (1 hora y 48 minutos) podría haberse contado la historia
y toda su carga simbólica de superación por parte de este muchacho
acosado por la desgracia.
La
película, sobre todo en algunos momentos de su promoción, parecía
querer demostrar que superaba el ámbito del cuento pensado para
niños y adolescentes. Que su dramatismo y emoción arrebataban a
cualquier público. Bueno, pues nada más falso. Un monstruo viene a
verme es didáctica, repetitiva, ingenua y parece pensada para un
público poco o nada exigente desde el punto de vista intelectual.
Vamos, un cuento bienintencionado, pero con mínimas cualidades
artísticas.
Con
diferencia es el trabajo más flojo de J. A. Bayona, lejos queda de
la sobriedad de El orfanato o de la espectacularidad,
equilibrada con el drama, de algunas situaciones de Lo imposible.
En
todo caso, J. A. Bayona parece haberse ganado la confianza de las
factorías de sueños de Hollywood que parece ya le han embarcado en
una secuela de Jurassic World para el año 2018. Y también parece
que lo valoran como a un realizador que, con el tiempo, podría ser un sucesor digno de Steven
Spielberg, que desde el punto de vista estilístico parece su más
claro referente.
Roberto
Sánchez.
-Aragonia, C. Grancasa, Palafox, Puerto Venecia, Yelmo-
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