Dir:
Ron Howard
Int:
Tom Hanks, Felicity
Jones, Ben Foster, Irrfan Khan, Omar Sy, Sidse
Babett Knudsen, Ana Ularu, Jon Donahue, Cesare
Cremonini, Xavier Laurent, Fausto Maria Sciarappa, Juan
Ignacio Pita.
Robert
Langdon, el famoso profesor de simbología (interpretado por Tom
Hanks) se encuentra tras el rastro de una serie de pistas conectadas
con el mismísimo Dante. Cuando Langdon despierta con amnesia en un
hospital italiano, hará equipo con Sienna Brooks (Felicity Jones), una doctora de la que él espera le ayude a recuperar sus recuerdos.
Juntos recorrerán Europa en una carrera a contrarreloj para
desbaratar una letal conspiración global.
La
adaptación de la novela de Dan Brown (no hace falta que recuerde que
también fue el autor de El código Da Vinci), a cargo de David
Koepp, y la realización de Ron Howard no pueden resultar más
rutinarias. La interpretación de Tom Hanks (un actor de gran predicamento en Hollywood) es realmente mala y, parece, que una tercera convivencia con este personaje le ha superado.
Inferno
peca de ser previsible y ni siquiera el forzado ritmo narrativo, o
las ensoñaciones infernales de su protagonista, salvan la función.
Siendo
muy generoso, podríamos decir que estamos ante la consagración como
serie “B” casposa de los argumentos salidos de la producción de
novelas de éxito (pero muy alejadas de cualquier calidad literaria o
de valor histórico) del ínclito Dan Brown.
Por
cierto, en ese tono de producto de serie “B”, aunque estemos ante
un presupuesto elevado del cine norteamericano, lo único
(el único) que me sacó ligeramente de la apatía fue la
interpretación del actor hindú Irrfan Khan, uno de los más
reconocidos y capaces de su país, que con su personaje Harry Sims
“The Provost”, logra introducir un humor muy negro, y dejar claro
que los límites entre el bien y el mal no son muy precisos.
Vamos,
que no ha producido ninguna sorpresa agradable en quien esto escribe.
Ya me pasó lo mismo con las dos anteriores entregas, El código Da
Vinci (2006) y Ángeles y demonios (2009), y es que era difícil que
de novelas mediocres (y encima pretenciosas) pueda resultar una
adaptación cinematográfica apreciable. Sólo unos pocos (por
ejemplo, Sir Alfred Hitchcock) lograron convertir textos mediocres en
películas memorables y desde luego Ron Howard, un buen “artesano”
generalmente, no ha sido capaz de lograr ese milagro alquímico que
supone transformar la vulgaridad escrita en excelencia fílmica.
Roberto
Sánchez
-Aragonia,
C. Grancasa, Palafox, Puerto Venecia, Yelmo-
1 comentario:
No siempre,el "supremo genio del cine" (no para mí, obviamente) sir Alfred llevó a cabo un bodrio fílmico partiendo de un bodrio literario: "Topaz". Saludos.
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