jueves, 2 de septiembre de 2021

Jinetes de la justicia (Retfærdighedens ryttere, 2020)****

 Dir: Anders Thomas Jensen

Int: Mads Mikkelsen, Nikolaj Lie Kaas, Gustav Lindh, Roland Møller, Nicolas Bro, Lars Brygmann, Albert Rudbeck Lindhardt, Morten Suurballe, Jakob Ulrik Lohmann, Rikke Louise Andersson, Jesper Groth, Gustav Dyekjær Giese, Henrik Noél Olesen, Jesper Ole Feit Andersen, Kaspar Velberg, Rigmor Ranthe, Anne Birgitte Lind, Peder Holm Johansen, Raivo Trass, Johanne Dal-Lewkovitch, Andrea Heick Gadeberg.



Thriller y humor con sello nórdico.  

Quinto largometraje del danés Anders Thomas Jensen. Una deliciosa película que mezcla con verdadera sabiduría narrativa y un estilo propio el thriller de acción, la comedia y el drama humano. Con un reparto de actores en estado de gracia, liderado por esa bestia fílmica llamada Mads Mikkelsen, extraordinario actor al que, no hace mucho, pudimos disfrutar en Otra ronda (Thomas Vinterberg, 2020), otro maravilloso filme nórdico y que, en mi opinión, está en el esplendor de la madurez de su carrera cinematográfica. 

Jinetes de la justicia nos cuenta la dura historia del militar Markus, que debe regresar a casa con Mathilde, su hija adolescente, cuando su esposa muere en un trágico accidente de tren. Todo parece ser fruto de la mala suerte, hasta que Otto, un experto en matemáticas y estadística de seguros y también pasajero del tren siniestrado, aparece con sus dos excéntricos colegas, Lennart y Emmenthaler. Otto está convencido de que alguien está detrás de todo y que lo que ocurrió no fue un accidente casual. El actor Nikolaj Lie Kaas, es otro de los protagonistas. Conocido por interpretar la saga policíaca nórdica compuesta por la tetralogía de Los casos del departamento Q: Misericordia (2013), Profanación (2014), ambas dirigidas por Mikel Norgaard, Redención (Hans Petter Moland, 2016), y El expediente 64 (Christoffer Boe, 2018), acompaña al inmenso Mads Mikkelsen con dignidad, siendo ellos dos los que sostienen el peso de la trama de Jinetes de la justicia (su título original en danés-noruego es Retfærdighedens ryttere, algo bastante impronunciable).


Estamos ante un fantástico guion firmado por el propio director (experimentado guionista en numerosos filmes) y 
por Nicolaj Arcel, que transita de forma admirable entre los géneros, saltando del thriller a la comedia y al drama en momentos puntuales pero sin que chirríe nada, muy al contrario, enriqueciendo la historia y dotando a los personajes de una humanidad que los aleja de las típicas películas norteamericanas llenas de adrenalina y explosiones y protagonizadas por machos alfa llenos de testosterona. Aquí, el macho alfa, aunque igual de letal para sus enemigos, muestra su corazoncito ante sus compañeros de aventura y también ante el espectador. 

Una película que entretiene con humor e ingenio, que también, indudablemente, contiene escenas trepidantes. Un filme que parece de un metraje inferior, y deja al espectador con ganas de más (cuando uno se lo está pasando tan bien en el cine… quien quiere salir…).


Jinetes de la justicia es una película atípica. Estaría dentro del subgénero del cine policíaco de 
“justicieros”, pero, en este caso, su entidad y trasfondo es mayor que el habitual en este tipo de filmes. La culpa y la redención son temas fundamentales en un filme que, con un sello genuinamente nórdico, posee una humanidad y un aura de espiritualidad en sus personajes que, unido a la calidad interpretativa de sus actores y actrices, hace que juegue en otra liga y trascienda a la típica película norteamericana de venganzas y justicieros/as. 

Un gran guionista que, ante las cámaras, ha demostrado un gran pulso narrativo y un humor bastante especial. Pero es que, cuando el humor es bueno, da igual de que latitud venga. Yo que ustedes, no me perdería las andanzas de estos curiosos y extraños Jinetes de la justicia. Sin duda, una de las películas más refrescantes y entretenidas de este extraño y canicular verano en el que las sempiternas mascarillas nos siguen imposibilitando disfrutar del cine en las grandes salas con la comodidad con la siempre lo hemos conocido. 

Esperemos que la tan anhelada y vieja normalidad se imponga por fin en el año venidero a esta extraña y tediosa “nueva normalidad”. Y que las risas y los suspiros que caracterizan a los seres humanos, regresen de nuevo a nuestros cines sin miedo a mostrarse. 

GONZALO J. GONZALVO

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