
Desde luego no es la primera vez que Hollywood se empeña en volver ha hacer una historia ya contada con anterioridad. Si además fue todo un éxito en el pasado, ¿por qué no intentarlo de nuevo?
La novela Ben-Hur. A Tale of The Christ, publicada por primera vez en 1880, fue escrita por el general Lew Wallace, militar, abogado y diplomático (llegó a ser embajador plenipotenciario de los USA en el Imperio Otomano) y supuso todo un éxito en su época. Muy pronto se interesaron por su adaptación al cine. Ya en 1907 hay una película de 15 minutos que, curiosamente, ocupa una buena parte de su metraje en la carrera de cuadrigas.


Los primeros pasos para una cierta actualización de la historia, aunque sólo respecto aspectos superficiales, técnicos sobre todo, se habían dado en la mini serie europea (3 horas en dos capítulos) dirigida por Steve Shill (una coproducida entre Inglaterra, Alemania, España y Canadá, de 2010).
Lo sorprendente no es que se haga un remake en 2016 sino que lo asuma el Kazajo Timur Bekmanbetov, que continúa trabajando entre Rusia y Estados Unidos. Sus largometrajes Guardianes de la noche (2004) y Guardianes del día (2006), que fusionaban con desparpajo elementos del cine de terror y el fantástico, mediante un montaje muy dinámico y "americano" de secuencias sin demasiada lógica pero gran plasticidad, llamaron la atención de Hollywood y pronto debutó allí con Wanted-Se busca (2008), con Angelina Jolie de protagonista, suponiendo su primera incursión en el cine norteamericano.
Las cosas le fueron tan bien que se atrevió con Abraham Lincoln: Cazador de vampiros (2012), un guión de un jovenzano llamado Seth Graham Smith, a partir de su propia novela, que supuso uno de los mayores despropósitos de la historia del cine, a todos los niveles...

La química y el carisma de los dos actores británicos (Jack Huston y Toby Kebbel) es nulo, casi inexistente. Poco transmiten, salvo poner esa cara de esfuerzo para sostener las riendas –¿o es por encontrar el cambio de marchas en el último modelo de cuadriga?–. Con todo, es el desenlace piadoso hasta dar asco lo que termina por hundir en la miseria este nuevo esfuerzo de la industria del entretenimiento norteamericana por rebuscar en el pasado lo que cada vez encuentran con más dificultad en el presente: la magia del cine de aventuras, la emoción de "viajar" de un modo verosímil a la más remota antigüedad o de sentirse transportado al futuro desde la butaca de una sala de cine.
Roberto Sánchez
-Aragonia, C. Grancasa, Palafox, Puerto Venecia, Yelmo-
No hay comentarios:
Publicar un comentario