Int: Mark Rylance, Ruby Barnhill, Penelope Wilton, Jemaine Clement, Rebecca Hall, Bill Hader, Rafe Spall, Adam Godley, Matt Frewer, Ólafur Darri Ólafsson, Haig Sutherland, Michael Adamthwaite.
Adaptación del cuento del galés Roald Dahl (1916-1990), un escritor que ha gustado mucho a los cineastas y que además participó muy activamente en el cine como guionista. Parecía extraño que Spielberg todavía no hubiera realizado un film inspirándose en un escritor tan próximo en intenciones, aunque desde una óptica muy británica. Merece la pena que hagamos un pequeño recordatorio de las vinculaciones de Dahl con el cine.
Ya desde los años 50 del siglo XX, sus relatos e historias son adaptados en series televisivas. De 1958 a 1960, cinco
episodios de la serie Alfred Hitchcock presenta, parten de su inspiración. Participa en el guión de Solo se vive dos veces (1967), una de las entregas de la saga "bondiana", dirigida por Lewis Gilbert y protagonizada por Sean Connery; y vuelve a relacionarse con Ian Fleming, al adaptar su novela Chitty Chitty Bang Bang (1968), de Ken Hugues. Su interés por la fantasía, en general, y el mundo de los niños, empieza a ser evidente. Son suyos algunos guiones más como el de El enterrador nocturno (1971), de Alastair Reid, basándose en una novela de Jay Cowley; y ese mismo año escribe una adaptación para el cine de una historia propia en Un mundo de fantasía (Willy Wonka and the Chocolats Factory), dirigida por Mel Stuart.
Ya se puede decir que es un autor internacional y a partir de los 90, hay adaptaciones de su personal universo en lugares tan dispares como Irán (Shekare khanoosh, de Kiumars Poorahmad,en 1990), o en Rusia (Idealnaya para, de Alexander Polynnikov, en 1992). Hay muchas más series y cortometrajes que beben de su inspiración y que no cito, pero no me resisto a insistir en algunos largometrajes más, inspirados por él. Algunos irregulares, como La maldición de las brujas (1990), de Nicholas Roeg, Matilda (1996), de Danny DeVito, o Lamb to the Slaughter (2002), de Nicole Barnette; otros, muy sugerentes y recientes, como James y el melocotón gigante (1996), de Henry Selick, Charlie y la fábrica de chocolate (2005), de Tim Burton, o Fantastico Mr. Fox (2009), de Wes Anderson.
Mi amigo el gigante nos cuenta la historia de una niña huérfana que terminará aliándose con la mismísima Reina de Inglaterra y con un gigante bonachón para impedir una invasión de malvados gigantes que se preparan para comerse a todos los niños del país.


Es posible que no sea la película del verano, pero sin ser perfecto (hay algunas situaciones algo forzadas que pretenden "americanizarse" a cualquier precio), es el film que un adulto, sin sentirse ofendido durante su visionado, puede proponer a sus hijos como un buen entretenimiento. Afortunadamente, Spielberg suele estar por encima de la basura que ofrece la media del cine norteamericano en los últimos años.
Roberto Sánchez
-Aragonia, C. Grancasa, Palafox, Puerto Venecia, Yelmo-
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