
Int: Ah-In Yoo, Steven Yeun, Jong-seo Jeon, Soo-Kyung Kim, Seung-ho Choi, Seong-kun Mun
De modo habitual, el director coreano Chang-dong Lee ha escrito los guiones de sus películas. Nacido en 1954, sólo ha firmado seis largometrajes. No era extraño que le llamara la atención el cuento Barn Burning del japonés Haruki Murakami, incluido en el libro de relatos El elefante desaparece, de 2005, aunque en España, traducido, no se editó hasta el año 2016. Barn Burning (literalmente sería "quemando el granero"), por cierto, también es el título de un relato corto de William Faulkner (editado en 1939), escritor que gusta bastante a Murakami, y también a su protagonista, recreado por Chang-dong Lee y Jungmi Oh (los adaptadores al cine del relato), que ahora se llama Jong-su Lee, interpretado con la habitual eficiencia de los actores coreanos por Ah-In Yoo. No era extraña la coincidencia por que las historias de Murakami y Chang-dong Lee suelen caracterizarse por un obsesivo fatalismo que como una maldición divina, se impone sobre el destino de sus personajes.
Jong-su Lee (escritor aficionado y granjero por herencia familiar) se gana la vida como puede en la ciudad haciendo de mensajero. Al hacer una entrega, se encuentra por casualidad con Shin Hae-mi (Jong-seo Jeon), una chica que vivía en su vecindario y de la que se enamora a primera vista. La joven le pide que cuide a su gato durante un viaje a África. A su regreso, Hae-mi le presenta a Ben (Steven Yeun), un joven misterioso y con dinero que conoció allí. Un día, Ben revela a Jong-su Lee un pasatiempo muy extraño...
El tejido narrativo creado por Chang-dong Lee es un sólido tapiz, preciso en su diseño, implacable en su destino, pero se las arregla para ir sugiriendo dibujos inquietantes. Bajo ese tapiz hay otros mundos insospechados. El casi autismo de Jong-su, la eterna sonrisa de Ben, la desesperación vital de Hae-mi, oculta trás su escapada continuada (a África, etc.), y propensa a aislarse de la realidad, el gato que está pero no está..., en fin una de las películas más sugerentes del año.
Por si fuera poco, en una de las mejores secuencias del film (deben descubrirla por su
cuenta) el fondo musical escogido es un tema de Miles Davis, que nos habla de la estudiada
perfección de un encaje artístico, de la fusión entre la imagen y la música que es en ocasiones sublime (entre el cine y el jazz, en este caso), puro cine. Además, estamos ante todo un homenaje a Murakami que ama profundamente este estilo musical como ha dejado claro en algunos de sus escritos (y en especial en su ensayo Retrato en jazz, de 1997).
Los que tengan algún reparo al cine coreano deben superarlo, seguramente estamos ante una de las cinematografías con mejor estado de salud del planeta. Además de Chang-dong Lee, yo les recomiendo que se apunten los siguientes nombres: Sang-Soo Hong, Ki-duk Kim, Chan-wook Park, Joon-ho Bong y Sang-ho Yeon, que son la punta de un inmenso iceberg, realizadores con sensibilidades y estilos muy variados que van desde el cine de géneros (terror y ciencia ficción) a la experimentación, pero siempre con miradas bastante personales y una calidad formal incuestionable.
Roberto Sánchez
-Aragonia-