miércoles, 24 de octubre de 2018

Ha nacido una estrella (A Star Is Born, 2018)**

Dir: Bradley Cooper
Int: Bradley Cooper, Lady Gaga, Sam Elliott, Rafi Gavron, Andrew Dice Clay, Anthony Ramos, Bonnie Somerville, Dave Chappelle, Michael Harney, William Belli, Rebecca Field, D.J. Pierce, Steven Ciceron, Andrew Michaels, Jacob Taylor, Geronimo Vela, Frank Anello, Germano Blanco, Ron Rifkin, Alec Baldwin

La autodestrucción del ser humano 

Bradley Cooper es un conocido y exitoso actor y, recientemente, también director y guionista (además de haber participado como productor en más de una decena de series de televisión y largometrajes) que se dio a comocer 
(allá por el año 2001) a través de la serie Alias del mago J.J. Abrams. Desde el comienzo del nuevo milenio hasta hoy, su filmografía como actor es bastante irregular, abundando en series y títulos comerciales como De boda en boda (David Dobkin, 2005), Boda por contrato (Tom Day, 2006), Resacón en Las Vegas (Todd Philips, 2009), etc. Unos pocos títulos destacables, como La gran estafa americana (David O Russell, 2013) y, especialmente, El francotirador (Clint Eastwood, 2014), hacen subir su caché como actor. Lo que aprovecha para incrementar su cuenta corriente con, de nuevo, la comercial saga de Guardianes de la galaxia I y II (2014 y 2017), aunque sólo ponga en ella la voz de Rockett, y con Vengadores: Infinity War (2018). 



Hago esta exposición previa porque, además de avispado, (en el filme de Eastwood también metió pasta como productor, lo que seguro que le rentó lo suficiente para poder lanzarse ahora a la producción de sus propios proyectos), está claro que a Bradley le gusta mucho el dinero, y ha visto en la revisión y remake de un clásico melodrama como Ha nacido una estrella (del que ya existían  tres versiones que ahora pasaré a comentar), una clara oportunidad comercial jugando a lo seguro y, además, captando al público joven y adolescente mediante la incorporación de la popular estrella de la canción pop actual Lady Gaga a este proyecto fílmico en el que se estrena como director sin arriesgar demasiado. 



Ha nacido una estrella (traducción literal del título original en inglés A Star Is Born), es una historia que mezcla el melodrama al estilo tradicional de Hollywood con el cine musical, fusión que ha dado dos obras maestras. La primera de ellas, data de 1937, y la dirigió William A. Wellmann sobre una historia original creada por él mismo y por Robert Carson. La pareja estuvo formada por Fredric March (Norman Maine) y Janet Gaynor (Esther Blodgett), y, además de ganar el Oscar al Mejor Guión original obtuvo 7 nominaciones más en los premios Oscar. 



Habría que esperar hasta 1954 para que otro gran director, George Cukor, reuniera a una gran pareja formada por Judy Garland y James Mason  para resucitar al artista fracasado Norman Maine y a Esther, una cantante en alza (¿les va sonando el argumento y los nombres respecto al filme de Cooper, verdad?). El guión corría de nuevo a cargo de William A. Wellman y Robert Carson, que contaron también con las aportaciones de Moss Hart, Dorothy Parker y Alan Campbell. Esta vez fueron 6 las nominaciones a los Oscar, destacando las de los protagonistas Garland y Mason (también Globos de oro y muchos otros premios). 



Y llegamos así hasta los años 70 para que a mediados de dicha década, la mina de oro creada por Wellmann y Carson volviera a llevarse a la pantalla de la mano del director y actor Frank Pearson, que juntó a la gran cantante Barbra Streisand (en la cima de su carrera) y al también actor y cantante Kris Kristofferson para dar vida a Esther y a Norman (ésta vez John Norman, van alternando nombre y apellido para despistar un poco). En esta ocasión, Kristofferson encarna a un cantante rockero alcohólico pero también adicto a las drogas (como era de esperar en los 70). Aunque artísticamente no es la más brillante, la pareja musicalmente es de altura (Oscar a la Mejor canción más 4 nominaciones más) y, para mí (aunque tendría que revisarla) superan de largo a la pareja Gaga/Cooper si sumamos sus cualidades vocales y actorales (estamos hablando de la Streisand que, además de ser una bestia vocal ha sido una actriz con una filmografía más que destacable). 



Y así llegamos a este 2018 con esta “nueva” versión de Bradley Cooper (bastante talludito ya para ser pareja de una Lady Gaga, que ha cumplido tan solo 32 añitos). Predecible y repetitiva (los cinéfilos que hemos visto las anteriores nos sabemos de memoria la historia), su metraje se hace además excesivo (dos horas y cuarto para contar algo que en hora y media sería más que suficiente). La primera parte aguanta, pero a mitad se comienza a desinflar y a perder fuelle, al igual que el papel de Cooper, que le va dejando un progresivo protagonismo a la Gaga mientras él se diluye como un azucarillo. La larga duración es el soporte o excusa para meter bastantes números musicales bien ejecutados tanto por Cooper como por la Gaga, pero pesando más la parte musical que el drama, el conjunto se hace bastante pesado a pesar del espectacular Dolby Atmos y la garganta prodigiosa de Lady Gaga, que por otra parte, en su primer papel en la pantalla grande, sorprende por las ganas, fuerza y calidad de una cantante a la que hasta ahora no se la podía considerar actriz, a pesar de haber participado ya en series de televisión y cuidar bastante el aspecto interpretativo en sus shows y videoclps. 



El filme de Cooper (que seguro que ha aprendido buenas maneras de Clint Eastwood cuando coincidieron en El francotirador) es muy parecido al de 1976, especialmente por el rollo rockero y anfetamínico y por eso del revival setentero que vivimos en el cine, y poco o nada aporta ya a una historia magistralmente narrada por directores de la talla de George Cukor o William A. Wellmann. Quizá Clint Eastwood hubiera logrado un melodrama de mayor profundidad, con una excelente banda sonora y con esa magia tan especial que hace que él sea el útimo gran director clásico que le queda al cine norteamericano. Quizá Cooper se lo propusiera antes a Eastwood, que bien le pudo responder: “Oye, chaval….eso ya lo han hecho otros...y muy bien, antes que yo...pero tú que eres joven y estás empezando,…adelante...en estos tiempos la memoria cinematográfica del espectador es como la de un mosquito...”. 

Pues eso,...que los que tenemos memoria cinematográfica y artística tenemos ese “inconveniente”. Aún así, le doy a Cooper un aprobado alto, pero no pretendan que le dé la misma nota que a Cukor o Wellmann. Como diría el tio Clint….”Muchacho….esos juegan en otra liga...”. Y él también. Eastwood...te echo de menos.

Gonzalo J. Gonzalvo

-Aragonia, C. Grancasa, Palafox, Puerto Venecia, Yelmo- 

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