miércoles, 28 de febrero de 2024

La tierra prometida (The Bastard) (2023)****

 Dir: Nikolaj Arcel

Int: Mads Mikkelsen, Amanda Collin, Simon Bennebjerg, Melina Hagberg, Kristine Kujath Thorp, Gustav Lindh, Thomas W. Gabrielsson, Søren Malling, Jakob Ulrik Lohmann, Magnus Krepper, Morten Hee Andersen, Felix Kramer.



Mads Mikkelsen: el gran actor que vino del frío.

Es curiosa la coincidencia de que, este extraordinario actor danés, comenzara a las órdenes de otro compatriota, entonces desconocido cineasta, llamado Nicolas Winding Refn, que bastantes años después dirigiría esa obra maestra del Neo Noir que es Drive (2011). A principios del segundo milenio, despunta ya claramente, de nuevo a las órdenes de Refn con The Pusher (2004). Ese mismo año participa ya en blockbusters como El rey Arturo (Anthony Fuqua, 2004)), aunque no deja de lado el cine de autor, trabajando con cineastas como Ole Christian Madsen o Susanne Bier. Inolvidable malvado “Le Chiffre”, junto al agente 007, en Casino Royale (Martin Campbell, 2006). Este actor camaleónico es capaz de meterse en la piel de cualquier personaje, logrando cotas de gran brillantez a las órdenes del cineasta Thomas Vinterberg en La caza (2012) y Otra ronda (2020).


Me he extendido un poco en la trayectoria de Mikkelsen, porque Bastarden (título original cuya 
traducción está bastante clara), titulado en España como La tierra prometida, pivota absolutamente sobre la personalidad, el carisma y la fuerza interpretativa del actor danés. The Bastard (en su titulo en inglés) es un curioso y extraordinario filme que se mueve entre el drama de ambientación histórica y ecos del mejor western clásico al estilo de los grandes clásicos como John Ford. 

¿Y qué es lo que nos cuenta? Pues bien, hemos de retroceder hasta la dura y salvaje Dinamarca del siglo XVIII. En esa época en la que los nobles disfrutan de privilegios y el pueblo llano pasa grandes necesidades, el rey danés Frederik V firma un decreto para que los páramos salvajes de Jutlandia puedan ser colonizados y cultivados, permitiendo que la población pueda extenderse y generar nuevos impuestos. Sin embargo, nadie se atreve a acatar el decreto real. Se trata de una tierra inhóspita y yerma, poblada por animales salvajes y castigada por una naturaleza brutal e implacable. Pero, a finales del verano de 1755, un militar llamado Ludvig Kahlen se propone establecerse allí, y con voluntad inquebrantable, lograr que esos páramos le proporcionen la riqueza y el honor que ha deseado siempre.



Con una fabulosa fotografía de Rasmus Videbaek, que retrata con una belleza casi fordiana los paisajes y la naturaleza de los agrestes y fríos páramos en los que, el capitán Khalen, decide labrar y cultivar patatas y atraer con ello a numerosos colonos que llenen de vida esas tierras. Pero, además de luchar contra la naturaleza, tendrá enfrente a un cruel oponente, el despiadado Frederik de Schinkel, un noble que se arroga el derecho de posesión sobre dichas tierras. Cuando De Schinkel se percata de que su criada, Ann Barbara, y su servil marido han escapado para refugiarse con Kahlen, emprenderá una guerra sin cuartel contra él de consecuencias imprevisibles. 

El film transita ante los ojos del espectador, envolviéndolo y conquistándolo, con la pétrea mirada de Mikkelsen como guía y caudillo de esta batalla silenciosa que tendrá que librar. Sin duda la mayor y más difícil de su vida. Una verdadera delicia haberla podido disfrutar en la gran pantalla del cine Cervantes, uno de los pocos cines señoriales que quedan en la ciudad. 

A pesar de su metraje y su ritmo pausado, el filme no se hace nada largo. La sobria y eficaz dirección, la solidez interpretativa de Mikkelsen, bien arropado por el resto del reparto, y la belleza de los paisajes daneses, son el lienzo ideal para desarrollar una historia de ambición personal, honor, lucha de clases y desafío a las fuerzas de la naturaleza. Unas tierras tan duras como el propio capitán Khalen, un hombre que no se arredrará ante nada ni ante nadie, y que solo rendirá cuentas y fidelidad al rey. 



El malvado del filme, esta vez, estará encarnado por el actor Simon Bennebjerg, que encarna con solvencia al repulsivo Frederick de Schinkel, un noble acostumbrado a satisfacer todos sus caprichos y poseer cuanto se le antoja, carente de cualquier escrúpulo moral, sádico y arrogante.

La tierra prometida es, por ahora, junto con Pobres criaturas (filme del que hablaré en mi próximo artículo), de lo mejorcito que se ha proyectado en este discreto mes de febrero que ya da sus últimos coletazos para dar paso al mes en el que tendrá lugar una nueva ceremonia de los Oscar, que traerá numerosos estrenos y, como siempre, polémica respecto a la concesión de los más afamados y deseados galardones del séptimo arte. Así que mi consejo es que no se la pierdan. 

Del siempre original y diferente Yorgos Lanthimos solo adelantar que su último trabajo es un prodigio de imaginación, que Emma Stone está verdaderamente maravillosa y, desde luego, si no lo gana, va a tener muy cerca ese codiciado Óscar a la Mejor Actriz del 2024.

GONZALO J. GONZALVO

Escritor y Crítico de Cine 

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