martes, 23 de septiembre de 2025

Weapons (2025)****

 Dir: Zach Cregger

Int: Julia Garner, Josh Brolin, Alden Ehrenreich, Austin Abrams, Cary Christopher, Benedict Wong,  Amy Madigan, June Diane Raphael, Toby Huss, Melissa Ponzio, Aubrey Brockwell, Whitmer Thomas, Sarah Kopkin, Jaymes Butler, Sergio Candido, Jason Turner, Derek Chouinard, Carrie Gibson. Justin Long.



Cuando el terror inteligente es el arma principal.

Todos los alumnos de una misma clase, diecisiete niños de preescolar, salvo uno, desaparecen misteriosamente, la misma noche y a la misma hora. En la tranquila y pequeña ciudad donde viven se preguntan quién o qué está detrás de sus desapariciones. Esta es la premisa argumental que, desde el primer fotograma, envuelve al espectador/a en una nebulosa de misterio elaborada con maestría por su director, el norteamericano Zach Cregger.



Y es que, Cregger, es uno de esos directores que, junto con Ari Aster, Ti West, Robert Eggers o Jordan Peele, forman parte de una nueva generación de cineastas que están revitalizando el género de terror con nuevas propuestas interesantes e inteligentes que logran sorprender a un espectador fiel al género temático (nadie hay tan fiel como los amantes al cine fantástico y de terror), pero cansado de filmes comerciales, vacíos y abusadores de los efectos especiales digitales. Estos directores tienen en común algo que les define, además de su edad biológica, y es el pergeñar historias con una tranquila y segura realidad cotidiana que, de repente, se da la vuelta, para dar paso a los caminos del mal. 



Esto es algo que también liga a los trabajos fílmicos de estos directores con veteranos títulos míticos del género de los años 70 y 80, donde como en La noche de Halloween (John Carpenter, 1978) o El exorcista (William Friedkin,1973), el mal se habría paso en lugares aparentemente seguros "donde nunca ocurría nada", para transformar, a partir de ahí, la vida de sus habitantes.



Weapons tiene ese aura de "cine clásico setentero" que también caracterizan a otros trabajos de estos cineastas, como el X (2022) de Ti West o el Midsommar (2019) de Aster. Además, utiliza la mezcla de géneros para dotar de misterio, suspense, drama y elementos de thriller a la película, técnica que también utilizan estos otros directores para realizar cintas más complejas que, en determinados momentos, les aleja de lo que se consideraría una cinta de "terror puro", pero que convierte estos trabajos en filmes mucho más interesantes y adictivos que lo que las salas comerciales estaban ofreciendo en los últimos años. 

Apoyada en un sólido reparto, en el que destacan por derecho propio veteranos/as como Amy Madigan y Josh Brolin, ambos actores con una dilatada y más que interesante filmografía. El guion del propio Zach Cregger (que también ha puesto su granito de arena en la composición de la banda sonora) y la ominosa fotografía de Larkin Seiple, componen y un conjunto de elementos que se combinan y alían a la perfección, ayudados por un impagable humor negro que, en ocasiones, incluso crea momentos hilarantes a la par que trágicos (recordemos la fórmula con que el cineasta neoyorquino Woody Allen definía lo trágico: comedia + tiempo = Tragedia), sumergiendo al espectador/a en una atracción de montaña rusa en la que se alternan las suaves curvas con las prominentes caídas en picado.



En definitiva, Weapons es una de las mejores películas de este 2025 que, en su último cuarto, está ofreciendo a los amantes del género otras joyitas como también recomendable Devuélvemela (Michael y Danny Philippou, 2025), otra pareja de jóvenes cineastas que también, a bien seguro, van a dar mucho que hablar dentro del género fantástico y de terror. Buena prueba de ello es el interés que ha despertado entre los espectadores, que siguen acudiendo a las salas animados por las buenas críticas y por el "boca a boca" de amigos y conocidos aficionados a ese placer, algo masoquista, que supone disfrutar "pasando miedo" en la oscuridad de una sala de cine. 

Yo que ustedes, si son amantes del género y del terror inteligente, no me la perdería.


GONZALO J. GONZALVO

Escritor y Crítico de Cine.

La ley de Jenny Pen (2024)***

 Dir: James Ashcroft

Int: John Lithgow, Geoffrey Rush, Nathaniel Lees, Maaka Pohatu, Thomas Sainsbury, Ian Mune, Ginette McDonald, Holly Shanahan, Bruce Phillips, Yvette Parsons, Irene Wood, Hannah Lynch, Paolo Rotondo, Richard Chapman, Semu Filipo.


Cuando la maldad no envejece.

El tercer largometraje del cineasta neozelandés James Ashcroft (que ha dirigido también varias series para plataformas y televisión más un documental) tiene en su haber varias virtudes que, seguidamente pasaré a enumerar, todo ello en un marco diferente para el cine de terror. Pero, se preguntarán: ¿De qué va esta historia con este título tan enigmático?


Resulta que un juez llamado Stefan Mortensen, tras un derrame cerebral, es internado en una 
residencia de ancianos a la que le cuesta adaptarse debido a su carácter arisco y dominante. Allí conoce a Dave Crealy, un extraño interno que somete a los demás a un juego llamado "La Ley de Jenny Pen". El juez, parcialmente paralizado, decide plantarle cara a Crealy y a sus desmanes. Se desatará entonces una lucha sin cuartel entre esos dos viejos machos alfa.


 

El duelo entre dos colosos de la interpretación: John Lithgow y Geoffrey Rush, está servido. Solo por disfrutar del trabajo que realizan (especialmente Lithgow, que con sus casi dos metros de altura, impone y da verdadero pavor) ambos actores, merece la pena acudir a las salas.



Respecto a las virtudes que contiene este último trabajo de Ashcroft, la primera es, sin duda, la elección del reparto. La segunda, el elegir un marco poco convencional: una residencia de ancianos. Un lugar cerrado y con una atmósfera opresiva, que se convierte en una trampa mortal para todos sus residentes. Allí, Crealy, el interno más veterano, campa a sus anchas e impone su propia ley. La tercera, y no menos importante, conseguir tener al espectador agarrotado, como al propio juez, y atrapado en un terror inquietante salpicado por un trasfondo de thriller (ignoramos el pasado de Crealy pero intuimos que no debía ser ninguna perla) que no te abandona hasta el desenlace final de la película.

Ashcroft, sabe manejar al espectador, al igual que la ominosa muñeca que da nombre al título, y mantenerlo inmerso en esa misma atmósfera opresiva y malsana en la que están atrapados los residentes de la residencia.

Como telón de fondo, la baja implicación del personal de muchos de esos "hoteles para la tercera edad" que queda ahí, como una crítica subyacente en segundo plano.

Hay además en La ley de Jenny Pen diversos guiños y homenajes (no en vano ha sido, este año, la película preferida de Stephen King, el maestro norteamericano literario del terror). Uno de ellos, a esa obra maestra del propio King estupendamente adaptada en 1990 por Rob Reiner, y con una Kathy Bates que se llevó el Oscar por su tremendo trabajo en Misery. También hay un guiño homenaje a aquel malvado ventrílocuo, de imponente aspecto físico (un ominoso Gert Fröbe), que iba acechando a las niñas en esa obra maestra indiscutible de los años cincuenta dirigida por Ladislao Vajda. Y es que, como en El cebo (1958), Crealy comparte bastantes mimbres con esa personalidad sádica y psicopática de Schrott, el siniestro hombre alto. Los guionistas Eli Kent, James Ashcroft y Owen Marshall demuestran su profunda cinefilia citando, en imágenes, al maestro turolense Segundo de Chomón y su obra maestra de 1909 Una historia incoherente. 



Por todo ello, considero que La ley de Jenny Pen entra a formar parte de ese selecto grupo de cine de género que, este año 2025, junto con Devuélvemela (Danny Philippou y Michael Philippou) y Weapons (Zach Cregger), revitaliza el género de terror con nuevas e interesantes propuestas, cosa que, verdaderamente necesitaban los amantes de este tipo de cine, inmersos en un aluvión de propuestas comerciales poco ingeniosas y gratificantes.

GONZALO J. GONZALVO

Escritor y Crítico de Cine


domingo, 7 de septiembre de 2025

Sirat. Trance en el desierto (2025)****

 Dir: Oliver Laxe

Guion de Oliver Laxe y Santiago Fillol

Música de Kangding Ray (David Letellier)

Fotografía de Mauro Herce

Int: Sergi López, Bruno Núñez, Jade Oukid, Stefania Gadda, Richard Bellamyun,

Tonin Javier, Joshua Liam Herderson, Kangding Ray



De Todos vosotros sois capitanes (2010), a Sirât (2025), Oliver Laxe, ha recorrido un camino de crecimiento cinematográfico (y supongo que personal), que pasando por Mimosas (2016) y Lo que arde (2019) ha culminado, de momento, en esta película que también muestra un camino repleto de verdad y una cierta desesperanza sobre el ser humano y su devenir.



 Un hombre (Sergi López) y su hijo (Bruno Núñez) llegan a una rave perdida en Marruecos. Buscan a Mar, su hija y hermana, desaparecida hace meses en una de esas fiestas sin amanecer. Reparten su foto una y otra vez rodeados de música electrónica y un tipo de libertad que desconocen. Se unen a un grupo de "raveros" y deciden seguirlos a una última fiesta que se celebrará en un apartado y misterioso lugar del desierto, donde esperan encontrar a la joven desaparecida.



Hay algunas claves importantes para orientar algo la mirada. La primera, está en el título original: Sirât (الصراط). En árabe significa "camino" o "sendero" y, en un contexto místico-religioso (Islámico), se refiere a un puente sobre el infierno por el que todas las personas deben pasar el Día de la Resurrección para llegar al Paraíso (Jannah). La estrechez de este puente simboliza el juicio final y la dificultad de atravesarlo, con la velocidad del paso de cada persona dependiendo de sus acciones en vida. 

La segunda, ha querido ser reforzada por el título para su distribución en España: SiratTrance en el desierto, que incide en esa música "Trance", esos sonidos repetitivos místico-iniciáticos, que en su combinación con ciertas sustancias psicotrópicas y el ambiente adecuado "facilitan", el viaje a una realidad alterna. Laxe se apoya en uno de los inventores de las raves, el francés Kangding Ray (David Letellier), en su música y en su persona que interviene como un "ravero" más.



Lo más sorprendente en Sirât es que Oliver Laxe, acompañado también de sus habituales Mauro Herce (Cámara y fotografía) y Santiago Fillol (en el guion), ha logrado una película muy abierta, nada críptica, sin abandonar sus reflexiones sobre estos tiempos apocalípticos que nos está tocando vivir. 

Es cine con mayúsculas, cine para dejarse llevar en un viaje que nos enfrenta con nuestros deseos e ideales, en un viaje iniciático que se mueve por los límites de la percepción. Después de todo, el mejor cine es también una poderosa e hipnótica "rave" que nos lleva de viaje, nos atrae y nos sacude "el alma" sin piedad.



Habrá que seguir muy de cerca a Laxe, nacido en 1982, una de las ya firmes realidades del cine español.