Dir: Antoine Fuqua
Int: Denzel Washington, Dakota Fanning, David Denma, Gaia Scodellaro, Bruno Bilotta, Eugenio Mastrandrea, Remo Girone, Andrea Scarduzio, Andrea Dodero, Salvatore Ruocco, Daniele Perrone, Giampiero Rotoli, Zakaria Hamza, Dea Lanzaro.
Broche de oro para la trilogía del samaritano justiciero
Vaya por delante que The Equalizer constituye, para mí, una de las mejores sagas de thriller de acción de los últimos diez años. Y ahora voy a razonar el porqué de dicha afirmación. Cuenta para ello con varios ingredientes ganadores.
El primero, un cineasta al timón, Antoine Fuqua, que no ha delegado ninguna de las entregas en manos de otros directores, implicándose directamente en la continuación de la saga (también como productor), y que se ha mostrado como un gran especialista en este género, con títulos tan emblemáticos como Training Day (Día de entrenamiento, 2001), también protagonizada por Denzel Washington; Shooter (El tirador, 2007), Los amos de Brooklyn (2009) o Redención (2015).
El segundo soporte del éxito es contar, para las tres entregas de la saga, con el extraordinario Denzel Washington, sin duda uno de los mejores actores actuales y el mejor actor de color de su generación. Y la tercera pata del taburete es una realización con un ritmo, un montaje, una fotografía y un acompañamiento musical perfecto para la historia y las secuencias de acción.
Como todos los cineastas, Fuqua bebe de diversas influencias, y aunque su sello y su estilo resultan inconfundibles, estaría en esta saga claramente influenciado por el brillante Tony Scott de El fuego de la venganza (2004), también, por cierto, protagonizada por Washington.
En la trilogía que compone The Equalizer, Fuqua reinventa la figura del vigilante-justiciero, un icono ya del cine policíaco y de acción de los años setenta y ochenta y que creó un subgénero propio dentro del thriller (a este respecto, consultar el capítulo específico sobre este tema en mi libro Balas, sirenas, patillas y jazz: las décadas del Neo Noir, 2020, 3a Edición actualizada). En dichas décadas, actores ya míticos como Charles Bronson, Mel Gibson o Robert De Niro encarnaron esta figura (que tanto juego ha dado posteriormente en el cine policial y de acción) en títulos como El justiciero de la ciudad (Michael Winner, 1974), Mad Max (George Miller, 1979) o Taxi Driver (Martin Scorsese, 1976), éste último, sin duda, el mejor y más complejo justiciero urbano de las últimas décadas, canalizado a través del personaje del trastornado Travis Bickle / Robert de Niro.
En esta última entrega de The Equalizer, nos reencontramos con el samaritano justiciero que interpreta magistralmente Denzel Washington. Desde que renunció a su vida como asesino para los servicios secretos, Robert McCall (Washington) ha luchado para reconciliarse con su pasado. Tan solo encuentra consuelo y redención en hacer justicia en favor de los oprimidos. Felizmente retirado en el sur de Italia, descubre que sus nuevos amigos están siendo sometidos a extorsión por parte de los jefes del crimen local. A medida que los acontecimientos comienzan a complicarse McCall se convertirá, una vez más, en “el protector”, y se enfrentará a la terrible mafia local de la Camorra.
Con guion de Richard Wenk, Richard Lindheim y Michael Sloan, una banda sonora a cargo de Marcelo Zarvos, una contundente fotografía de Robert Richardson, y con unas escenas de acción perfectamente ensambladas y realizadas, ésta última entrega de The Equalizer supone un broche de oro para una saga que ocupa ya, por derecho propio, un lugar destacado en el mejor cine de acción de este nuevo siglo XXI.
GONZALO J. GONZALVO
Escritor y Crítico de Cine