viernes, 29 de junio de 2018

El hombre que mató a Don Quijote (2018)***

Dir: Terry Gilliam
Int: Jonathan Pryce, Adam Driver, Olga Kurylenko, Stellan Skarsgard, Joana Ribeiro, Óscar Jaenada, Jordi Mollà, Rossy de Palma, Jason Watkins, Paloma Bloyd, Sergi López, Mario Tardón, Joe Manjón, Bruno Sevilla, Patrik Karlson, Viveka Rytzner, Lídia Franco, Maria d'Aires, Juan López-Tagle.  

Aunque no ha tenido demasiada fortuna en la cartelera zaragozana, de la que ya ha desaparecido, no me resisto a comentar esta película de Terry Gilliam. Primero por lo atractivo que resulta que vuelva a dirigir la mirada hacia la obra de Cervantes, segundo por que aunque tampoco ha tenido demasiada fortuna entre la crítica, estamos ante una adaptación más que recomendable que seguro podrán ver, aunque no sea en las salas. Yo pude disfrutarla en los cines Aragonia de Zaragoza en versión original con subtítulos en español. 



Hay una razón más por la que tenía ganas de verla. Se trataba de una obsesión personal de Gilliam, el que fuera miembro (el único norteamericano) de ese insuperable grupo británico de actores-creadores-cineastas-humoristas llamado Monty Python.



En 1998, Gilliam, inició la preproducción de The Man Who Killed Don Quixote, un filme que protagonizarían Jean Rochefort (Quijote) y Johnny Depp (Toby Grisoni, una renovada imagen para Sancho) que nunca pudo terminarse. De las peripecias por las que pasó el equipo y el mismo director, acosado por los inversores y las tormentas inesperadas dio buena cuenta el magnífico documental Lost in La Mancha (2002), de Keith Fulton y Louis Pepe, una lección de cómo una pasión imparable puede ser destruida por el azar y por cierta querencia de Gilliam por el caos y la improvisación. Su pasión por los arquetipos creados por Cervantes ha estado muy presente en otras de sus películas (por ejemplo en El rey pescador, de 1991), lo que no significa que abandonara el proyecto de reinventar El Quijote. De hecho, ese sueño se ha hecho realidad en esta película que ahora comentamos.



Toby (Adam Driver), un director joven y de prestigio, provocó, sin saberlo, en un proyecto de juventud que suponía una nueva adaptación de la obra de Cervantes, y de un modo algo inesperado, los estrafalarios delirios de un viejo zapatero español que se cree el mismo Don Quijote. Asumiendo, ya famoso como director, una nueva adaptación, intenta reencontrase con el viejo zapatero/Don Quijote del pasado, lo que provocará una serie de  aventuras, a medio camino entre lo onírico y la realidad, que le sitúan en un mundo cada vez más surrealista. 



Terry Gilliam recupera el guion de aquel viejo proyecto y lo reconstruye con elementos que recuerdan los desgraciados incidentes que abortaron el viejo proyecto (para conocerlos en detalle recomiendo el documental de Fulton y Pepe, antes citado). Sorprende, a pesar de la delirante inventiva de este realizador irregular, pero siempre sugerente, la fidelidad a los arquetipos cervantinos e incluso el respeto a algunos episodios y sucesos de la novela. Aunque Gilliam puede resultar algo anárquico (marca de la casa), la película resulta más contenida de lo habitual, el trabajo de actores (excelentes Pryce y Driver) destaca por su sobriedad y hacen que el texto cervantino (sobre todo el encarnado en Pryce-Don Quijote) suene apropiado incluso en inglés. 

En definitiva, les recomiendo que recuperen esta revisión de la obra de Cervantes por parte de Terry Gilliam, seguramente el director de cine más "quijotesco" de la historia.

Roberto Sánchez.

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