Int: Helen Mirren, Alan Rickman, Aaron Paul, Barkhad Abdi, Iain Glen, Phoebe Fox, Carl Beukes, Richard McCabe, Tyrone Keogh, Babou Ceesay, James Alexander, Lex King, Daniel Fox, John Heffernan, Luke Tyler, Jeremy Northam.
Los ojos que todo lo ven: la guerra silenciosa.
Eye in the Sky, título original que rinde homenaje al homónimo temazo musical de Alan Parsons Project (magnífico grupo que, hoy día, será desconocido para muchos) es el último film de Gavin Hood, director que comienza en el largometraje en 1999 con Luchar por sobrevivir (A Reasonable Man), film que le supuso varios premios internacionales. Más conocido por trabajos como X Men orígenes. Lobezno (2009), o la más reciente El juego de Ender (2013), nos entrega ahora esta Espías desde el cielo (2015). En ella, Katherine Powell, una coronel del ejército de los Estados Unidos experta en lucha anti terroristas (encarnada por Helen Mirren), dirige a distancia una operación de alto secreto para eliminar a unos objetivos islamistas radicales en Kenia.
La estrategia militar se verá enfrentada a la burocracia y a los altos cargos políticos para garantizar la "legalidad” de dicha acción. Pero a toda esta complejidad (la operación requiere de drones de alto nivel manejados y coordinados desde distintos lugares), se le unirá un elemento inesperado: una niña keniata que decide colocar su puesto de venta de pan en un lugar que ha dejado de ser seguro.
Con la tecnología de moda de los drones (inicialmente creada para fines militares) y, ahora, aplicada a muchas otras finalidades, como las agrícolas o el puro ocio, Espías desde el cielo se constituye (o se arma, nunca mejor dicho) en un thriller bélico que utiliza el suspense como herramienta fundamental. Mientras el secretario de Estado de exteriores, el fiscal jefe y otros altos funcionarios se predisponen a visionar y comentar cómodamente desde sus despachos el desarrollo de la misión (incluso en albornoz, en un hotel de un destino exótico, uno de ellos), un aparato militar de alta tecnología ubicado también en distintos escenarios a distancia, lejos del enemigo real, se dispone a ejecutar la misión perfectamente coordinados por la coronel Powell (una espléndida, como siempre, Helen Mirren).
El filme de Gavin Hood mantiene en tensión al espectador de principio a fin, apoyado por un eficaz guión de Guy Hibbert y por una planificación visual impecable que pasa de un lugar a otro para introducir al espectador, literalmente, dentro de los escenarios donde se desarrolla la acción. La cámara "objetiva" de los drones, en un inteligente juego, pasa a ser "subjetiva", como si fuesen unos actores más, convirtiéndose en los ojos cómplices del espectador.
Temas como la “legitimidad” de las guerras y sus ataques, los llamados “daños colaterales” (víctimas inocentes) o el conflicto entre las decisiones puramente militares y las políticas, salen a colación dentro de esta historia en la que la gran actriz Helen Mirren ((Oscar por The Queen, 2006, Stephen Frears), a la que hemos podido ver recientemente en Trumbo (2015, Jay Roach, véase crítica en esta misma página web) se lleva el gato al agua con su carisma y perfección interpretativa, encarnando a esta dura y profesional coronel del ejército de los Estados Unidos.
En definitiva, Espías desde el cielo es un retrato diferente de un nuevo tipo de guerra de alta tecnología (aunque guerra al fin y al cabo) en la que, al final, “matar o no matar” sigue siendo el principal dilema ético.
Una forma de matar, la de la guerra del siglo XXI y venideros, cada vez más aséptica, controlada desde pantallas de plasma y ordenadores. Eso sí, hay una cosa que nunca cambia: las víctimas civiles e inocentes cuya única maldad, sean hombres, mujeres, ancianos o niños, es tener que sobrevivir en infernales zonas de conflicto altamente candentes y peligrosas.
Y es que los muertos, aunque quieran, nunca pueden protestar.
Gonzalo J. Gonzalvo
-Aragonia, C. Grancasa, Palafox-
Creo que el mejor antídoto a esta fascistada es volver a ver el "Dr. Dtrangelove" de Kubrick. La guerra mancha. O lo hacía hasta que se inventaron los drones. Desde entonces -un paso más allá en la paulatina desinfección de las conductas y conciencias punitivas tal y como fueron descritas por Foucault- matar es un ejercicio limpio. Por fin. Espías desde el cielo cuestiona este precepto. O eso al menos pretende Hood al analizar la moralidad (o no) de un acto de guerra.
ResponderEliminarEl director ha construido un thriller tan efectivo y resultón como tramposo y rídiculo. Leo esto y lo comparto totalmente.
¿Es lícito sacrificar a un inocente en aras de la consecución de un objetivo supuestamente justo? ¿Qué hacer cuando una niña se interpone en el trayecto del misil que pretende aniquilar a unos terroristas suicidas? Con este ritual, llorón y algo pedestre punto de partida, el director construye un thriller tan efectivo y resultón como tramposo y ridículo. Lo malo no es lo evidente de un planteamiento que se limita a seguir las dudas de un soldado que no entiende su trabajo; lo verdaderamente triste es la utilización fraudulenta de la infancia como excusa para el lagrimeo tontorrón. Tanto como la guerra o más, el melodrama estúpido también mancha.